domingo, 29 de mayo de 2016

Venezuela en dos palabras: tiene hambre

No sólo de los alimentos que nutren el cuerpo, y que no se encuentran (proteínas, carbohidratos, vitaminas y medicamentos, entre otros) sino también del alimento socio político: observancia de la ley y respeto a los principios democráticos en un marco de libertad. A riesgo de lucir fuera de contexto al evaluar la prioridad del tratamiento de las carencias antes mencionadas, diríamos que es lo relativo al alimento socio político el que debe ser priorizado en su tratamiento. ¿Por qué? Porque no puede saciarse el hambre física sin antes haberlo hecho con el hambre espiritual; de otro modo, la perspectiva sería más veterinaria que humanista.

Venezuela es un buen ejemplo de lo anterior.  Veamos. El 6-D (2015) la oposición obtuvo una delirante victoria durante la elección de la nueva AN con un margen de un 66%, es decir, mayoría calificada. El oficialismo perdió la Asamblea Nacional y, desde entonces, toda la política del Gobierno se ha centrado en hilvanar un rosario de argucias y triquiñuelas para que no se defenestre, legalmente, al señor Maduro. Así,  el TSJ comenzó por expropiarle, impunemente,  al  Estado Amazonas a tres de sus diputados, con lo cual dejaron sin efecto la mayoría calificada que la oposición había obtenido en buena lid. Resultado, ahora estamos frente a una política errada que debe urgentemente rectificarse, pero que no se puede porque Maduro lo impide. Mientras no se sacie el hambre política, sólo tendremos la maltrecha sobrevivencia del hambre física.

Lo anterior demuestra que la dictadura madurista no permitirá un juego limpio con relación a las salidas electorales porque sabe que la oposición ganaría, de aquí y en adelante, cualquier contienda electoral que pretenda ser limpia y justa. Eso pareciera  la descripción de juego trancado; sin embargo, la oposición no le podrá ganar políticamente a la dictadura “madurista”, pero el “chavismo” sí. La defensa de la Revolución Bolivariana no pasa, necesariamente, por el sacrificio de ésta en aras de hacer que perdure el “madurismo”.  La defensa de la Revolución Bolivariana pasa por un diálogo y un compromiso entre el chavismo (que no solo Psuv y Polo Patriótico) y la oposición (que no solo PJ, VP y un NT). Un compromiso que culmine en una transición consensuada.


Un proceso de transición política y socioeconómica  debería  ser el vehículo que haga factible la propuesta anterior. Para alcanzarla es necesario instrumentar un diálogo que deje de lado la retórica madurista y que comience por atender prioritariamente la inflación y la productividad. Con solo prestar atención preferente a esos dos rubros se estaría dando un golpe psicológico con una iniciativa que no es hija de nadie pero de los cuales todos seríamos padres. Por supuesto, no pretendemos que esta sea  la única propuesta, ni la única con pretensiones de éxito; de hecho, la única certeza que podemos defender  es que esta propuesta, y las otras que se puedan presentar, siempre será mejor que el marasmo “madurista”  Ah, y que lo que se proponga mañana debió haberse hecho ayer.

jueves, 12 de mayo de 2016

La “eficiente” inutilidad

Durante la Guerra de los Seis Días entre israelíes y egipcios (1967), y que ganaran arrolladoramente los primeros,   circuló a título de sarcasmo jocoso un chiste, según el cual, Nasser habría pedido a su contraparte soviético que le enviase más aviones de combate, a lo que éste habría respondido afirmativamente con un solo requerimiento: si los enviaba enteros o desbaratados para evitarle ese trabajo a los egipcios. Eso es lo que llamamos “eficiente” inutilidad, la incapacidad de sacar ventaja aunque se tengan todas las de ganar.

El chiste viene a cuento cuando analizamos el comportamiento de la AN frente a los desmanes del TSJ, que rechaza cualquier iniciativa de la Asamblea sin que ésta se tome el trabajo de disentir, mucho menos de protestar. Ante las propuestas del Parlamento el TSJ,  en aras de una mayor eficiencia burocrática, debería elaborar un formato con un membrete que destacara  la inconstitucionalidad de cualquier asunto que provenga de la AN, porque lo que importa es el origen parlamentario; y hacerlo firmar por el Presidente de la AN para dejar constancia de su entrega, en su doble acepción, al Ejecutivo.

Ante cada desmán del TSJ la AN queda paralizada; semeja la inmovilidad que aqueja a los conejos que en las cacerías nocturnas se ven sorprendidos por el  haz de luz de los faros de los vehículos de los cazadores. Los pobres conejos no osan moverse, y los diputados oposicionistas  de la Asamblea tampoco.  Mas, hay una diferencia sustancial entre los conejos de los llanos y los del parlamento: los primeros se enfrentan por primera vez a esa experiencia, los segundos sabían lo que pasaría antes de comenzar la cacería. En el ajedrez, como en política, los buenos jugadores y los buenos políticos siempre prevén las jugadas alternativas (Plan B, C, etc.) que aseguren darle jaque mate al Rey contrario.

