sábado, 28 de noviembre de 2015

La ruptura democrática la produjo el chavismo

La victoria de Macri en las recientes elecciones presidenciales argentinas ha planteado la necesidad de precisar el término democrático, habida cuenta de que el candidato vencedor ha prometido, y reiterado, que cuando asuma la presidencia exigirá a la OEA y otros foros regionales que a Venezuela le sea aplicada la Carta Interamericana De Derechos Humanos. Sin embargo, y a pesar de las evidentes violaciones a la letra y práctica de tal documento por parte del Gobierno venezolano, hay quienes consideran, en el nivel de cancillerías,  que tal acción resultaría temeraria e inaplicable porque en Venezuela no ha habido una ruptura del “hilo democrático”, condición necesaria y suficiente para que al país le sea aplicada tal sanción.

¿Qué entiende el chavismo y sus adláteres por interrupción del hilo democrático? Que el país en cuestión haya sufrido un golpe de Estado clásico, es decir, con militares apropiándose del poder, conculcándose los poderes públicos, violándose descarada e impunemente la Constitución y suprimiendo las elecciones como mecanismo de acceso al poder. Con base en esta conceptualización de la democracia es fácil entender el porqué algunos jefes de Estado y cancilleres rechazan los reclamos de Macri, porque, como dice Rafael Correa: “En este país (Venezuela) rige la democracia y un proyecto político que se ha cansado de ganar elecciones” (Macri, 25/11/2015) Y decimos nosotros, quién tenga dudas que le pregunte a Fidel, quien no ha perdido ni una elección.

Por eso en Venezuela  a pesar que los militares se han apropiado del poder, que han conculcado los poderes públicos,  que  violan constantemente la Constitución y expolian la poca riqueza que le queda al país se considera que todavía no se ha dado un golpe de Estado porque se hacen  elecciones periódicas, aunque su idoneidad esté altamente cuestionada. De ahí la necesidad de clarificar y precisar el contenido  de la Carta Interamericana para que quienes acuden a ella puedan discernir con más claridad la paja del trigo. Así, cuando Correa y sus compinches piensan y conciben la democracia lo hacen desde la óptica dictatorial de los hermanos Castro, es decir, ni libres ni justas, y aupadas por alguna neo dictadura latinoamericana. Conocen y aplican de la Carta Interamericana solo la parte que permite justificar las dictaduras.

Mas para los que se han leído la Carta completa, y además están dispuestos a defender sus postulados democráticos el actual gobierno venezolano no permite el desarrollo del ejercicio democrático. En esta trinchera ya comienzan a aparecer los que consideran que fue el gobierno venezolano el que rompió el hilo democrático y, en consecuencia, merece que se consideren las violaciones señaladas por destacadas personalidades latinoamericanas. En este sentido se inscriben las observaciones y reclamos de Almagros y Macri. El primero al inventariar y denunciar, de manera valiente y responsable, las responsabilidades que el gobierno venezolano ha soslayado o contravenido. El segundo, denunciando el silencio cómplice de muchos países latinoamericanos ante los desafueros chavistas.

Hay, sin embargo, unas precisiones que deben hacerse a unas elecciones con pretensiones  democráticas, como la que se realizará el 6-D en Venezuela y postula la propia Carta Interamericana: que sean libres, justas y basadas en el sufragio universal, y dentro de la separación e independencia de los poderes públicos. ¿Las elecciones pautadas para el 6-D cumplen con estos parámetros? Nada que ver, el propio Ejecutivo se ha encargado de hacer saber que no quiere, ni admitirá,  observadores de la OEA ni la Unión Europea, y que sólo aceptará la ridícula figura del acompañante que alcahuetea Unasur; en otras palabras, no confían en los propios organismos a los cuales están afiliados. ¿Cómo pretender ser honesto si su comportamiento es delictivo?


Ya comenzaron a caer las primeras bajas (Luis Manuel Díaz)  de unas elecciones venezolanas que, al decir de Maduro, si el gobierno las pierde sobrevendrá el apocalipsis. Hablamos de bajas y no de víctimas porque éstas hace rato que están en las cárceles o en el exilio. A Maduro podemos vencerlo sin dificultad en las urnas electorales, pero ¿cómo vencemos el miedo a perder lo poco que tenemos, incluida la vida? No cabe otra, pongámosle más corazón que tripa y salgamos a votar.

jueves, 19 de noviembre de 2015

La OEA dejó de ser insulsa

Las neo dictaduras de América Latina: Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela (no se incluye Cuba porque ésta es la dictadura más vieja de todo el planeta) se acostumbraron, compra o sumisión mediante, a “liderar”, naricear sería más válido, a las seudodemocracias latinas y sus respectivas instituciones. El soborno y la retaliación sustituyeron los procedimientos democráticos por la práctica despótica y totalitaria, tanto, que la decana de las dictaduras latinoamericanas fue invitada con bombos y platillos a regresar al seno de la OEA, de donde había sido excluida desde 1962; en otras palabras, la dictadura cubana regresó al corro de la democracia representativa con pretensiones de paradigma político.

Venezuela, durante las dos últimas décadas, lideró el nacimiento y desarrollo de las nuevas dictaduras latinoamericanas.  Tenía los dos ingredientes básicos: una inmensa riqueza sobrevenida, altos precios del petróleo, y un gobernante que consideró e hizo suya tal riqueza. Consecuencia de esto, las instituciones supuestamente defensoras de la democracia terminaron por concebir y aceptar que ellas no representaban a los pueblos sino a los gobiernos. De ahí que en los organismos como la OEA, por ejemplo, su Secretario General siempre obedeció las directrices del gobierno que lideraba la organización, es decir, Venezuela; aunque en algunos casos, la mayoría, contravinieran los principios democráticos que debía defender la institución. Por supuesto nos referimos al señor Insulza.

Hasta comienzos del tercer lustro (siglo XXI) de la era chavista la mediocridad se enseñoreó en la organización y conducción de la OEA, siendo el Secretario General Insulza el personaje más representativo de la mediocre administración del organismo durante este período. Sin embargo, a comienzos del tercer lustro del siglo XXI los soportes básicos de las neo dictaduras latinoamericanas (económico e “ideológico”) comienzan resquebrajarse casi de manera  simultánea: el deterioro de los precios del petróleo y la salud del dictador; en el 2013 fallece éste y el precio del barril acusa una baja significativa. Ya no es posible mantener la dictadura en estas condiciones, pues su deterioro es, como diría Lucena, definitivamente irreversible.

Mas los herederos ideológicos de Chávez no se dieron, ni se dan, por aludidos y mantienen las prácticas totalitarias y despóticas que caracterizaron el Gobierno del finado dictador, especialmente en lo que concierne a dos áreas claves para el desarrollo político: lo jurídico y lo electoral. En lo que respecta  a la OEA el antiguo Secretario General cohonestó tales prácticas sin emitir el más mínimo reproche político o administrativo; pero, he aquí que desde mayo de 2015 la OEA estrena nuevo Secretario General, Luis Almagro, quien, al parecer, no está dispuesto a dejarse naricear por los facsímiles dictatoriales de la ALBA. Ya no tienen con qué sobornar a nadie, y si lo logran es gracias  a la generosa gratitud por los regalos y dádivas de ayer. En cuanto a las amenazas ya no asustan, basta con preguntarle a Guyana.


¿Qué hizo Almagro para hacerse merecedor de tantos elogios? Le escribió una extensa carta a la señora Tibisay Lucena en la cual puntualiza,  defiende,  reivindica y  exige  las responsabilidades  que el cargo  le exige a él, e invita a la señora Lucena a hacer lo propio. A pesar de la pertinencia y contundencia de la carta de Almagro, esta no tendrá los efectos administrativos que se espera en estos casos, pero dejará claro ante la comunidad internacional que el desarrollo de la dictadura chavista, en Venezuela, no debe gozar de impunidad. 

lunes, 2 de noviembre de 2015

“Como sea y como siempre”

Ganar la contienda del próximo mes de diciembre “como sea” es la amenaza con la cual el señor Maduro nos informa con su peculiar estilo “democrático” que,  no importa lo que el pueblo diga (es la única traducción posible del como sea), él, junto a Unasur y la señora Lucena expropiarán los resultados de esa elección. Posterior a esa declaración (27-10-2015) y,  suponemos que tratando de remendar el capote, declaró lo siguiente: (el propósito de la campaña es)…”movilizar al pueblo y ganar como sea por paliza”, es decir, un “como sea” precisado.  O sea, que en metida de pata, como dicen los españoles, “ya éramos muchos, y parió la abuela”. Lo mejor en estos casos es darle vacaciones a la jeta, pero no creo que el actual encadenamiento lo permita.

Sin embargo, y en honor a la verdad, Maduro lo que está es tratando de ser fiel al legado de Chávez; porque quien inauguró la amenaza electoral de ganar como sea y pronosticar un apocalipsis si la oposición llegara a ganar, fue Chávez. La diferencia estriba que Maduro profiere la amenaza y la deja ahí hasta que se desgasta o se convierte en retórica “revolucionaria”; mientras que las  amenazas de Chávez se cumplieron, en su mayoría, salvo algunas tremebundas como la de freír a los adecos en aceite, aunque quedó claro su desconocimiento, por un rato, de los resultados del plebiscito (2007) en los cuales acompañó su renuencia con golpes de escritorio  y una fétida y escatológica calificación.

Por eso, el “como sea” para ganar elecciones no se estrenará el  6-D; de hecho, su existencia electoral es consustancial al chavismo, excluida la elección de 1998 porque para entonces no sabíamos quién era ni lo que quería Chávez. Pero el “como sea” chavista siempre estuvo allí, por eso  rotulamos “como sea y como siempre”, es decir, mellizos en el  como sea y como siempre en la sumisión de los poderes públicos, en la compra de votos de nacionales y extranjeros, en la dilapidación, saqueo y simple robo de nuestras riquezas, en la estructuración de un CNE parcializado a favor del Poder Ejecutivo, en las brigadas motorizadas de los llamados “colectivos”, en suma, en ese monstruo antidemocrático que solemos calificar de ventajismo electoral. 

