lunes, 26 de agosto de 2013

Convierte en avalancha el deslizamiento del 14-A

El chavismo no entregará el Gobierno  aunque pierda la elección por un amplio margen; es lo que se desprende de la amenaza de Maduro cuando asevera que de ser desplazados del Gobierno sobrevendrá el apocalipsis; pero sólo derrotándolo por un amplio margen, en cualquier elección, podrán generarse las condiciones para sacarlos del Gobierno, que no del poder; es decir, todas las vías y salidas viables confluyen en lo electoral. En la oposición parece haber consenso al respecto, mas no en las acciones a seguir para el logro del objetivo.

Una oposición, llamémosla oficialista porque es la oficialmente reconocida, aconseja paciencia y más paciencia entre una elección y otra. Confía en que el tiempo los favorece porque se agudizarán los problemas sociales y  se acrecentarán los errores del oficialismo que, entonces, podrán ser capitalizados por sus jóvenes líderes. La otra oposición, acusada con razón de ansiosa e ingenua, que primero marcha y después se pregunta el porqué; que sólo concurre a aquellas elecciones en las que se puede cambiar el Gobierno, y luego, al ser derrotado, canta fraude aunque no lo pueda demostrar, pero que, a pesar de tantos bemoles, y diferente de la oposición académica, nos presenta a diario una vigorosa y ruidosa fe de vida.

Simpatizamos con los ansiosos, quizás por la edad, aunque sin una pizca de ingenuo, y porque la estrategia “chinchorro” que nos ofrecen la MUD y Capriles ha demostrado ser la peor estrategia opositora de la época chavista posterior al 2006. Después de finalizada un elección es cuando hay que trabajar duro para crearle condiciones democráticas a la siguiente, para hacer factible una mayoría aplastante que obligue al oficialismo a cometer fraude, pero que pueda ser demostrado por la oposición dentro y fuera del país. El elector opositor debe contribuir a formar esa mayoría aplastante, pero necesita saber que se hará con su voto. Hasta ahora, el voto significativamente creciente de la oposición ha sido dilapidado por la MUD, y eso es lo que desmotiva y genera desconfianza.    


El próximo 8-D hay que obligarlos a hacer fraude; para ello nada mejor que una avalancha de votos opositores; podrán negar la derrota (fraude) pero no esconderla. Todos debemos votar para convertir en avalancha de votos opositores el tenue, pero significativo, deslizamiento que se dio el 14-A. No repares en liderazgos únicos que esta elección no tiene; lo importante es llegar unidos y primeros al “puente de las mayorías”, después veremos cómo lo cruzamos. Recuerda que en esta elección lo más importante es que gane la tarjeta única, porque aunque no gane tu candidato a alcalde, contribuyes a legitimar la condición de mayoría opositora. 



Las próximas elecciones del 8-D son una gran oportunidad para reorganizar la dirección opositora porque ésta debe ocuparse no sólo de lo electoral sino de la defensa de la Constitución (ejemplo, caso Mardo),  y tener como elemento nodal  el rescate de las instituciones democráticas.  Lamentablemente, todavía tenemos las rémoras de las hegemonías partidistas y los liderazgos únicos y absolutistas. La ocasión es propicia para comenzar a organizar la oposición por la base y crear un frente amplio que incluya a todos, a los que están y a los que nunca han querido estar, inclusive a los chavistas que quieran salvar su revolución.

Corrupción V.I.P. legitimada

Cuando el Gobierno comenzó su cruzada contra la corrupción lo primero que pensamos fue en un alarde de cinismo pues está generalizada la creencia de que este Gobierno ha sido uno de los más corruptos  de los últimos años; pero, si el asunto es  en serio, y sin propósitos ocultos, al alto gobierno no le queda otra que emular a Campo Elías, aquel español que durante la independencia abrazó la causa patriota, y que para evitar dudas al respecto proclamaba (según Eduardo Blanco y su Venezuela Heroica) que mataría a todos los españoles con quienes se encontrara y que,  cuando sólo quedara él, se suicidaría para erradicar la plaga. ¿Se imaginan a los jerarcas del régimen sesionando en un calabozo, y al semilíder cerrando por dentro y botando la llave por el retrete? No, ni pensarlo.

Porque nuestra corrupción es una que al ser practicada no conlleva una connotación delictual ni ilegal; al contrario, implica una señal de distinción: VIP (Very Important People), cuyas transacciones y ganancias se tasan en dólares; los testaferros de antaño se convierten en gerentes de empresas de “maletín”, agentes y operadores financieros,  que no están ni al margen ni fuera de la ley, porque ellos, autoritariamente, son la ley;  como dice Mires (agosto 2013) : “Si un gobierno democráticamente elegido emplea  medios totalitarios y a la vez exige poderes omnímodos para encabezar una cruzada en contra de la corrupción, está preparando definitivamente el camino hacia una dictadura “ , o sea, hacia una corrupción legitimada.

