viernes, 15 de mayo de 2015

La elección de la AN no es final sino comienzo

El Secretario General de la MUD, durante un programa de radio,  dibujaba  en una súper optimística pincelada el panorama de la oposición después que esta gane las elecciones para elegir la AN. No se le aprobará más leyes habilitantes al Ejecutivo, se adecentarán y controlarán los poderes públicos, se meterá en cintura al Presidente de la AN, se aumentará la productividad, se controlará la inflación, y hasta se conminará, de acuerdo a las circunstancias, a Maduro para que cambie el Gobierno o renuncie.

Todo lo anterior  con base en que cuando el Gobierno pierda (los opositores no  conciben otro resultado) responderá al sector opositor con un comportamiento democrático. Estas cándidas conclusiones nos hacen recordar los versos de Rodríguez Cárdenas, en los que al  oírse la descripción del supuesto paraíso de los negros se exclama: “¿Y dónde queda esa tierra negro mojíno, que ya me tienes la boca aguá?”Al igual que en los versos del poeta, la ilusión campea en el sector de oposición; por eso se imponen algunas precisiones y arrimar un poco el “perol” para que el secretario del organismo opositor, y los líderes partidistas, puedan, eventualmente, atinar alguna vez.

 Primero, es muy difícil que la oposición gane, o mejor, que el oficialismo pierda. La oposición no podrá ganar mientras no alcance una unidad nacional, y hasta ahora ni lo intenta. La posibilidad de una unidad electoral mediante la aprobación de una tarjeta única ya ha sido saboteada por los partidos PJ y VP; y la “oposición” organizada en la MUD le sigue permitiendo al Gobierno todo tipo de desmanes,  como los abusos  que se están cometiendo a propósito de la demanda incoada por el Presidente de la AN contra el periodismo nacional. ¿Cómo es posible que en el  extranjero se proteste más que en el país por las tropelías que cometen esos señores? La sumisa actitud de la MUD es la principal desmotivación para votar.

¿Qué hacer? No lo sé, pero estoy persuadido de que en cuestiones de lucha política la verdad es la primera que debe dar un paso al frente. No se trata de emular a Churchill prometiendo las socorridas “sangre, sudor y lágrimas”, pero sí admitir que después de las elecciones de diciembre lo nuevo para la oposición es que de ahí en adelante debe marchar unida, no importa los resultados que se obtengan. Será un inventario de fuerzas y una sinceración de prioridades, pero sin saborear el triunfo. Lo peor que puede hacerse es falsear la realidad para hacerla más atractiva al elector; a la postre lo que se consigue es crear falsas expectativas que, al no cumplirse, terminan por configurar una oferta engañosa que queda al descubierto.


Por mi parte votaré, porque no hacerlo es darle mi voto al Gobierno, por eso mi voto no es a favor, sino en contra. ¿De quién? Del gobierno de Maduro que ha continuado el legado dictatorial de Chávez ¿Cómo saber, desde mi perspectiva, que estoy votando bien? Porque lo haré por aquella candidatura que le pueda hacer más daño a la del Gobierno. No importa que la opción ofertada sea de la Cuarta, Quinta o Sexta república. Lo importante es combatir la dictadura cuando aún está en embrión, de otro modo estaremos condenados a sufrir el síndrome castrista. 

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