¿Los herederos  de la revolución seguirán obcecadamente el legado de Chávez? Parece que sí; de ahí que para la salida a la crisis solo vislumbran un hipotético repunte de los precios del petróleo en un lapso no menor de un año; y el aumento de la gasolina en un momento en que sea menor el daño político que ocasione. ¿Agenciarle a la revolución parte de unos recursos que no supieron cuidar ni reproducir?; ¿continuar reiteradamente instrumentando la política errónea que dio lugar a este desastre y con los mismos actores fracasados?, no parece lo más conducente. Maduro y su gobierno debe ser cambiado en el marco de lo pautado en la Constitución.


Porque el Gobierno ya ha hecho suficientes “méritos” para hacerse acreedor del  desconocimiento pautado en la Constitución mediante el artículo 350 de la misma. El problema no reside en saber si este es un gobierno forajido, eso es como la muerte de Gardel: noticia vieja; lo que verdaderamente importa es cómo probarlo. Por eso, todo el esfuerzo opositor debería estar dirigido a demostrar lo obvio. Por de pronto, considerar que el 6-D ninguno se quede en casa.

domingo, 25 de octubre de 2015

El 6-D puedes salir de Maduro

Algunos opositores al gobierno, dentro de la gama existente, tratan de justificar su desgano ante una posible participación en las elecciones del próximo 6-D, arguyendo que sus resultados no tocarán a Maduro; en otras palabras, todo seguirá igual porque el Gobierno no cambiará, dado el carácter regional de la contienda. Esto será cierto si Maduro gana las parlamentarias, es decir, gana mayoría de curules y  mayoría de votos en el nivel nacional. Si ese fuese el caso, la oposición en la próxima década desaparecería y la contienda política sería entre los vástagos de la vieja generación chavista: Nicolasitos, Gabrielitas y Cabellitas.

Pero en un escenario en que el Gobierno gane en los curules pero pierda la votación en el nivel nacional, entonces las cosas, después del 6-D, serían iguales a las primeras de cambio pero no serían lo mismo, pues el Gobierno tendría pintado en la frente un referéndum plebiscitario que sería constitucional, con un apoyo internacional  a prueba de trampas, y una votación contraria a Maduro superior a la alcanzada por el chavismo en la elección del 6-D. Como puede verse, con base en este análisis, los resultados de la próxima elección no solo tiene que ver con Maduro y su gobierno, sino que es a éste a quien más afecta, pues si perdiera la AN tendría, el mismo 6-D en la noche, que ponerse a hacer maletas. Si gana la AN pero pierde la elección nacional, durará en el cargo un poquito más pero no lo suficiente para continuar la dictadura.

Por eso no entendemos la postura de algunos opositores como los aludidos en el primer párrafo, porque nunca como ahora hemos estado tan cerca, como otrora lo estuvo Chile, de derrotar una dictadura mediante el ejercicio del voto. Pretextos y excusas ya no son válidas porque existe la real posibilidad de que la oposición triunfe; luego, la pregunta que un verdadero opositor a la dictadura debe hacerse es: ¿cómo hacer para que mi voto contribuya lo más posible a la derrota de Maduro?   En esta ruta  hay, todavía, muchos baches que sortear. El más importante es la falta de unidad en el nivel nacional; sin embargo, la unidad regional en algunos casos es posible. Sería criminal que no se lograra acuerdo en aquellas entidades en que la suma de la votación opositora supere al chavismo. Esto afectaría notablemente la posibilidad de ganar la AN.


Ante este panorama, el chavismo se empleará a fondo en la activación de todo su repertorio de trampas y artimañas. Ya lo están haciendo con el arsenal de provocaciones como la que han montado con la acusación a Lorenzo Mendoza. El objetivo está de bulto, generar en la oposición una respuesta emocional, afectiva de acuerdo a lo deleznable de la acusación y provocación. En situaciones como ésta es necesaria responder con cabeza fría a la provocación, pero sin ignorarla; ni mucho menos hacer como el avestruz, esconder la cabeza, estilo de respuesta seguido hasta ahora por el liderazgo opositor. Cada desaguisado del chavismo debe hacerse del conocimiento del pueblo, de la comunidad internacional y de sus organismos competentes. 

lunes, 12 de octubre de 2015

Revolución de lucro sin fines

Este título, “fusilado” a un colega de la Escuela de Educación de la UCV,  refleja un juego de palabras que pretende ser ingenioso y hasta jocoso pues casi roza los predios del chiste; pero la verdad es que es un asunto muy serio el que una institución se quede sin fines y, en el plano teleológico, solo persigan objetivos que lucren su actividad; porque  cuando evaporamos los fines en un contexto institucional, lo que en definitiva se logra es que la institución que ha sido objeto de tal despojo renuncie a su calidad institucional.

La pérdida de sus fines por parte de la revolución bolivariana despojó a ésta de lo institucionalmente sustantivo. Así, seguimos teniendo tribunales y jueces pero ya no tenemos justicia; tenemos leyes,  normativas y hasta una institución para generarlas (AN), pero es otro poder (Ejecutivo) el que las confecciona y dicta; tenemos fiscalías y fiscales pero nadie nos salva de la impunidad frente al poderoso y la complicidad con el delincuente; tenemos contralorías que no controlan el miedo, soborno o chantaje; y un CNE, teóricamente un monumento a la imparcialidad, pero  que está al servicio de quien verdaderamente  decide  cuándo, cómo y dónde se realizan y ganan elecciones en este país. 

La refundación de la universidad venezolana en 1999 con motivo de la formulación de una nueva Constitución generó la oportunidad de valorar nuevos fines universitarios. La propuesta de estos nuevos fines estuvo contenida en el Proyecto Alma Máter, concebido y dirigido por la OPSU e inspirado en la concepción de calidad educacional plasmada en la nueva Constitución; mas no hubo tiempo de ser discutida ni evaluada en su corta experiencia. De hecho, todos sus fines fueron conculcados en aras de un objetivo muy específico: la contribución de todas las instituciones venezolanas en la perpetuación en el  poder del gobernante de turno. De ahí en adelante desaparecen los fines en la educación superior y son sustituidos por objetivos altamente lucrativos, el mayor de ellos la preservación del poder político.


En el caso de la universidad venezolana, a la que ahora vanamente queremos y pretendemos asegurar su calidad, la supresión de sus fines se enmarcó en una política de anticalidad. La meritocracia, verdadero bastión de la calidad universitaria y finalidad indispensable de la educación superior venezolana, fue sustituida, paradójicamente,  por el facilismo alcahuete. Por eso no entendemos como se pretende identificar algún atisbo de calidad en una institución que quedó huérfana de la misma, porque al suprimir los fines se suprime también la posibilidad de que la educación superior venezolana ostente algún nivel de calidad institucional. Antes de Chávez la calidad universitaria era un intento fallido; después de él fue y sigue siendo su negación. 

domingo, 27 de septiembre de 2015

¿Un papa peronista?

Hay quien dice que en la Argentina primero se es peronista y después se es argentino. La aserción parece haberse corroborado por el comportamiento público de Bergoglio, el actual papa, durante su reciente viaje a Cuba, quien en sus actuaciones pareció recordarnos que él,  primero es peronista del lado izquierdista kirchneriano, sector actualmente predominante en el peronismo, y después sumo pontífice del catolicismo. Para que no quedara alguna duda acerca de la participación montonera en el último viaje del papa, la propia presidenta Cristina hizo el recorrido Buenos Aires- La Habana (tantas veces trajinado) para hacer de GPS presidencial y ayudar en las presentaciones de rigor.

Veamos. El papa se ha dignado realizar una visita al correoso Fidel Castro. Se podrá argüir que Bergoglio puede tener amigos, pero el papa no. La presencia de éste como visitante ante cualquier país, a menos que constituya un “toque técnico” por el transporte utilizado, corresponde a su condición de jefe de un Estado (Vaticano) cuyo equilibrio ideológico está obligado a mantener; y que no se nos diga ahora que el líder cubano está muy disminuido en cuanto a su poder político, porque más de cincuenta años de férrea dictadura no pueden esconderse bajo la alfombra de la geopolítica. Entonces, ¿por qué no se hacen las mismas consideraciones políticas con relación a Raúl?, porque éste disfruta de la condición de jefe de Estado, aunque la dictadura sea la misma.

Pero el papa pretendió seguir siendo Bergoglio durante el comienzo a la visita a los Estados Unidos de Norte América; así, en un tono de distensión recriminó a Obama que el modelo económico desarrollado por los estadounidenses había excluido a un considerable número de ciudadanos. Y he aquí que el peronismo populista (¿redundancia?) volvió a tomar los micrófonos indebidamente; porque cómo se puede criticar, con toda razón y derecho, la exclusión de ciudadanos estadounidenses, mientras se viene de visitar una nación, Cuba, que obvia y excluye todo un país sin decir nada al respecto.  Afortunadamente, después de estos entuertos el papa tomo las riendas  y tuvimos un pontífice más equilibrado tanto en el Congreso gringo como en la ONU.

¿Se equivocó  el papa durante los devaneos peronistas en suelo cubano? Creo que no, pues los errores fueron cometidos por Bergoglio, mas no por Francisco; que el papa  en Cuba no haya querido visitar a la disidencia cubana, pero en cambio se haya dado prisa en hacerlo con el viejo dictador es, a no dudarlo, una ofensa para el pueblo que esperaba de esta visita  un mensaje de libertad, tímido pero diáfano; y que todavía cree que por encima de los  Castro  hay alguien más. En este sentido, Bergoglio defraudó a parte de ese pueblo cubano.