De aquí se desprende que la tal cruzada  nunca podrá tocar a la “business  class” de nuestra política porque ellos son los legal y legítimos corruptos; es decir, tienen licencia para ejercer la expoliación del erario nacional. Es tan notoria la existencia de la corrupción VIP que, al igual que en la piratería de ayer, se hace necesario dotarlos, cruzada mediante, de una patente de corso. Esa es la tarea de la ley habilitante.

La cruzada afectará a los oficialistas (sean o no corruptos) de arte y ganancia menor, quienes, como los acompañantes de los príncipes medievales, recibían el castigo físico que no se les podía aplicar a aquéllos. Ejemplo, un empleado de CADIVI que debe responder por veinte mil millones de dólares que se robaron los VIP; un pobre “paga peo”, pues. Pero si alguna vez un corrupto VIP es atrapado infraganti y enviado a prisión, ya se encargará nuestro sistema judicial de “hacerle justicia” como se hizo con los “pata en el suelo” (así tildados por el mismísimo jefe) devenidos en magnates de la hípica  que hoy disfrutan en libertad de sus dólares y caballos.


Por supuesto, la oposición también llevará lo suyo con una buena dosis de alevosía y ensañamiento. Nótese, sin embargo, que para fregar a los funcionarios de menor jerarquía (el Gobierno los utilizará como muestra de imparcialidad y advertencia a la disidencia)  o a los de oposición no es necesaria una ley ni mucho menos una cruzada, ya que el Gobierno ha venido haciendo esto, y mucho más, cada vez que le da la gana; de hecho, hablar de leyes y legalidad en Venezuela es solo un mal chiste. Entonces, ¿por qué se insiste con la cruzada?, porque, y a título de hipótesis, la legitimación de la corrupción VIP implica definirla y regularla para que quede circunscrita sólo a los que roben en bolívares y hagan oposición. ¡Bienvenida la corrupción VIP al socialismo Siglo XXI! 

sábado, 3 de agosto de 2013

Dictadura a calzón quitado

La tropelía cometida por el Presidente de la AN (en un poder conculcado el “manda más” es el único responsable) en contra del Poder Legislativo, con motivo del allanamiento de la inmunidad parlamentaria del diputado Richard  Mardo es un paso más hacia una plena dictadura chavista, pues esta acción está principalmente dirigida a medir la reacción de la oposición que, por cierto, ya comenzó a bailar el son cubano (represión y chantaje) que el Gobierno interpreta.

Lo primero que resalta es el tipo de respuesta que dan los voceros de la oposición cuando se les interroga con relación a: ¿qué hacer ahora? En general aconsejan a Mardo que agote las instancias legales, aunque admiten que todo ello será inútil dada la evidente parcialidad del Poder Judicial. Y aquí comienzan las incongruencias. ¿Por qué a Mardo?, si él no es el principal agraviado. Los directamente agraviados son los diputados de oposición y, por eso, son ellos quienes deben tomar las riendas de la respuesta  al gorilismo que, según Rafalli, se resume en: denuncia, protesta y calle.

Lo segundo refiere a la tranquilidad de la anestesiada MUD. ¿Será que este organismo considera que el problema de la AN no le atañe directamente porque no es electoral? Pues hay que decirle que a quien más le atañe ese problema es a la MUD; mucho más que los pleitos entre Trejo y Guanipa, o entre García y Echarri. Circunscribir el interés de la instancia opositora a lo electoral es, desde ya,  renunciar a unas elecciones dentro de un marco de legalidad democrática.

Finalmente, por esta semana, Capriles sale al ruedo como vocero no autorizado, pero aceptado, de la oposición y, además, convoca para el sábado 3-8-2013 a unas marchas y manifestaciones de protestas; públicas porque se indica la fecha y propósito, pero al mismo tiempo clandestinas porque no se divulgan (más bien se ocultan) el lugar y la hora. La MUD no debería permitirlo, habida cuenta de que la gravedad de la situación amerita de un liderazgo colectivo  que reviva la unidad de ese organismo. Más bien es tiempo de llamar a los que no están y a los que nunca han querido estar.

La calle será recorrida otra vez por la oposición, pero, cuando ocurra, deberá ser guiada por una dirección colectiva (por ejemplo: MUD ampliada o Frente en defensa de la democracia), con unos propósitos explícitos y en un lugar y hora que serán conocidos por todos, especialmente por los periodistas nacionales y extranjeros quienes serían los primeros invitados a dichas marchas y manifestaciones. La lucha opositora debe ser diáfana, decidida e inteligente; la propuesta de Capriles  tiene poco de diáfana y nada de inteligente.


César Villarroel Castillo