En la confrontación ya iniciada
entre la nueva AN y la vieja dictadura chave-madurista, el primer “round” parece
haberlo ganado el malandraje oficialista; mejor sin el “parece” para no caernos
a embustes, la oposición fue derrotada, y punto. Sin pretender tener la Razón en cuanto al comentario crítico, sino las propias como
diría Antonio Machado, nos animamos a exponerlas sin la pretensión de buscar
verdades sino tácticas y estrategias que nos reivindiquen en los próximos
“rounds”. La primera consideración refiere a la naturaleza política de los
contendores: una férrea dictadura vs una cándida democracia; esto hizo que
mientras la dictadura ya había tomado por asalto el recinto de la AN, los
parlamentarios opositores se atrincheraban detrás de leyes y poderes hace rato
conculcados.
El reconocimiento de la dictadura y la resistencia a ella supone que ésta,
en su condición de tal, nunca jugará limpio porque es su naturaleza y su deber
(dictadura no respeta leyes ni puede perder elecciones), como ha sucedido
actualmente con las elecciones de la AN, que al no poder ganarlas, arrebataron.
Por eso sorprendiera que hasta el final
de la primera escaramuza los opositores se sintieran confiados y hasta
arrogantes. Al final de este primer round, dictadura es dictadura y oposición
es mezcla de ingenuidad e ignorancia. ¿Qué debió pretenderse en aras de la
razón y el derecho? ¿Inmolar la joven asamblea? Todavía no, porque cuando eso
suceda las llamadas fuerzas de la democracia deberán hacerse presentes en la calle, el país y naciones amigas.
Mientras, toca esperar.
El futuro reto para el sector opositor es ganar más adeptos que batallas. Los
resultados del 6-D fue un gran comienzo, pero todavía hay gente que piensa más
en el estómago que en la democracia. Cuando la mayoría opositora salga a la
calle, a votar o protestar, deberá hacerlo con un espectro político que supere,
en mucho, la actual unidad opositora. Mientras tanto se debe actuar en
consecuencia: denunciar puertas adentro los abusos que el Gobierno ejecute en
aras y a la sombra de su condición totalitaria. Puertas afuera, mantener e
incrementar el repudio que un buen
número de países mantiene y aumenta frente al desgobierno venezolano. Las
principales fuerzas con las que cuenta la nueva AN son los siete millones y
medio de electores de la última elección y el repunte del apoyo internacional. Este
apoyo no debe derrocharse, mas mientras llega su momento hay que mantener la
maquinaria aceitada.
La oposición debe abocarse a debatir, con o sin los representantes del
oficialismo, lo concerniente a la economía del país. Que los técnicos, si los
tiene, de la AN propongan los aspectos de la economía en los que Gobierno y
oposición puedan acordarse. De no ser posible, entonces habría que pensar los
mecanismos para solicitar la opinión del soberano (los 7.700.000 del 6-D)
Los abusadores seguirán abusando, por eso hay que diseñarle y escribirle su
bitácora de iniquidades y ventilarlas nacional e internacionalmente; pero también
los opositores deben tener la suya, quizás no de iniquidades pero sí de “fe de
erratas”. Los que quieran tener su guerrita particular pueden hacerlo, pero sin
poner en peligro los avances de la unidad.