El comportamiento último del gobierno madurista: encarcelamiento de
opositores a troche y moche sin pruebas y sin decencia, no deja lugar a dudas
acerca de su carácter dictatorial; pareciera que en cuanto a la calificación de
la dictadura el régimen ya agotó su ración de eufemismos. Afortunadamente,
pensábamos algunos, nuestra Constitución había previsto lo conducente cuando en
su artículo 350 establece: “El pueblo de
Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la
paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que
contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los
derechos humanos” Sin embargo, aunque el gobierno de Maduro es un retrato fiel de la
dictadura que el legislador previó y quiso evitar, a nadie se le ha ocurrido
pedir la activación del 350 ¿Por qué?
Porque en todas las elecciones celebradas durante el período 2000-2012
(exceptuando el referéndum de2007) el aprendiz de dictador recibió un cheque en
blanco (poderes públicos conculcados) que soslayó la oportunidad, pertinencia y
validez del 350. Durante ese lapso Venezuela padeció la estafa perfecta:
aquella que, chequera mediante, es aplaudida y bienvenida por los propios
estafados. ¿Ignorancia?, ¿soborno al por mayor?, ¿miseria ideológica?,
¿incompetencia administrativa?; todas ellas, especialmente la ultima mencionada
que puso a los expertos en economía (dentro y fuera del país) a preguntarse no
el porqué de la súbita ruina económica y política, sino ¿por qué la habíamos
permitido? Aquí aplica el viejo refrán: “Sarna con gusto no pica, y si pica no
mortifica”
La muerte del caudillo no ha significado una rectificación ni en lo económico
ni en lo político; por el contrario, la represión se ha acentuado y la
violación de los derechos humanos campea por sus fueros, en consecuencia,
pareciera necesario mirar hacia el 350 para luchar constitucionalmente contra
el embrión dictatorial. La activación del decreto no es puntual en cuanto
tiempo y acción, sino resultado de un proceso que, como mínimo, generen dos
condiciones que aseguren su viabilidad y efectividad: la unidad nacional de los
sectores de oposición y la demostración incontrastable de que esta última es
mayoría. La primera condición trascendería el nivel de partidos, aunque no los
excluiría; la segunda se manifestaría no sólo en el plano electoral, sino
también en la calle y en la opinión de la comunidad internacional.
Con base en lo anterior podría
decirse que la lucha eficiente y eficaz contra la dictadura comienza al
constatarse que la oposición es mayoría en todos los ámbitos mencionados: urnas
electorales, calle y opinión de la comunidad internacional. Falta mucho para
eso, aunque el déficit en el respaldo a Maduro de la comunidad internacional se
ha agrandado y sólo parece contar con el escuálido apoyo de los países que
están en la nómina de Miraflores.
La unidad nacional de los opositores
y una eventual mayoría de la misma es “harina de otro costal” que casi hace
frontera con los predios de la utopía. Lo que hasta ahora se ha considerado
como unidad opositora es un acuerdo entre partidos que privilegia sus intereses
en contra del interés nacional. Primero Justicia y Julio Borges son los
abanderados de esta política. Ahora se habla de refundar una Unidad que nunca
llegó a fundarse. Si no hay unidad nacional es ocioso pensar en ser mayoría.
No debería permitirse que PJ y Borges sigan usufructuando una unidad en la
que no creen y sabotean. La Unidad nacional debe deslastrarse de siglas y
conveniencias; su único propósito debe ser combatir y derrotar la dictadura; y
su única estrategia, por ahora, es oponerse a los desmanes y autoritarismo del
desgobierno madurista. Por eso, quien considere válidas las
consideraciones anteriores no debe dudar
en hacer el esfuerzo y sacrificios necesarios para que en las venideras
elecciones legislativas se comience a forjar una Unidad Nacional que trascienda
no sólo a los partidos sino también a las agrupaciones autodenominadas
progresistas. Para identificarla basta con el gentilicio.
Hazlo, y estarás dando el primer paso hacia la conformación de la Unidad
Nacional y, eventualmente, la constatación de la mayoría opositora para la
exitosa activación del 350.