Por mi parte, creo que Francisco es el mejor papa que me ha correspondido ver y oír (todo por televisión) durante mis 78 años de existencia. Humilde y modesto a pesar de su gentilicio; sincero y honesto como el tango Cambalache, y siempre sonriente como Marcelino, el de pan y vino en la tonada cristiana. Sólo cabría, más como aspiración que como consejo que controle a Bergoglio y, sobre todo, a las malas compañías que rondan por los lares sureños: Cristina, Evo, Rafael y, por supuesto, nuestro inefable Nicolás.    

domingo, 13 de septiembre de 2015

¿Cinismo y guachafita?

Las interrogantes anteriores parecen las más pertinentes para juzgar las siguientes declaraciones del Vicepresidente de la república: “Tenemos años pidiéndole a Colombia que revise su política monetaria” Y aunque el contexto de tales declaraciones  refiere al manejo y consideración de la moneda venezolana en territorio colombiano, no deja de ser una arrogancia de un alto funcionario que, en términos de política monetaria, exhibe como logro más relevante de su gobierno el haber dilapidado la riqueza del país durante la mayor bonanza de precios petroleros que conozca nuestra historia. Con base en lo anterior, ¿cómo se atreve el populismo chavista  a dar consejos y lecciones en política monetaria?   

En la explicación de este  absurdo caben dos posibilidades: primero, un cinismo superlativo, ese señor se burla de los venezolanos y confía en que no nos daremos cuenta. El Bolívar que nació pretendidamente fuerte (4,30 por dólar) ahora se cotiza  a cuatro precios: 6,30; 13,50; 200; y el  llamado negro o paralelo que ya ha alcanzado la barrera de los 700. Esos instrumentos en un marco de política monetaria, generaron un proceso de corrupción que solicita al Estado dólares a 6,30 y los revende a 200 y hasta 700 en el mercado negro, y con total impunidad (Giordani, dixit) ¿Será ésta la política que Arreaza está reclamando a Colombia? Pero lo más grave es que este deterioro del signo monetario venezolano se dio, hasta 2014, con un barril de petróleo que superó los 100 dólares y, sin embargo, generó una inflación cercana a un 200%. Despelote con toda la significación del término.

 Segundo, estas declaraciones se enmarcan en la curiosa diplomacia venezolana que en la mañana le “mienta la madre” al  funcionario extranjero (escatología matutina) y en la tarde extiende su brazo y una invitación al mismo funcionario para bailar juntos la “Pollera colorá”. Cinismo en el desayuno y guachafita en el almuerzo.

La oposición venezolana, cualquiera que ella sea, no debería distraerse con estos potes de humo; tiene que asegurarse que en lo que resta para el 6-D todo voto del descontento opositor sea uno que golpee al gobierno de Maduro.   Para ello la oposición debe ganar en cualquiera de los siguientes escenarios: en el volumen de curules conquistados y en una votación nacional mayoritaria. La mayoría de curules no es fácil de alcanzar porque ya existen leyes que garantizan el ventajismo oficialista y, además, porque la misma oposición (más bien la MUD) no logró cuajar la Unidad Nacional. Sin embargo, un simple aumento de los curules en el sector opositor ya puede considerarse una derrota del ventajismo dictatorial. No creemos en milagros pero sí en utopías razonadas y demostrables. Hay que intentarlo porque el voto utópico por el curul será la realidad en el voto nacional.  


La votación mayoritaria  en el nivel nacional favorecería, según las encuestas,  a los opositores. Este voto nacional no puede ser escamoteado ni invisibilizado como ocurre actualmente. De hecho, la votación nacional puede considerarse un plebiscito contra Maduro. Por eso vemos con preocupación que se estén inventando, ante el “no me gusta ninguno”, votos anárquicos como el voto nulo o en blanco. Si verdaderamente estás en contra del Gobierno, entonces los votos nulos o en blanco no son opciones porque no podrían contabilizarse contra el actual gobierno. No se trata de votar por alguien que me guste, sino por quien te asegure que tu voz de protesta será oída y contabilizada, es decir, por quien te disguste menos y ayude a derrotar a Maduro. Una avalancha de votos en el nivel nacional sería la estocada final para la dictadura madurista.

jueves, 3 de septiembre de 2015

Hambruna e indefensión

Esos son los principales parámetros que enmarcarán la economía y política venezolanas si los resultados de las elecciones para elegir la nueva AN no evidencian, por lo menos, una clara mayoría a favor de los grupos opuestos al Gobierno de Nicolás Maduro. Una colega de la Universidad me señalaba que era una apreciación conservadora porque la hambruna ya había dicho presente, pues los jubilados de la Universidad, por ejemplo, debíamos optar por la adquisición de una ración de carbohidratos o pagar el condominio; y en cuanto a la indefensión ya Chávez había decidido que lo escrito en la Constitución había que mandarlo a lavar en la misma tintorería donde él enviaba a sus adversarios a “lavarse el paltó”.

Mas la hambruna pre electoral no se presentará con todo el dramatismo conque lo sufrió Jean Valjean en la  obra de Víctor Hugo; pues los más hambreados, en este caso, se conformarán con un “dakazo” de cualquier tipo y el ilimitado puñado de promesas a ser reactualizadas durante la próxima elección, y por eso votarán por el Gobierno. La indefensión, por su parte,  estará garantizada por la inefable sumisión del TSJ, la disciplinada actuación de los militares y la decidida actuación de esta industria del miedo que denominan colectivos, no muy disciplinada pero siempre eficiente y eficaz. Después del seis de diciembre los pobres de solemnidad volverán a serlo, y tendrán que adoptar la condición de miserables que les endilgara Víctor Hugo en su célebre novela.

Sin embargo, este cuasi fatalismo del párrafo anterior podría revertirse si todos los descontentos contra el Gobierno van a votar el 6-D, y lo hacen contra el oficialismo; si esto ocurriera se le daría “vuelta a la tortilla” Pero, y aquí comienza el mayor de ellos, no todo descontento frente a Maduro puede canalizarse hacia el voto opositor, pues éste no reconoce a la MUD como la representación de aquella; de hecho, en algunos casos el voto contra Maduro es menos duro que el voto contra la MUD. Esta parece ser la hora de los sacrificios que ninguno quiere adoptar, exceptuando María Corina Machado quien parece haberse reivindicado, en parte, por los desafueros de la Salida; mientras,  el panorama nos muestra unos seudo líderes que dentro y fuera de la MUD lo están haciendo muy mal.

Pareciera que es poco o nada lo que al sector opositor nos queda por hacer, pero hay que hacerlo. Bregar por alcanzar unidad en niveles regionales o por entidades y una votación nacional que despeje las dudas acerca de quien posee la mayoría electoral, aunque no la mayoría de curules. Con relación a lo primero hay que recordar que las Primarias sólo indican quien tiene más votos, pero no menos rechazo; y se puede salir airoso en lo primero pero muy maltrecho en lo segundo. Este es el caso de Primero Justicia que se pavonea por su “triunfo” en las Primarias cuando, en términos estadísticos, el margen de victoria no es significativo estadísticamente. Por eso, esa colcha de minorías debería privilegiar al que evidencie el menor rechazo.    


Con relación a la votación nacional se imponen dos consideraciones: ir a votar aunque se tenga la convicción de que su candidato no ganará, porque el candidato nacional es la democracia y ella, en este momento, ganará en tanto refleje el rechazo que suscita el Gobierno  de Maduro. Al elector opositor todo le es permitido, menos quedarse en casa el 6-D. Si le demostramos al oficialismo que estamos algo más que descontentos con este Gobierno, tenemos que ir a votar para evidenciarlo. Hay que buscar la manera de que tu voto protesta se conozca y se haga sentir. ¿Cómo? Los modos deben ser generados por los acuerdos regionales; y sólo si vas a votar tendrás  facturas para ser presentadas y cobradas después del 6-D.

domingo, 16 de agosto de 2015

Ante la crisis el Gobierno “activa” la inacción

Nos referimos a la pretendida unidad que han logrado los partidos políticos que integran la MUD. Sabíamos que detrás de esa “unidad” se mantenían, a más de su forma y propósitos excluyentistas,  diferencias difíciles de conciliar, a tal punto que no se le podía pedir, con permiso de Manuel Rosales, “peras al olmo”; pero que desde las mismas filas opositoras se acordara, mezquinamente, arremeter contra María Corina Machado cual credencial de mérito para coincidir y conciliar con la peor cara del oficialismo, es decir, el rostro de lo que los soviéticos llamaron alguna vez “Fascismo Ordinario”, es el colmo de la sinvergüenzura.  Frente a una dictadura cualquier coincidencia sustantiva resulta, por lo menos, sospechosa.

 Los resultados de la marcha del sábado 8-8-2015, casi en fila india, por lo escuálida, y saturada de caciques debería hacer  ver  a los manipuladores de la MUD que los que el sábado 8 se quedaron en casa son los que a la postre establecerán la diferencia entre los que terminan peleándose por la botella vacía y los que sabrán llamar a todos para ayudar a llenarla. La proliferación de candidatos opositores, o pseudo, ha evidenciado que la unidad de los votantes opositores es imposible; en este momento el único que nos puede unir es Maduro en un rechazo monolítico a su pésima gestión. Por eso la oposición sin apellido está obligada a opinar, denunciar y proponer acciones que sacudan el marasmo gubernamental con respecto a economía, inseguridad y corrupción.

Y no es que la oposición esté en desacuerdo con las políticas sobre los aspectos ya señalados, la gravedad  estriba en que no hay política alguna sobre la cual se pueda estar en desacuerdo; como no sea la que los gobernantes practican a diario: abrir la jeta y desparramar insultos, groserías y sandeces, como esta última de estarle buscando pleito al Pentágono. La inacción ha sustituido a las políticas y el Gobierno la exhibe y defiende como su política madre, lo que deja en la política venezolana un vacío que debería llenarse con los aportes de los disidentes sin siglas, es decir, con todos los que quieren que esto se mueva y cambie. Con la gente del chavismo disidente se puede confiar, y con los de la  MUD también. No se trata de cambiar el gobierno sino de obligarlo a cambiar.