No sabemos si los partidos de la MUD planifican la consecución de sus metas, hasta ahora sólo sabemos de su preocupación por alcanzar las metas, casi bíblicas por el protagonismo de María, José y Juan, pero muy poco se sabe, a pesar de haber transcurrido casi un semestre de habérsele prometido al país,   de las ideas opositoras con las cuales enfrentar la crisis económica que agobia al país; de los cambios posibles en el sistema electoral (la proporcionalidad por ejemplo); y la eliminación de la reelección indeterminada, entre otros.


Por supuesto, para enfrentar una dictadura como la que padecemos hay que dejar de ser conejos que se pueden encandilar. Planificar la consecución de metas y no ladrar tanto si a la postre no tienen intenciones de morder. Es posible, y bastante probable, que la MUD no tenga líderes que puedan, idóneamente, enfrentar esta crisis, pero una dirección colectiva (que no colectivo) si lo tendrá. La unidad opositora sigue siendo un desafío que deberá concretarse con todas las fuerzas que adversan este régimen, no sólo la MUD, para atender la convocatoria que permanentemente nos hace la Constitución mediante su artículo 350 a desconocer cualquier tipo de dictadura.

viernes, 6 de mayo de 2016

La convocatoria al diputado No. 113

La victoria de la oposición el 7-12-2015 se volvió sal y agua por el mal manejo del liderazgo opositor. Después de dejarse robar, sin chistar y sin pudor,  la representación de la diputación del Estado Amazonas la mesa quedó servida para que el TSJ hiciera lo que le diera la gana con las decisiones tomadas por la AN que, en resumidas cuentas, se concretan en una sola: declarar inconstitucional cualquier iniciativa asumida, y hasta pensada, por el parlamento. La gravedad de la situación no estriba tanto en el reiterado abuso del tribunal, pues, al fin y al cabo, se está bregando contra una dictadura que no escatima desmanes ni violaciones, sino a la reacción del propio parlamento (mayoría) que al ser requerido por su reacción frente a los abusos del  alto tribunal, admite que ellos seguirán aprobando leyes aunque el  alto tribunal  las desconozca. ¿Y entonces?

Si la actitud del “Supremo” es censurable, la de la Asamblea Nacional es inaudita, pasando por dañina,  ya que no ha sabido defender la ganancia electoral  que significó el 7-12-2015. En consecuencia, es el momento de cambiar la estrategia del Parlamento. No se trata sólo de aprobar leyes, sino de aprobarlas y defenderlas de los abusos del Poder Judicial, y de cualquier otro poder; especialmente del Ejecutivo que, en Venezuela, es el  que controla a todos los demás.  Para ello es necesario convocar al parlamentario opositor No. 113, es decir, al que lleva por nombre” Opositor” y por apellido “Mayoría”. Primero hay que reivindicar esa mayoría opositora, habría que manifestar y denunciar frente al TSJ y organismos internacionales el despojo de que ha sido víctima la oposición y la democracia venezolana, y  ponerle fecha a la devolución de lo sustraído.  

La conducta del Poder Judicial, y la de los otros poderes durante el  lapso posterior a la instalación de la nueva AN,  ha evidenciado como único propósito salvar a Maduro y su Gobierno de una segura derrota electoral por cualquiera de las vías señaladas en la Constitución. Por eso tuvieron que escamotearle a la oposición los diputados de Amazonas; de este modo quebraron la mayoría calificada que la oposición obtuvo limpiamente en las urnas, pero que no supo ni defender ni mantener.

Actualmente asistimos al despliegue de argucias y triquiñuelas exhibidas por el Psuv y Maduro para evitar  que este último sea revocado. El hombre es lo peor que se pueda concebir y padecer como gobernante, pero no está solo en su mediocridad administrativa, lo acompañan los llamados “enchufados”, suerte de ladrones de arte menor y dinero devaluado que le impiden a Maduro una muerte política eutanásica, es decir, con dignidad.


Si  la oposición está dispuesta a enfrentar  la dictadura deberá reconocerla como tal; y utilizar en ese enfrentamiento la única arma eficiente y eficaz capaz de lidiar con regímenes de esta clase: la calle. Ello supone que el parlamentario “113” debe ser activado para cumplir con una agenda pro revocación. Una agenda que señale los plazos máximos que les sería permitido a los abusadores, antes de activar el diputado “113”. De no actuar según agenda igual o similar a ésta, la lucha por el revocatorio estaría condenada a seguir la caprichosa y burlona agenda  de Cabello, Rodríguez y Aristóbulo, que inexorablemente conduce al atornillamiento, con toda la impunidad del caso, de lo enchufados.