miércoles, 25 de febrero de 2015

Del 350 y la mayoría opositora

El comportamiento último del gobierno madurista: encarcelamiento de opositores a troche y moche sin pruebas y sin decencia, no deja lugar a dudas acerca de su carácter dictatorial; pareciera que en cuanto a la calificación de la dictadura el régimen ya agotó su ración de eufemismos. Afortunadamente, pensábamos algunos, nuestra Constitución había previsto lo conducente cuando en su artículo 350 establece: “El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos” Sin embargo, aunque  el gobierno de Maduro es un retrato fiel de la dictadura que el legislador previó y quiso evitar, a nadie se le ha ocurrido pedir la activación del  350 ¿Por qué?

Porque en todas las elecciones celebradas durante el período 2000-2012 (exceptuando el referéndum de2007) el aprendiz de dictador recibió un cheque en blanco (poderes públicos conculcados) que soslayó la oportunidad, pertinencia y validez del 350. Durante ese lapso Venezuela padeció la estafa perfecta: aquella que, chequera mediante, es aplaudida y bienvenida por los propios estafados. ¿Ignorancia?, ¿soborno al por mayor?, ¿miseria ideológica?, ¿incompetencia administrativa?; todas ellas, especialmente la ultima mencionada que puso a los expertos en economía (dentro y fuera del país) a preguntarse no el porqué de la súbita ruina económica y política, sino ¿por qué la habíamos permitido? Aquí aplica el viejo refrán: “Sarna con gusto no pica, y si pica no mortifica”

La muerte del caudillo no ha significado una rectificación ni en lo económico ni en lo político; por el contrario, la represión se ha acentuado y la violación de los derechos humanos campea por sus fueros, en consecuencia, pareciera necesario mirar hacia el 350 para luchar constitucionalmente contra el embrión dictatorial. La activación del decreto no es puntual en cuanto tiempo y acción, sino resultado de un proceso que, como mínimo, generen dos condiciones que aseguren su viabilidad y efectividad: la unidad nacional de los sectores de oposición y la demostración incontrastable de que esta última es mayoría. La primera condición trascendería el nivel de partidos, aunque no los excluiría; la segunda se manifestaría no sólo en el plano electoral, sino también en la calle y en la opinión de la comunidad internacional.

 Con base en lo anterior podría decirse que la lucha eficiente y eficaz contra la dictadura comienza al constatarse que la oposición es mayoría en todos los ámbitos mencionados: urnas electorales, calle y opinión de la comunidad internacional. Falta mucho para eso, aunque el déficit en el respaldo a Maduro de la comunidad internacional se ha agrandado y sólo parece contar con el escuálido apoyo de los países que están en la nómina de Miraflores.

 La unidad nacional de los opositores y una eventual mayoría de la misma es “harina de otro costal” que casi hace frontera con los predios de la utopía. Lo que hasta ahora se ha considerado como unidad opositora es un acuerdo entre partidos que privilegia sus intereses en contra del interés nacional. Primero Justicia y Julio Borges son los abanderados de esta política. Ahora se habla de refundar una Unidad que nunca llegó a fundarse. Si no hay unidad nacional es ocioso pensar en ser mayoría.

No debería permitirse que PJ y Borges sigan usufructuando una unidad en la que no creen y sabotean. La Unidad nacional debe deslastrarse de siglas y conveniencias; su único propósito debe ser combatir y derrotar la dictadura; y su única estrategia, por ahora, es oponerse a los desmanes y autoritarismo del desgobierno madurista. Por eso, quien considere válidas las consideraciones  anteriores no debe dudar en hacer el esfuerzo y sacrificios necesarios para que en las venideras elecciones legislativas se comience a forjar una Unidad Nacional que trascienda no sólo a los partidos sino también a las agrupaciones autodenominadas progresistas. Para identificarla basta con el gentilicio.


Hazlo, y estarás dando el primer paso hacia la conformación de la Unidad Nacional y, eventualmente, la constatación de la mayoría opositora para la exitosa activación del 350.

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