La protesta unida y unitaria es lo único que nos queda; démosle valor agregado. Una protesta que para materializarla no dependa de lapsos y fechas sino de necesidades insatisfechas y urgentes. En lo económico, por ejemplo, es perentorio la declaratoria de una emergencia nacional, cuya iniciativa debería ser tomada por el Gobierno; pero si ocurriera, como es su costumbre, que éste desatienda el clamor popular, entonces la protesta, de calle, nacional e internacional, debería hacerse sentir hasta que el problema, no necesariamente se solucione, pero  se atienda en lo inmediato. En este sentido, mientras la inflación es insostenible es notoria la ausencia de una sola medida que tienda a frenarla. En la propuesta que hacemos la inflación debería ser reconocida y atendida; si no sabe cómo, entonces hágase a un lado.

La unidad de y en la protesta no sustituye a la seudo unidad de la MUD; no, sólo trata de deslastrar a la representación opositora de la inacción que hasta ahora la ha caracterizado, y para lo cual no necesita de partidos políticos sino de venezolanos descontentos con el desgobierno chavista y renuentes a aceptar la inacción gubernamental como política de Estado, habida cuenta que la situación es crítica y afecta por igual a tirios y troyanos; excepto, por supuesto, a los que han sido premiados y pagados por la inacción más cara del mundo: los gobernantes y altos funcionarios de la dictadura. 

lunes, 3 de agosto de 2015

Unidad contra el ventajismo oficialista

La adhesión de los partidos de la MUD a una tarjeta única ha hecho pensar a algunos que ya libraron su batalla por la unidad y, en consecuencia, se han hecho merecedores del “reposo del guerrero”; nada que ver, todavía hay un grupo de opositores que no se sienten ni representados ni comprometidos con la tarjeta única porque todavía creemos y esperamos por una única unidad, una que por ahora no puede votar unida pero que no debería tener inconveniente para protestar unida , habida cuenta que ya tirios y troyanos de la oposición parecen haberse puesto de acuerdo con relación al carácter dictatorial del régimen. La  unidad electoral, y a ratos electorera, que no pudo lograr la MUD parece haber sido alcanzada por la dictadura al consensuar el rechazo al ventajismo oficialista.

En efecto, en toda democracia que se precie de tal la oposición está, o básicamente debería estar, para ejercer controlaría social y rechazar y combatir en los procesos electorales al ventajismo oficialista; en el caso de las seudodemocracias, como la venezolana, lo anterior es un imperativo. Y en este sentido nos preguntamos: ¿Los mismos que no se han puesto de acuerdo, ni se pondrán, para votar unidos el 6-D, ¿podrían hacerlo para rechazar y combatir los abusos pre electorales del Gobierno? No sólo pueden, sino que deben. La protesta sin unidad diluye sus efectos y deja a los partidos políticos la puja y pugna por su paternidad; en cambio, la protesta sin padrinazgos se convierte en pura inclusión perfecta, donde ella misma llega a ser programa y acción.

El Ejecutivo, o más bien el señor Maduro, ha venido abusando en su discurso de lo escatológico y lo ilegal sin que los organismos llamados a ejercer la contraloría social (Poder Popular y sociedad civil) digan o hagan algo al respecto. En todo caso, como dicen algunos, es cuestión del talante del funcionario. Mas con la proximidad de las elecciones de diciembre de este mismo año, el discurso del señor Maduro ha perdido toda sindéresis a la par que refleja un claro abuso de ventajismo electoral, sin que la oposición ni los poderes públicos hayan actuado adecuadamente.

Ha amenazado y chantajeado reiteradamente a la oposición pues advierte que si llegara a perder las elecciones del 6-D se lanzará a la calle a profundizar la revolución. Añádase a este despropósito gubernamental, para redondear el abuso, una declaración en la que señala: “que no aceptaremos (Maduro y el Psuv) observadores internacionales jamás”. Traduzcamos estas declaraciones en el contexto de la Venezuela chavista: el Gobierno ganará las elecciones de diciembre “salga sapo o salga rana”; pero si sobreviniera la victoria del renacuajo, la desconocería en la calle avalada por los sumisos acompañantes de Unasur.  Crónica del fraude y su correspondiente impunidad.

No asombran las declaraciones de Maduro pues sólo depende de la represión y el insulto; pero entristece y desalienta la tímida reacción de la llamada oposición, exceptuando algunos grupos políticos extra MUD como De Frente con Venezuela. La MUD cedió al chantaje del Ejecutivo, y esto es grave. Si la oposición calla hoy, mañana se le recordará que lo otorgó como sucediera con Guyana. Por eso proponemos que la denuncia de la ilegalidad y el rechazo del abuso, protesta mediante, sea realizado por la oposición organizada. Para votar la oposición puede seguir siendo la misma; pero para denunciar y protestar el abuso la oposición debe unirse contra el ventajismo oficialista. Y que esas denuncias y protestas vayan configurando un prontuario donde se registren y documenten los abusos mencionados.


El haber aceptado anteriormente que habrá fraude en diciembre e intento de impunidad no debe alejarnos de las urnas electorales; todo lo contrario. Hay que comenzar la denuncia desde ahora y eso no impedirá el fraude pero obligará a que lo evidencien. Y aquí hay que recordar que el fraude demostrado es la principal arma con la que cuenta la oposición, pero para hacerla efectiva  hay que ir a votar, de otro modo nunca podremos develar y demostrar el fraude. Cuéntese, además, que la oposición  no está sola ni aislada, lo contrario del Gobierno que no se da cuenta que mientras más quiera ocultarlo, más se patentiza el fraude. Si toda la oposición se reúne y organiza para protestar, puede que el fraude llegue a diciembre pero en las condiciones menos favorables para él.

domingo, 19 de julio de 2015

Guyana no, Maduro tampoco

Los recientes diferendos entre Guyana y Venezuela con motivo de la reclamación del Esequibo, ha generado  en el país la solidaridad automática con las medidas adoptadas por el Ejecutivo. No cabría otra cosa, siempre que se confiara en la capacidad técnica y política del actual gobierno para tratar el asunto de Guyana; pero no es así. Primero, la posición de Venezuela con relación a este asunto deja mucho que desear. El “Gigante” se empequeñeció al máximo cuando en su compra de votos y conciencias declaró lo siguiente: “El asunto de El Esequibo será eliminado del marco de las relaciones sociales, políticas y económicas de los dos países” y “el gobierno venezolano no será un obstáculo para cualquier proyecto a ser conducido en El Esequibo, y cuyo propósito sea beneficiar a los habitantes del área”(1). Ayer la motivación fue electorera, y hoy también.

Se podrá argumentar que la era de Chávez es una y  la de Maduro es otra; sin embargo, las comprometedoras declaraciones de Chávez fueron apoyadas por Maduro en su condición de militante del Psuv, y ahora defendidas en la era postchávez  en el marco del  mantenimiento del legado del caudillo, del cual Maduro es su más fiel exponente. Pero las cosas y las gentes cambian, ¿se ha cambiado de política con relación a la defensa del Esequibo? Creemos que no; se emite un decreto (1787) del cual parece emanar un tufo electorero: mejorar la imagen política del Presidente sacando a relucir el patrioterismo criollo; mas no lo logran pues el decreto evidencia tal improvisación e ignorancia que no le permiten ser eficiente; al contrario, acrecienta el rechazo de los vecinos y el malestar de toda la región.

No queda otra que derogar el decreto 1787, para lo cual, y aunque usted no lo crea, primero se modifica y luego se sustituye por el decreto 1859. Hasta aquí, y en lo que respecta al reclamo de El Esequibo, no hay mucho por lo cual se deba felicitar y arropar a Maduro, de hecho, en un primer momento hubo muchos que se ilusionaron con la emisión del decreto 1787 para luego desencantarse en la promulgación del mismo. Si Maduro quiere abanderar cambios sustanciales en la política exterior, así como en otras áreas de la política nacional, debería considerar que la política chavista desarrollada hasta ahora ha sido un verdadero fracaso; mantenerlas es ahondar en el error. No puede pretender apoyo para políticas erráticas e instrumentadas por profesionales cuasi analfabetas.


La intención de la nueva postura frente a Guyana no está exenta de una motivación electorera: hacer sonar tambores de guerra para reclamar un apoyo irrestricto montado sobre la ola de un patrioterismo trasnochado, al igual que hizo Galtieri en la Argentina durante la guerra de Las Malvinas; de ese modo se pone en “tres y dos” a la oposición, es decir, si respalda el desatino chavista se hará cómplice de las burradas antes comentadas, y si no las respalda, entonces se le endilgará el calificativo de traidor. En la lucha contra las pretensiones  guyanesas Venezuela cuenta con un ejército (sin uniformes pero con más guáramos que aquellos) que será apoyado irrestrictamente sin que nadie se lo pida: las Universidades. Sí, esas universidades (oficiales y privadas) que el gobierno de Maduro ha vilipendiado, emboscado y arruinado. Si Maduro quiere ganar la guerra de Guyana deberá incorporar al campo de batalla al ejército de la academia. ¿Querrá?

(1)    Chávez, febrero del 2004. Declaraciones desde Guyana.

lunes, 15 de junio de 2015

Dictadura tercerizada

Agotados los eufemismos que pretenden justificar la dictadura que padecemos, tirios y troyanos, exceptuando Teodoro Petkoff,  han terminado por denominarla con su nombre, apellido y todas sus letras, y dedican todos sus esfuerzos no en negar su naturaleza sino en resaltar, a pesar de ella, sus supuestas bondades. Para abundar en este aspecto recomendamos un excelente artículo publicado por Mauricio Gomes Porras en El Nacional (4/6/2015) en la página Opinión titulado: La palabra dictadura. Por nuestra parte comentaremos aquí  la polémica tesis de que padecemos una dictadura chavista, pero no madurista.

