Ya es costumbre que en los diagnósticos del acontecer político en el nivel
nacional se concluya, en la mayoría de los casos, que la culpable por la
ausencia de unidad y práctica democrática es la polarización entre el Psuv y la
MUD; de ahí que la solución a ese problema radique en atacar la polarización
mencionada con miras a que en las elecciones del 2015 los resultados electores
reflejen una mayor equidad y ecuanimidad como lo establece la Constitución en
su artículo 63.
El planteamiento anterior, que no compartimos totalmente, obliga a algunas
precisiones. Primero, en una connotación del DRAE polarizar es “orientar en dos
direcciones contrapuestas”; nosotros creemos que la actual polarización
política no debe ser entre el Psuv y la MUD (porque no son contrapuestos) sino
entre DEMOCRACIA y DICTADURA. Si usted se considera demócrata, ¿dudaría en
polarizar contra una dictadura?; si su respuesta es un no tajante únase al club;
si su respuesta es un no con matices, entonces indague sobre la fracción y/o
porcentaje que aceptaría; pero desde ya le diremos que no los conseguirá porque
la oposición a una dictadura no admite medias tintas.
Por eso, hay que reconocer que la “polarización” entre el Psuv y la MUD no
sólo es falsa sino altamente perjudicial para el rescate de la democracia, es
decir, en la lucha contra la dictadura chavista porque convierte a la oposición
en un aliado de la dictadura al “lavarle la cara” con la supuesta polarización.
Al entronizarse una dictadura de un partido (hegemonía), éste y los otros ya no
podrán jugar el papel que la democracia les ha asignado, tanto es así que la
misma Constitución prevé este cambio de roles (rebeldía) y llama a polarizar la
dictadura cuando en el artículo 350 establece: “El pueblo de
Venezuela…desconocerá cualquier régimen…que contraríe los valores, principios y
garantías democráticos”
Con base en lo anterior, ¿cuál es el papel que juega actualmente la llamada
oposición venezolana?, la de una hegemonía de segunda o segundona, según se
mire. Veamos, la dictadura chavista ejerce la hegemonía nacional en todas las
áreas políticas y algunas sociales como la informacional; mientras que la
oposición intenta ejercer la hegemonía partidista entre los propios opositores;
esta es la tarea que la dictadura chavista encomendó al partido Primero
Justicia y que éste ha venido cumpliendo fiel y eficientemente. En toda
contienda electoral PJ compite por, y se contenta con, el segundo lugar en
espera de lo fortuito o sobrevenido, de ahí que sus principales adversarios no estén en el
Psuv sino en la MUD.
Cuando decimos Primero Justicia englobamos a los fundadores y disidentes,
es decir, a Julio Borges y a Leopoldo López; de hecho, la gran batalla por la
hegemonía “opositora” es entre los viejos de PJ y los bisoños de VP; ambos
pretenden lo mismo: liderar el segundo lugar en las próximas elecciones para la
Asamblea Nacional.
¿Qué hacer? Votar contra todo lo que huela a PJ y VP y a cualquier partido;
hace mucho tiempo que expropiaron nuestra decisión y nos obligaron, chantaje mediante, a votar por personas que no respetan las
minorías y nulifican el principio constitucional del voto directo y secreto. Si
ellos son los que tienen la razón, entonces que lo demuestren, pero sin nuestro
voto. Lo otro que debería hacerse es presentar una sola tarjeta que sirva de
opción a la oposición no partidista. Así, los ejemplos apartidistas de las Scarano
y Ceballos contrastan, elocuente y positivamente, con la negatividad del “show” partidista de
los Arellano. Mirémonos en ese espejo.