Con motivo de la derrota sufrida por la oposición durante las elecciones
del 8-12-2013, la unidad de partidos
(MUD) ha considerado la posibilidad de dar a éstos la oportunidad de aprovechar
el receso electoral (años 2014 y 2015) para ”fomentar el desarrollo
relativamente autónomo de los mismos” (1), que se ve amenazado por la “guadaña
igualadora de la tarjeta única” (2) ; en otras palabras, como en los próximos dos años la MUD no tiene nada que
hacer, se les recomienda a los partidos de oposición que se entrenen
separadamente durante este receso electoral. Oposición disfrutando de su año
sabático.
Vean pues, ahora resulta que la culpa (o parte de ella) de la derrota
electoral de diciembre pasado la tiene la descolorida unidad que la MUD
albergara; por eso se recomienda una estrategia que permita a cada partido
desarrollar su musculatura (ya PJ comenzó su calistenia) para tener una
actuación independiente y preponderante durante los próximos procesos
electorales. Se va la MUD, pero pretende llevarse con ella todo vestigio de
unidad.
¿Se le permitirá? Parece que sí, porque el movimiento que se le opone
(Ledezma, Machado y López), si bien están en lo correcto al rechazar y atacar
el “bostezo caprilero”, no proponen un accionar válido e inteligente, sino un
voluntarismo torpe e igualmente partidizado para oponerlo a PJ. Pro y anti MUD
bregarán durante dos años para repartirse la torta que ya comenzaron a poner. Hay
quienes creemos, sin embargo, que todavía es posible una unidad opositora que
supere el anatema de la “anti política” y que ocupe este mal llamado receso
político en la organización de una verdadera oposición.
Lo anterior implicaría: a) una
dirección unitaria que no se estructure con base en la preponderancia del caudal
de votos de los partidos ”mayoritarios” ; b) una conformación incluyente de la
unidad, pues todo el que quiera participar en ella sólo debe comprometerse a
luchar contra la dictadura en ciernes y propiciar la restauración de la
democracia; c) conformar una agenda que confronte todo abuso de poder y
violación de la ley, la actuación de la oposición no puede circunscribirse a la
cíclica participación en los procesos electorales, éstos son vitales en un
régimen alternativo, pero es el batallar diario lo que asegura su realización
en condiciones democráticas.
En torno al acontecer opositor se ventila actualmente un falso dilema: el
chinchorro o la calle. Pareciera fácil y lógico inclinarse por esta última pues
la primera no tiene nada que ofrecer, ya que para ellos la oposición más
eficiente y económica es la que no se hace; mas, la segunda también tiene sus
bemoles pues una oposición voluntarista y escandalosa sólo beneficia al
gobierno. A la calle hay que llegar con un problema focalizado y diagnosticado,
y cuya solución sea factible mediante el establecimiento de metas realistas y
alcanzables. La oposición debe ir a la calle a exponer sus razones porque el
espacio que las democracias destinan a este propósito (Foro Legislativo), en
Venezuela ha sido conculcado.
( 1)
Fernando
Rodríguez. TalCual. Editorial. 5-2-2014
( 2)
Carlos
Raúl Hernández. ¡Al borde de un ataque de nervios! El Universal. 2-2-2014
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