En efecto, entre todas las características que tipifican una dictadura destaca la concentración del poder en un solo individuo o ente, es decir, para que haya dictadura debe haber un dictador, individual o colectivo. La pregunta es, ¿Maduro concentra el poder oficial en la actual coyuntura política? Aparentemente no, se especula que hay tres sectores que concentran ese poder: los militares, los cubanos y los familiares, tanto los frutos del  eterno como las flores de la comadre.  No es casual el orden en que han sido citados, pretende significar el grado de poder que ostentan. Nótese que en esta supuesta distribución del poder no aparece Nicolás por ninguna parte, ni tampoco los que pretenden salvar la revolución. Unidos por la obscena corrupción, su mayor fortaleza pero también su mayor debilidad.

Puede explicar también el mutismo de Maduro en el marco de las decisiones sustantivas, por eso debe contentarse con la emisión de declaraciones frívolas (pleitos intrascendentes) y acciones represivas que derivan el costo político hacia quien no tiene el poder sino su representación, o sea, culpa y poder tercerizados. De ahí el título del artículo pues el poder se ha tercerizado, suerte de testaferro que goza de determinadas prebendas pero sin capacidad de producir cambios relevantes; en otras palabras, un gobierno que no puede serlo, porque, como dirían los ingleses, es un gobierno second hand.

Ahora bien, que Maduro no es, ni puede ser, un dictador no significa que no padezcamos una dictadura, aunque no individualista sino colegiada. Ya en la Roma antigua el poder llegó a estar repartido entre varias autoridades, por ejemplo, existió el triunvirato, y en los siglos XX y XXI los soviéticos alcanzaron, y nos dejaron, el  súmmum de la dictadura colegiada: la del proletariado, la de los obreros, solo que al final resultó la madre de todas las farsas. Chávez creó la peor de las dictaduras, aquella que oprime a los tuyos para que los otros puedan aceptarte y mantenerte en el gobierno, que no en el poder. No supo ser dictador, a lo sumo no pasó de déspota.


Según lo anterior no es mucho ni poco lo que podemos esperar de Maduro porque él no es quien gobierna, sólo manda. Parafraseando una sentencia popular diríamos que: “Quienes esperan que Maduro resuelva alguno de los problemas que nos agobian, no sólo esperan un tren que nunca llegará sino que, además, lo hacen en una estación equivocada” No creo que Nicolás esté interesado en revertir lo anterior, pero si en un rapto de locura decide intentarlo necesitará enfrentarse a los militares, a Fidel,   Raúl y a su propia familia. Mientras, en esta farsa, la oposición sigue jugando su papel de espectadora.

miércoles, 3 de junio de 2015

PJ y VP: irresponsabilidad perfecta

Con motivo de la convocatoria a la concentración del sábado 30/5/ 2015 ordenada por el líder de VP, Leopoldo López, ambos partidos pretendidamente opositores protagonizaron uno de los episodios más vergonzoso y más dañino en la corta lucha de la oposición venezolana contra la dictadura madurista. PJ decidió no atender la convocatoria y, además, dejó entrever su desacuerdo con la misma, con el argumento de que no había sido consultado. ¿Los resultados? Nicolás feliz sin ser navidad,  y vengada la cuasi derrota de VP sufrida en las Primarias.

Cuando escribo estas líneas (31/5/2015) ya los pocos medios escritos y electrónicos han dado cuenta del éxito de la convocatoria. Grandiosa. Más meritoria aún si se considera que no solo se lucha contra el Psuv, sino también contra el CNE, TSJ y todo el ventajismo electoral y político que permite y promueve el Ejecutivo. Y si esto es así, ¿no probarían estos resultados que la tesis de VP es la correcta y, además, ha sido validada en la calle y con la calle? No, porque lo que está planteado no es la confrontación entre PJ y VP sino entre las fuerzas democráticas y la dictadura. ¿Se imaginan la magnitud y repercusión de la misma concentración convocada por todos los opositores sin distingo de partidos políticos? Sería más que suficiente para convertir en drama la felicidad de Maduro.

¿Entuerto no enderezable? No necesariamente, aunque para lograrlo ciertas condiciones aplican. Primero, es necesario que toda la oposición sin distingo de partidos y otras agrupaciones políticas, es decir, más allá de la MUD puedan agruparse alrededor de una meta factible de alcanzar en lo inmediato. Se nos ocurre que el desconocimiento, por ejemplo, de un “Virreinato del Municipio Libertador” podría ser una de ellas. A Jorge Rodríguez hay que pararle el trote porque sus pretensiones son claramente inconstitucionales y autoritarias, y porque será un elemento clave en la venidera campaña electoral opositora.

¿Qué oposición podría hacer realidad lo anterior? Una que cuente con un liderazgo colectivo. El liderazgo individualista nos ha conducido a esta pelea entre PJ y VP, o mejor, entre los líderes de estas agrupaciones políticas, porque las bases han llegado a demostrar (concentración del 30/5/2015) que el apoyo a estos líderes no son cheques en blanco. Los líderes no deberían ni engañarse ni  engañarnos con el triunfo de la concentración, esta vez los líderes de ambos partidos lo hicieron muy mal por no llegar a un acuerdo antes de la marcha y, por eso, deberían compartir sus liderazgos con los de otras organizaciones opositoras, dentro y fuera de la MUD; y botar el lastre de ese ego tan pesado, rayano en narcisismo.


Ese liderazgo colectivo está a la vuelta de la esquina, si así lo quisieran. La aprobación de la tarjeta única daría la oportunidad de ir configurando esa dirección colectiva, a más de asegurar el triunfo en las próximas elecciones. Mostrar el músculo del liderazgo colectivo mediante la aprobación de la tarjeta única influiría decisivamente en una dirección opositora más democrática y eficiente. Frente a la dictadura la política de la acción opositora no debe ser la de uno o más partidos, sino la de la unidad nacional; si para PJ y VP esto no es aceptable, por indolencia o temeridad, entonces que aprovechen la ocasión de las Primarias del Psuv e inscriban en ellas a sus militancias. 

martes, 26 de mayo de 2015

Ruina integral

Otra vez sobre el tapete la discusión acerca del modelo a seguir para desarrollar el proceso de selección y admisión  de aspirantes a ingresar y cursar estudios en la educación superior; a pesar que desde 2008 se cuenta con una propuesta  de ubicación de aspirantes (Opsu, 2009) que privilegia la democratización de la calidad de la educación y la universalización de la misma mediante el ejercicio pleno de la acción meritocrática  de los diferentes actores.

Obviamente,  el Gobierno,  que no el Estado, y las universidades autónomas descartaron la propuesta presentada y se han contentado con forcejear un porcentaje de cupos (actualmente 30%) que las instituciones autónomas deben cederle al Gobierno, sin que medien demostraciones de calidad (pruebas externas e internas) Ahora el Gobierno ha decidido aumentar el cupo de “estudiantes rueda libre” hasta un 70%, en algunos casos. Parte de la deuda educacional se pretende pagar con cupos universitarios. Así, siguen vivos el sistema excluyente de ayer, y el recién nacido y también excluyente  de hoy, pues proscribe la calidad educativa.

¿Por qué modificar los porcentajes en este momento? Por las mismas razones por la que se dio el “dakazo”, es decir, saqueo a las empresas para regalarle a los pobres bienes y servicios que de otro modo no podrían adquirir. ¿Para qué? Para comprometer a los “beneficiarios” en el voto a favor del dueño de la dádiva (léase Gobierno y Psuv) en una cercana contienda electoral. Hoy, ante esta regaladera universitaria de cupos y notas, no dejo de pensar en que a fines de año, Lucena mediante,  tendremos elecciones; y desde ya  el tufo a demagogia electorera impregna todo el ámbito universitario, y las políticas de ingreso de las misiones Ribas y Sucre se hermanarán, por fin,  con las de una ineficiente e ineficaz  Alma Mater.

¿Cómo juzgar estas medidas aplicadas a la Educación Superior? Depende del propósito que se escoja como referente. Si se asume el propósito aparente de democratizar la formación universitaria, no  se logrará porque se deja de lado la pieza más importante de la educación: la calidad. Más aún estas medidas conspiran contra esa calidad. Si se asume el propósito encubierto: sobornar al sufragante universitario, puede obtenerse un éxito relativo entre los mismos que ayer, durante el “dakazo", expropiaron neveras y televisores, y hoy legalizan la regalía de cupos universitarios chucutos.

¿Se puede ayudar a mitigar lo negativo de tantas políticas erradas en el plano educativo? No lo creo, a pesar de contarse en el país con un conjunto de Escuelas de Educación que no sólo tienen los recursos científicos sino que, en muchos casos, parte de ellos son afines ideológico y políticamente con los sectores del Gobierno, porque la crisis socio política que afecta al país no es sectorial sino global. Lo que está pasando en la Educación Superior está pasando en salud, economía, en los otros niveles educacionales y en todos los demás sectores, es decir, endilgarle a todos los sectores un propósito advenedizo, lo que hemos calificado como ruina integral.


Es lo que también, en términos más dramáticos, ha denominado Luis Fuenmayor (Fuenmayor, 2015) como miseria global o total: “Cuando la miseria inunda todo el ámbito social no hay posibilidad de tener nada: ni educación, ni salud, ni seguridad, ni ningún derecho”.



Fuenmayor, Luis. En twitter. 9/5/2015
Opsu. Nuevo Sistema Nacional de Ingreso y Prosecución en la Educación Superior Venezolana. PROPUESTAS. No. 10. CNU. Caracas, enero de 2009



viernes, 15 de mayo de 2015

La elección de la AN no es final sino comienzo

El Secretario General de la MUD, durante un programa de radio,  dibujaba  en una súper optimística pincelada el panorama de la oposición después que esta gane las elecciones para elegir la AN. No se le aprobará más leyes habilitantes al Ejecutivo, se adecentarán y controlarán los poderes públicos, se meterá en cintura al Presidente de la AN, se aumentará la productividad, se controlará la inflación, y hasta se conminará, de acuerdo a las circunstancias, a Maduro para que cambie el Gobierno o renuncie.

