En las próximas
elecciones para elegir a los miembros del parlamento los sectores opuestos al
chavismo irían a esa elección con la mayor probabilidad de éxito de toda la
historia chavista; más incluso que cuando el referendo para modificar la
Constitución (2007), y que perdiera el chavismo mediante una derrota
sobrevenida. La no proporcionalidad de los resultados podría jugar a favor de
la oposición al dejar de ser el Psuv la primera mayoría; la mayoría de los
electores, chavistas incluidos, culpan y responsabilizan al Gobierno por el
desastre durante la gestión Maduro; y el ventajismo y abuso electoral tenderá a
ser neutralizado por una opinión pública internacional más vigilante que ha comenzado
a pedir más democracia a quienes se proclaman demócratas pero actúan como
dictadores. Todo esto será posible si se configura una unidad anti dictadura.
Mas, y aunque usted no lo crea, las
diferentes tendencias opositoras no sólo no se han puesto de acuerdo para
concebir y crear tal unidad, sino que ¡no la quieren crear! Veamos mediante un
somero análisis las diferentes posturas al respecto.
Oposición MUD. Una circunstancia electoral le dio vida, y
luego, más por inercia histórica que por otra cosa, devino en oposición oficial,
lo que le permite acordarse con el Ejecutivo con relación a los temas más
importantes y álgidos. Actualmente se ha constituido en la oposición “buena”,
“seria” y “confiable”, según la paternal consideración de los grandes jerarcas
del Gobierno. No está interesada en la
unidad anti dictadura sino en el desarrollo de un partido político: PJ. Por eso
ha ejercido una fuerte resistencia a que en los eventos electorales la
oposición participe con una tarjeta única; y no la afecta en lo más mínimo la
no proporcionalidad electoral. Su principal aspiración es que el Ejecutivo le
asegure el segundo lugar en las lides electorales.
Voluntad Popular. Hija putativa de PJ. Su legitimidad
política le es reconocida cuando durante las Primarias para elegir el candidato
presidencial que compitiera contra Chávez en la elección de 2012, Leopoldo
López decide declinar su candidatura para apoyar a Henrique Capriles, en un acto frente a las cámaras de televisión
que tuvo mucho de teatro y payasada, pero nada de político. No tuve más remedio
que votar por Capriles porque era la única forma de hacerlo contra Chávez.
Durante el 2012 rompe, por cuestiones tácticas,
con PJ y proponen retomar la calle; lo logran, pero después lanzan lo
logrado por la borda, mediante un movimiento que se denominó La Salida, y al cual no hemos podido encontrarle un ápice de
pertinencia y sensatez.
Alianza Progresista. Con este nombre, a falta de otro más
“oficial”, englobamos a los partidos
políticos de izquierda y otras agrupaciones que han sido, y se sienten,
víctimas del sistema electoral que de manera ventajista la dictadura le impuso
al país. Proclama su inconformidad con los grupos que representan la
polarización (MUD y Psuv) pero están más dispuestos a avenirse con un disidente
chavista que con un salta talanquera de la Cuarta República. Su estrategia
política es la denuncia permanente de todo lo malo acaecido durante la era
chavista pero sin olvidar, más bien recordando y enfatizando, todo lo negativo
de la Cuarta República. Y esto tiene una explicación, estos grupos representan
al verdadero chavismo; que fueron traicionados por Chávez pero le siguen
pasando la factura a los adecos y copeyanos de la Cuarta República.
La conclusión que arrojan los comentarios anteriores nos permite establecer
que ninguno de estos grupos quieren una unidad nacional; los dos primeros
porque su lucha es por el liderazgo de la maltrecha e inútil oposición; y la
tercera (Alianza Progresista) porque su lucha es por un liderazgo ideológico
que no pretende gobernar ni ser gobierno, sólo tener en la Asamblea Nacional a
alguien que diga presente cuando Diosdado pase lista.
Si no quieren forjar la unidad nacional, mucho menos están interesados en
combatir la dictadura; más aún, ni siquiera reconocen la existencia de un
gobierno dictatorial; eso explica la pretensión de las oposiciones de acabar
con la polarización mediante la pluralidad partidista, lo que favorece y apuntala la dictadura. Lo único que puede
derrotar a la dictadura es la unidad de todos los que la rechacen. No importa
si son de la cuarta, quinta o sexta. La dictadura será temporal si se alcanza
la Unidad Nacional, de otro modo estaremos a las puertas de su eternización. En
un contexto dictatorial la libertad y democracia deben ser factores
polarizantes.
Los grupos opositores no son los culpables del desmadre político, pero sus
líderes sí. Las próximas elecciones es una buena oportunidad para demostrar
que, en ocasiones, el pueblo supera a sus líderes. Ya hay un precedente, las
exitosas elecciones de las esposas de los alcaldes defenestrados. Dejen al
pueblo en sus regiones decidir sobre lo suyo; sólo seamos nacionalistas e
intransigentes con la Unidad Nacional.
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