Todo lo anterior  con base en que cuando el Gobierno pierda (los opositores no  conciben otro resultado) responderá al sector opositor con un comportamiento democrático. Estas cándidas conclusiones nos hacen recordar los versos de Rodríguez Cárdenas, en los que al  oírse la descripción del supuesto paraíso de los negros se exclama: “¿Y dónde queda esa tierra negro mojíno, que ya me tienes la boca aguá?”Al igual que en los versos del poeta, la ilusión campea en el sector de oposición; por eso se imponen algunas precisiones y arrimar un poco el “perol” para que el secretario del organismo opositor, y los líderes partidistas, puedan, eventualmente, atinar alguna vez.

 Primero, es muy difícil que la oposición gane, o mejor, que el oficialismo pierda. La oposición no podrá ganar mientras no alcance una unidad nacional, y hasta ahora ni lo intenta. La posibilidad de una unidad electoral mediante la aprobación de una tarjeta única ya ha sido saboteada por los partidos PJ y VP; y la “oposición” organizada en la MUD le sigue permitiendo al Gobierno todo tipo de desmanes,  como los abusos  que se están cometiendo a propósito de la demanda incoada por el Presidente de la AN contra el periodismo nacional. ¿Cómo es posible que en el  extranjero se proteste más que en el país por las tropelías que cometen esos señores? La sumisa actitud de la MUD es la principal desmotivación para votar.

¿Qué hacer? No lo sé, pero estoy persuadido de que en cuestiones de lucha política la verdad es la primera que debe dar un paso al frente. No se trata de emular a Churchill prometiendo las socorridas “sangre, sudor y lágrimas”, pero sí admitir que después de las elecciones de diciembre lo nuevo para la oposición es que de ahí en adelante debe marchar unida, no importa los resultados que se obtengan. Será un inventario de fuerzas y una sinceración de prioridades, pero sin saborear el triunfo. Lo peor que puede hacerse es falsear la realidad para hacerla más atractiva al elector; a la postre lo que se consigue es crear falsas expectativas que, al no cumplirse, terminan por configurar una oferta engañosa que queda al descubierto.


Por mi parte votaré, porque no hacerlo es darle mi voto al Gobierno, por eso mi voto no es a favor, sino en contra. ¿De quién? Del gobierno de Maduro que ha continuado el legado dictatorial de Chávez ¿Cómo saber, desde mi perspectiva, que estoy votando bien? Porque lo haré por aquella candidatura que le pueda hacer más daño a la del Gobierno. No importa que la opción ofertada sea de la Cuarta, Quinta o Sexta república. Lo importante es combatir la dictadura cuando aún está en embrión, de otro modo estaremos condenados a sufrir el síndrome castrista. 

lunes, 4 de mayo de 2015

La dictadura también celebra elecciones

Durante la realización de la VI Cumbre de las Américas en Panamá se hizo evidente que el propósito fundamental de tales eventos (defensa de la Democracia Representativa) deberá ser revisado para poder explicar que los “demócratas” aplaudan a los dictadores (Obama a Raúl) y estos últimos reivindiquen al “único” Presidente honesto de los Estados Unidos (Raúl a Obama).  Esta pintura de ¿quién es quién? resulta borrosa a la hora de distinguir entre “demócratas” de antaño (léase Estados Unidos y sus adláteres) y los que pertenecen a las neo dictaduras socialistas.

En efecto, la gran ausente en la Cumbre de Panamá, extrañada por nadie, fue la Carta Democrática Interamericana firmada el 11/9/2001 en Quebec. En ella se esbozan los elementos esenciales de la democracia representativa: a) respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales; b) el acceso al poder y su ejercicio con sujeción al estado de derecho; c) la celebración  de elecciones periódicas, libres,  justas y basadas en el sufragio universal; d) el régimen plural de partidos y organizaciones políticas; e) y la separación e independencia de los poderes públicos. Este esbozo luce utópico, pero no por ser inalcanzable sino por la facilidad con que se adultera y se viola.

El grupo encargado de administrar la democracia americana, presidentes de los países miembros de la OEA, se ha convertido en un club de amigos que “cobran y se dan el vuelto”. Por ejemplo, si se evaluara la situación de la democracia venezolana con base en los parámetros y estándares bosquejados anteriormente tendríamos que concluir, sin mayores esfuerzos, que estamos frente a un gobierno que viola, descarada e impunemente, todos los elementos esenciales de la democracia representativa; sin embargo, eso no impidió que el señor Maduro, junto con su compinche cubano, llegara a la Cumbre de Panamá en plan protagonista.

Los neo dictadores se defienden al aducir que ellos hacen elecciones; a diferencia de la dictadura clásica  que no las practicaba ni respetaba. En efecto, la neo dictadura socialista si celebra elecciones, dos de los dictadores sin máscaras presentes en Panamá, así lo hicieron saber: Raúl dejó claro que en las elecciones cubanas lo menos que recibe el gobierno es un respaldo de un 97,5 %; y Maduro y el chavismo sin Chávez se jactan de la realización de 18 elecciones sin conocer la derrota; excepto por un desliz en el 2007 que fue rápidamente corregido. Sólo hay que recordarle al autoritarismo cubano-venezolano que las elecciones de las que habla la Carta Democrática Interamericana deben ser, además de periódicas, libres y justas; condiciones no digerible por dictadura alguna.


En el último trimestre de este año, y en el marco de la dictadura chavista, se celebrarán en Venezuela las elecciones para elegir la Asamblea Nacional;  eso supone que serán unas elecciones atípicas en tanto sus resultados, cualesquiera que sean, sólo serán útiles si se sinceran y legitiman las fuerzas opositoras, es decir, no está obligada a ganar más curules sino a sacar más votos. Los curules no pueden ser sacados a  la calle, pero los votos sí. Para la oposición el propósito fundamental de estas elecciones es el de comenzar a forjar la mayoría; y para alcanzarla es imprescindible la unidad nacional de los grupos opositores. Ya se están hilvanando las diferentes triquiñuelas para evitar que se consuma la unidad nacional opositora. La única forma de que la oposición no desaparezca después de estas elecciones, es uniéndola. No dejes que los partidos políticos te vuelvan a robar la esperanza.

domingo, 19 de abril de 2015

Unidad Nacional: deuda más importante de la oposición

Cuando se hurga acerca del por qué la oposición política al gobierno chavista no ha sido más eficiente en lo que concierne a la denuncia del autoritarismo del régimen, suele argumentarse que, a más de los costosos errores y desaciertos cometidos por aquélla, ha tenido que padecer la indiferencia, y hasta complicidad, de la comunidad internacional con relación a las violaciones y abusos de que vienen siendo objeto nuestro país por parte del gobierno madurista. Parecía que en este ámbito no sólo estábamos solos sino también arrinconados. Ante las graves denuncias de violaciones a principios y prácticas democráticas la comunidad internacional  se limitaba a recordar que en Venezuela se celebran elecciones y hay separación de poderes.

Sin embargo, de un tiempo a esta parte se han oído voces de la comunidad internacional que cuestionan la pretendida independencia de poderes y, con ella, el valor democrático de las profusas elecciones que se realizan en el país. Y, recientemente, en una acción sobrevenida y bienvenida, un grupo de ex gobernantes de América Latina y Europa decidió denunciar el actual estado de cosas que vive Venezuela y abogar por las victimas de tales desafueros. ¿A cuenta de qué? A cuenta del derecho que asiste a todo ciudadano de defender los valores, principios, garantías democráticas y derechos humanos en cualquier sitio y momento en los que éstos sean  menoscabados, más allá de fronteras geográficas e ideológicas.

¿Y cuáles son los indicadores que permiten basar la denuncia? La ausencia de  separación de los poderes públicos. Cuando Chávez, las decisiones de cualquier tipo y materia las tomaba él; a tal extremo llegó el atropello en los asuntos jurídicos que se permitía mandar a poner presa (desde un estudio de televisión) a quien quisiera y, además, le dictaba la sentencia; el caso de la jueza Afiuni es el más emblemático de la conculcación del poder judicial. Actualmente la mala práctica continúa, aunque con mayor participación de los poderes sumisos. Si el poder judicial no es autónomo resulta ocioso pretender que habrá otros poderes públicos que salven la honra democrática, porque el poder Judicial es la esencia de ésta; sin su existencia autónoma nada puede ser democrático.

La génesis de este apoyo de los ex presidentes tiene su origen en una “noticia críminis”: la democracia venezolana está siendo violada; y en los desvelos conyugales de algunas de las esposas de quienes hoy sufren injusto encarcelamiento. Pero, ¿qué pasa con la oposición venezolana? ; ¿por qué se deja suplantar en funciones que por naturaleza le son propias: denuncia, crítica y opinión? Porque está chantajeada, amenazada, agredida, en suma, aterrada; pero después del pronunciamiento de los ex presidentes sabe también que no está sola.

Para fines de año está pautada una elección que es crucial para el destino político del país y en donde la única manera de derrotar al Gobierno es yendo unidos y masivamente a votar. El Gobierno está interesado en que los aterrados se queden en casa, y que los opositores que vayan a votar no lo hagan unidos. Es hora de que la oposición revierta los términos. Demostrarles al pueblo opositor y a los ex presidentes que nos están apoyando que si podemos unirnos, y que la dirigencia  opositora  venezolana se convertirá en una cantera de denuncias que luego el frente de ex gobernantes podrá ventilar, apoyar y defender internacionalmente.    


La oposición venezolana ha carecido de un eje político que soporte su unidad nacional; pues bien, parafraseando a Arquímedes de Siracusa, convirtamos al grupo de ex gobernantes en el punto de apoyo que necesita la democracia venezolana para mover el mundo (y el piso) del chavismo que nos agobia.

domingo, 12 de abril de 2015

El voto que la “oposición” piensa botar

 En las próximas elecciones para elegir a los miembros del parlamento los sectores opuestos al chavismo irían a esa elección con la mayor probabilidad de éxito de toda la historia chavista; más incluso que cuando el referendo para modificar la Constitución (2007), y que perdiera el chavismo mediante una derrota sobrevenida. La no proporcionalidad de los resultados podría jugar a favor de la oposición al dejar de ser el Psuv la primera mayoría; la mayoría de los electores, chavistas incluidos, culpan y responsabilizan al Gobierno por el desastre durante la gestión Maduro; y el ventajismo y abuso electoral tenderá a ser neutralizado por una opinión pública internacional más vigilante que ha comenzado a pedir más democracia a quienes se proclaman demócratas pero actúan como dictadores. Todo esto será posible si se configura una unidad anti dictadura.

Mas, y aunque usted no lo crea,  las diferentes tendencias opositoras no sólo no se han puesto de acuerdo para concebir y crear tal unidad, sino que ¡no la quieren crear! Veamos mediante un somero análisis las diferentes posturas al respecto.

Oposición MUD. Una circunstancia electoral le dio vida, y luego, más por inercia histórica que por otra cosa, devino en oposición oficial, lo que le permite acordarse con el Ejecutivo con relación a los temas más importantes y álgidos. Actualmente se ha constituido en la oposición “buena”, “seria” y “confiable”, según la paternal consideración de los grandes jerarcas del Gobierno.  No está interesada en la unidad anti dictadura sino en el desarrollo de un partido político: PJ. Por eso ha ejercido una fuerte resistencia a que en los eventos electorales la oposición participe con una tarjeta única; y no la afecta en lo más mínimo la no proporcionalidad electoral. Su principal aspiración es que el Ejecutivo le asegure el segundo lugar en las lides electorales.

Voluntad Popular. Hija putativa de PJ. Su legitimidad política le es reconocida cuando durante las Primarias para elegir el candidato presidencial que compitiera contra Chávez en la elección de 2012, Leopoldo López decide declinar su candidatura para apoyar a Henrique Capriles,  en un acto frente a las cámaras de televisión que tuvo mucho de teatro y payasada, pero nada de político. No tuve más remedio que votar por Capriles porque era la única forma de hacerlo contra Chávez. Durante el 2012 rompe, por cuestiones tácticas,  con PJ y proponen retomar la calle; lo logran, pero después lanzan lo logrado por la borda, mediante un movimiento que se denominó La Salida, y al  cual no hemos podido encontrarle un ápice de pertinencia y sensatez.

Alianza Progresista. Con este nombre, a falta de otro más “oficial”, englobamos  a los partidos políticos de izquierda y otras agrupaciones que han sido, y se sienten, víctimas del sistema electoral que de manera ventajista la dictadura le impuso al país. Proclama su inconformidad con los grupos que representan la polarización (MUD y Psuv) pero están más dispuestos a avenirse con un disidente chavista que con un salta talanquera de la Cuarta República. Su estrategia política es la denuncia permanente de todo lo malo acaecido durante la era chavista pero sin olvidar, más bien recordando y enfatizando, todo lo negativo de la Cuarta República. Y esto tiene una explicación, estos grupos representan al verdadero chavismo; que fueron traicionados por Chávez pero le siguen pasando la factura a los adecos y copeyanos de la Cuarta República.

La conclusión que arrojan los comentarios anteriores nos permite establecer que ninguno de estos grupos quieren una unidad nacional; los dos primeros porque su lucha es por el liderazgo de la maltrecha e inútil oposición; y la tercera (Alianza Progresista) porque su lucha es por un liderazgo ideológico que no pretende gobernar ni ser gobierno, sólo tener en la Asamblea Nacional a alguien que diga presente cuando Diosdado pase lista.  
Si no quieren forjar la unidad nacional, mucho menos están interesados en combatir la dictadura; más aún, ni siquiera reconocen la existencia de un gobierno dictatorial; eso explica la pretensión de las oposiciones de acabar con la polarización mediante la pluralidad partidista, lo que favorece y  apuntala la dictadura. Lo único que puede derrotar a la dictadura es la unidad de todos los que la rechacen. No importa si son de la cuarta, quinta o sexta. La dictadura será temporal si se alcanza la Unidad Nacional, de otro modo estaremos a las puertas de su eternización. En un contexto dictatorial la libertad y democracia deben ser factores polarizantes.


Los grupos opositores no son los culpables del desmadre político, pero sus líderes sí. Las próximas elecciones es una buena oportunidad para demostrar que, en ocasiones, el pueblo supera a sus líderes. Ya hay un precedente, las exitosas elecciones de las esposas de los alcaldes defenestrados. Dejen al pueblo en sus regiones decidir sobre lo suyo; sólo seamos nacionalistas e intransigentes con la Unidad Nacional.

domingo, 22 de marzo de 2015

El retorno de los brutos activos

Se dice que durante la primera guerra mundial los alemanes  clasificaron  su ejército con base en dos variables: inteligencia y dinamismo. Se formaron 4 grupos: Inteligentes Pasivos (Estado Mayor), Inteligentes Activos (oficiales de primera línea), Brutos Pasivos (soldados rasos) y Brutos Activos, a quienes el informe técnico indicaba que  fuesen fusilados por los propios alemanes porque… ¡son los que nos hacen perder la guerra!

El bruto activo es altamente ineficiente, entendiéndose por tal la incapacidad para hacer lo correcto, correctamente (la Revolución Bolivariana era correcta, pero no así su irreversible prostitución). Su espacio natural es el caos y su accionar favorito es la anarquía, por eso los efectos de sus acciones son, casi siempre, contrarios al logro de su propósito, con lo cual da armas al adversario y pierde las posiciones que hubiese conquistado.

En la política venezolana se ubican en ambos bandos, se hacen llamar radicales, dominan la dirección de los sectores en pugna: oficialismo y oposición,  y deberán ser controlados so pena de hacerles perder la “guerra” a los dos contendores: democracia y dictadura. Durante los gobiernos de Chávez éste monopolizó el nacimiento, desarrollo y auge de los brutos activos en el sector oficialista; de hecho, es el único de estos especímenes que en la política venezolana pudo considerarse como el más exitoso. Su muerte dejó en la orfandad al sector oficialista que, desconcertado, no atina a bregar con lo peor de Chávez: su legado.

En el campo de los opositores el sector de los brutos activos vivió su época dorada durante el primer lustro del siglo XXI: un fallido golpe de Estado, una huelga petrolera que fue un fracaso prolongado, y una abstención bendecida por el oficialismo porque  permitió el comienzo de la legitimación de la dictadura. Después de 2007 (primera y única derrota de Chávez),  los brutos activos se aplacan, aunque persisten las críticas (en mi opinión válidas) por la mala conducción de la dirección opositora. La muerte de Chávez, sin embargo, desata los demonios (brutos activos) opositores que cumplen la “hazaña” de La Salida y acogen las ridículas sanciones de Washington.

Actualmente los brutos activos tienen el control de ambas facciones, lo que augura para cada una de ellas un desenlace de “perder-perder”. ¿Cómo se puede revertir la situación para que la relación devenga en un “ganar-ganar”? Sincerando las verdaderas fuentes de poder. El chavismo deberá deslastrarse del legado de Chávez para poder continuar (renovada) la revolución chavista. Atarse al legado del caudillo es compartir la responsabilidad por el mayor descalabro político, social y económico que haya padecido Venezuela durante toda su historia. Para que el chavismo pueda seguir, Chávez deberá quedarse donde está.

En el campo opositor la ciudadanía debe estar por encima de la filiación partidista. Es imprescindible que durante la transición hacia el rescate pleno de la democracia se conforme y consolide una unidad nacional. Una unidad que represente a la ciudadanía y que, además, pueda acordarse con el chavismo sin Chávez para llevar adelante acciones conjuntas de coexistencia política mientras dure la transición. Un nuevo gobierno no es lo fundamental para iniciar el rescate de la democracia, sino la transformación paulatina de las instituciones claves para el ejercicio democrático: AN, TSJ y CNE.

El futuro no luce promisor; los brutos, tanto oficialistas como opositores, parecen tener ganada la partida, y siguen esperando, respectivamente, la resurrección de Chávez y la renuncia de Maduro.  

jueves, 12 de marzo de 2015

Democracias sin separación de poderes, o el último chiste de Samper

El señor Samper, Secretario General de Unasur, no se ha distinguido por emitir declaraciones pertinentes y afortunadas (recuerden el caso del diputado Serra), por eso no sorprenderá que comentemos a continuación lo que hemos calificado como el último chiste del dignatario, aunque, en honor a la verdad, a los venezolanos nos parece un chiste de los calificados como crueles o de mal gusto. Declaró, en una combinación chistosa y cínica que había invitado a los poderes judicial y fiscal a las conversaciones con Unasur, “habida cuenta de que en Venezuela existe separación de poderes” El chiste es aseverar lo anterior, lo cínico es pretender que él no lo sabía. Chiste y cinismo nos obligan a puntualizar.

En Venezuela no existe separación de poderes porque todos ellos fueron conculcados por Chávez. Eufemísticamente suele decirse que fueron conculcados por el Ejecutivo, pero eso no es más que una “hoja de parra” que, por lo demás, el dictador nunca pretendió ni usó, aunque sí lo hizo la claque de adulantes. La no separación de poderes fue uno de los obsequios que los aduladores del poder judicial le hicieron al dictador. En efecto, el Tribunal Supremo de Justicia no sólo aceptó la dictadura de Chávez  sino que teorizó con relación a su justificación; así, la anterior Presidenta y la actual del TSJ  han aceptado y defendido la tesis de que en Venezuela no debe haber separación de poderes porque ésta es contraria a un Estado socialista como el que existe en el país; en otras palabras, no solo no se practica la separación de poderes, sino que se rechaza. 

Pero Samper no se limitó a caracterizar indebidamente a un miembro de Unasur  al considerarlo como democrático, aunque carece de separación de poderes; sino que amenazó con el rechazo unánime a  “cualquier intento de desestabilización que se produzca en una democracia o contra un gobierno”. No hay que ser muy sagaz para intuir  que se estaba refiriendo a Venezuela, pero parece que al dignatario lo “traicionó el subconsciente” al hacer una fina distinción entre democracia y gobierno, porque toda democracia puede ser gobierno, pero no todo gobierno puede ser democrático. En Latinoamérica los gobiernos no democráticos de Cuba y Venezuela, por ahora, confirman la excepción; por eso Venezuela  recibirá también el “cheque en blanco” que está ofreciendo Samper, a pesar de no contar con separación de poderes.

Desde el 2006 hasta 2013 Venezuela padeció la dictadura de Chávez, y desde 2013 hasta hoy padece una dictadura chavista. ¿Qué tienen en común ambos períodos para ser calificados como dictatoriales? La ausencia en ambos de una separación de los poderes públicos, especialmente los correspondientes al poder judicial y al electoral; con el control del primero se asegura la impunidad de los delitos políticos; con el control del segundo se garantiza la perpetuidad del gobernante. Democracia y dictadura son polos opuestos y, en consecuencia, se repelen; en ambos sectores hay razones, pero en sólo uno de ellos (en la Democracia) hay libertad.


Con base en lo anterior es dable preguntar: ¿se puede desestabilizar una dictadura? Se puede y se debe;  y en algunas legislaciones, como la venezolana, se establece el por qué y el cuándo aunque no se precisa el cómo. Aún así, la oposición venezolana está obligada a sacudirse la actual dictadura recorriendo la ruta constitucional por su legitimidad y eficiencia. Como lo establece la Constitución en su artículo 350:  “El pueblo de Venezuela fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos”. Esta debe ser la ruta para restaurar el Estado de Derecho; la meta, generar y apuntalar una mayoría en las urnas electorales, en la calle y en la opinión internacional. Pero antes hay que superar dos alcabalas: la Unidad Nacional de la oposición y la derrota de Maduro en todas las instancias anteriormente señaladas. Ya sabemos que padecemos una dictadura, ahora hay que demostrarlo. En las próximas elecciones vota por quien sea, siempre que sea contra Maduro.

miércoles, 25 de febrero de 2015

Del 350 y la mayoría opositora

El comportamiento último del gobierno madurista: encarcelamiento de opositores a troche y moche sin pruebas y sin decencia, no deja lugar a dudas acerca de su carácter dictatorial; pareciera que en cuanto a la calificación de la dictadura el régimen ya agotó su ración de eufemismos. Afortunadamente, pensábamos algunos, nuestra Constitución había previsto lo conducente cuando en su artículo 350 establece: “El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos” Sin embargo, aunque  el gobierno de Maduro es un retrato fiel de la dictadura que el legislador previó y quiso evitar, a nadie se le ha ocurrido pedir la activación del  350 ¿Por qué?

Porque en todas las elecciones celebradas durante el período 2000-2012 (exceptuando el referéndum de2007) el aprendiz de dictador recibió un cheque en blanco (poderes públicos conculcados) que soslayó la oportunidad, pertinencia y validez del 350. Durante ese lapso Venezuela padeció la estafa perfecta: aquella que, chequera mediante, es aplaudida y bienvenida por los propios estafados. ¿Ignorancia?, ¿soborno al por mayor?, ¿miseria ideológica?, ¿incompetencia administrativa?; todas ellas, especialmente la ultima mencionada que puso a los expertos en economía (dentro y fuera del país) a preguntarse no el porqué de la súbita ruina económica y política, sino ¿por qué la habíamos permitido? Aquí aplica el viejo refrán: “Sarna con gusto no pica, y si pica no mortifica”

La muerte del caudillo no ha significado una rectificación ni en lo económico ni en lo político; por el contrario, la represión se ha acentuado y la violación de los derechos humanos campea por sus fueros, en consecuencia, pareciera necesario mirar hacia el 350 para luchar constitucionalmente contra el embrión dictatorial. La activación del decreto no es puntual en cuanto tiempo y acción, sino resultado de un proceso que, como mínimo, generen dos condiciones que aseguren su viabilidad y efectividad: la unidad nacional de los sectores de oposición y la demostración incontrastable de que esta última es mayoría. La primera condición trascendería el nivel de partidos, aunque no los excluiría; la segunda se manifestaría no sólo en el plano electoral, sino también en la calle y en la opinión de la comunidad internacional.

 Con base en lo anterior podría decirse que la lucha eficiente y eficaz contra la dictadura comienza al constatarse que la oposición es mayoría en todos los ámbitos mencionados: urnas electorales, calle y opinión de la comunidad internacional. Falta mucho para eso, aunque el déficit en el respaldo a Maduro de la comunidad internacional se ha agrandado y sólo parece contar con el escuálido apoyo de los países que están en la nómina de Miraflores.

 La unidad nacional de los opositores y una eventual mayoría de la misma es “harina de otro costal” que casi hace frontera con los predios de la utopía. Lo que hasta ahora se ha considerado como unidad opositora es un acuerdo entre partidos que privilegia sus intereses en contra del interés nacional. Primero Justicia y Julio Borges son los abanderados de esta política. Ahora se habla de refundar una Unidad que nunca llegó a fundarse. Si no hay unidad nacional es ocioso pensar en ser mayoría.

No debería permitirse que PJ y Borges sigan usufructuando una unidad en la que no creen y sabotean. La Unidad nacional debe deslastrarse de siglas y conveniencias; su único propósito debe ser combatir y derrotar la dictadura; y su única estrategia, por ahora, es oponerse a los desmanes y autoritarismo del desgobierno madurista. Por eso, quien considere válidas las consideraciones  anteriores no debe dudar en hacer el esfuerzo y sacrificios necesarios para que en las venideras elecciones legislativas se comience a forjar una Unidad Nacional que trascienda no sólo a los partidos sino también a las agrupaciones autodenominadas progresistas. Para identificarla basta con el gentilicio.


Hazlo, y estarás dando el primer paso hacia la conformación de la Unidad Nacional y, eventualmente, la constatación de la mayoría opositora para la exitosa activación del 350.

lunes, 9 de febrero de 2015

Decreto 008610: ¿licencia para matar opositores?

Mortales, letales y mortíferas son, según la historia y el diccionario, los tipos de armas que cualquier dictadura que se precie ha usado siempre para enfrentar las protestas que se atrevan a manifestar en su contra. Parece ser también la intención  del  Gobierno al aprobar un decreto (Resolución 008610) con fecha 27/01/2015 en el que establece “el uso de la fuerza potencialmente mortal, bien por el arma de fuego o con otra arma potencialmente mortal” para evitar los desórdenes. Que en Venezuela se hayan usado armas de fuego para reprimir manifestaciones, aunque la Constitución lo rechace, no es una novedad;  lo nuevo reside en la pretensión de que se legalice la figura y que se estrene su práctica durante el año en curso.

El propósito de esta medida es el de intimidar a los eventuales (casi seguros) manifestantes durante la campaña electoral del 2015, habida cuenta que el desastre gubernamental, saqueo y ruina del país, es de tal magnitud que resultará muy difícil que los grupos más afectados negativamente no se vuelquen a las calles para hacer oír su voz de protesta. La protesta no es una opción, su naturaleza sí. Dependerá de la forma como sea concebida y tratada por la oposición y el Gobierno. Una protesta concebida y organizada en el contexto de la norma democrática respetará el derecho de la oposición que le niega el alcalde Jorge Rodríguez, pero también el del Gobierno a no ser provocado por guarimberos.

El fracaso del Gobierno lo obliga a la represión desmedida, por eso se ha venido preparando para una guerra contra los posibles manifestantes. Necesita que en la llamada “unión cívico militar” los militares, milicianos y colectivos asuman el control legal de la represión, es decir, pasen del ilegal ensuciarse las manos, a la “legal”, mortal, letal, y mortífera represión alcahueteada. Así, cuando en el futuro se quiera condenar internacionalmente los muertos que pudiera generar la aplicación de este decreto, el Gobierno siempre podrá recurrir a su justificación porque estaría “respaldado” por un decreto ley y el concurso de sus propias fuerzas armadas,  colectivos y milicianos.

Regular el uso de la fuerza y violencia en las manifestaciones  es imprescindible; regulación que debería considerar los derechos de los actores principales: gobierno y oposición. Un gobierno democrático respetuoso de la Constitución debe, en esta materia, ser lo más ecuánime posible. Por ejemplo, extender una guaya para decapitar a un motorizado oficialista debe generar el mismo repudio y sanción que desfigurar el rostro y la existencia de una joven opositora con un disparo de escopeta de perdigones disparada a centímetros de distancia; mas, ambos crímenes no recibieron el mismo trato, y casos similares en la Venezuela de hoy no lo recibirán porque en nuestro país se vive una democracia desvirtuada y una justicia sesgada que cada día hace más mérito para ser calificada de dictadura.   

Las llamadas neo dictaduras que han comenzado a proliferar a partir de la revolución chavista suelen esconderse detrás del cliché electoralista y el principio de la no intervención; de este modo tratan de reivindicar una supuesta democracia verdadera en contraposición a la formal, representativa e imperfecta que, hasta ahora, nos ha cobijado políticamente. Es lo mismo que hace Cuba cuando pretende, con toda desfachatez, que se le considere una democracia porque así lo establece su Constitución, aunque el gobierno dispense a sus nacionales un trato despótico y dictatorial.

¿Cómo enfrentar este decreto? A lo interno no es mucho lo que puede hacerse porque la oposición ha fallado en alcanzar una unidad opositora en el nivel nacional; por el contrario, los intereses partidistas, económicos e ideológicos alejan más la posibilidad de una unidad nacional. A lo externo, sin embargo, las denuncias de la oposición y las garrafales “metidas de pata” del chavismo han tenido eco y repudio por parte de la comunidad internacional. 

Esto hace que el famélico mensaje de la oposición no tiene que ser probado porque de eso se ocupa, y muy eficientemente, el propio Gobierno. Antes la dictadura chavista compraba su aprobación internacional, ahora no tiene los recursos para  hacerlo  y, además, la comunidad internacional acepta menos la irracionalidad de su política exterior. Démosle a esa comunidad  las banderas de la oposición hasta que tengamos la capacidad de enarbolarlas nosotros mismos.