domingo, 28 de abril de 2013

Continuidad opositora


La oposición política venezolana tiene por costumbre intervenir sólo en los momentos electorales y, como siempre pierde,  extenuada  se dedica a descansar para después reiniciar el ciclo: nueva elección, denuncia de fraude, realización del mismo, lectura de resultados “irreversibles” por parte de la señora Lucena, período de despecho (en la última elección presidencial se incluyó un tímido e inofensivo pataleo), y otra vez a descansar mientras se espera la próxima elección.

No hay continuidad opositora porque no se ha entendido que en Venezuela las elecciones no constituyen el registro del derecho de la mayoría a gobernar, sino el mecanismo mediante el cual se intenta legitimar la perpetuidad de un gobernante; de ahí que la verdadera elección se realice y se asegure por parte del Gobierno antes de ser convocada, aprovechándose de la siesta pre electoral que, con pasmosa regularidad, disfruta en cada oportunidad la oposición al chavismo.

Preocupa que el período post elección de la realizada el 14-4-2013 corra la misma suerte de las anteriormente comentadas, es decir, la inanición mientras se espera por un triunfo en  las próximas contiendas (AN, Revocatorio y presidenciales 2019) y se practique la norma del beduino: “ que para ser Gobierno sólo le bastaría sentarse a la puerta de la tienda a esperar que pase el cadáver del enemigo”, una victoria electoral que nunca se dará (si la gana se la roban) mientras la oposición no pueda asegurar las condiciones necesarias para una elección democrática. El propósito no es  ganar la próxima elección sino asegurar su carácter democrático; si esto se logra, entonces si podremos confiar en que ganará quien obtenga más votos.

En ese sentido nos preguntamos: ¿se podrá ganar y cobrar sin traumas alguna elección mientras los cubanos sigan gobernando este país?; ¿mientras tengamos un TSJ dependiente del Ejecutivo y cuya presidenta pregone y aplauda públicamente la falta de autonomía del tribunal supremo?; ¿con una AN  convertida en “Planeta de los Simios” y en donde el gorilismo hace gala de su peor bestialidad?; y no mencionamos al CNE porque profesa un servilismo de segundo grado, es decir, TSJ mata CNE. Estos no son los únicos abusos, pero sí los que ameritan oposición inmediata y prioritaria; mientras no se corrijan esos entuertos, o al menos se enfrenten, no será posible contar con una elección  medianamente decente.

¿Es factible enfrentar con eficiencia y eficacia tales entuertos? Por supuesto, los tres problemas señalados revelan  claros abusos de poder rechazados por la Constitución y se cuenta, después del 14-A, con una base electoral más que indiscutible para enfrentarlos. Denuncia y protesta con inteligencia y firmeza, así como ocurrió con la reunión de los artistas durante la última contienda electoral. El mundo debe conocer la indefensión de nuestra democracia, para que nos acompañe a reprochar el oprobio que padece.

César Villarroel Castillo

jueves, 18 de abril de 2013

Derrota agridulce


En la elección presidencial ocurrida el 14-4-2013 los resultados (según el  CNE) dieron como ganador al candidato oficialista pero, en una consecuencia sobrevenida, beneficiaron al candidato opositor; éste remontó en muy poco tiempo la cuesta de las encuestas, al punto de que alcanzó un empate técnico (la diferencia no luce estadísticamente significativa) y ha logrado cuestionar el triunfo de Maduro. La inversión de los estados de ánimo ha sido tal, que algunos chavistas (Gómez Muñoz, Aporrea 15-4-2013) han calificado el hecho: “como la primera victoria con un desagradable y auténtico sabor a derrota”; y un opositor (Rubén de Mayo, El Universal, 18-4-2013) como “linda derrota”.

Pero lo que más afecta a los chavistas es que el incremento del candidato opositor (más de 700.000 votos) proviene, casi en su totalidad, de una deserción chavista. Para Capriles, en una interpretación un tanto ingenua, este es un contingente que él logró atraer hacia el redil opositor;  ¿qué les puede haber  ofrecido Capriles a gente del Psuv, PCV, PPT y MEP para sonsacar exitosamente a algunos de sus militantes?,  nada, porque esos grupos políticos (Polo Patriótico), al menos en sus orígenes, presentan un alto grado de ideologización, por tanto son resistentes a las  promesas del  neoliberalismo  y sus parientes. Entonces, ¿por qué votaron por Capriles?, porque éste fue el medio para atacar a Maduro, a quien una parte del Polo Patriótico (se exceptúan el Psuv y PODEMOS) pretendieron, y lograron, echarle una vaina.

En efecto, Capriles incrementa su votación con relación a la elección del 7-10-2012, en más de 700.000 votos. ¿Votantes nuevos?, no, porque se utilizó el padrón del 2012; sin embargo, es fácil encontrar esos desertores chavistas en las pérdidas del Polo Patriótico; así, entre el Psuv, sólo 3%, PCV 42%, PPT 47% y MEP 50% perdieron 605.321 votos con relación a octubre de 2012. Si se suman las pérdidas de una miscelánea de partidos menores del Polo Patriótico (CR, IPC, UPV e IVCR) se registra una pérdida total de 710.923, cantidad similar a la que refleja el crecimiento del voto opositor.  La disidencia chavista se la cobró a Maduro, funcionó un voto castigo en su contra, aunque él no sea el único culpable: los Castro lo recomendaron y Chávez lo impuso.

Con base en lo anterior es dable distinguir nuevas realidades políticas. El fin de la hegemonía chavista,  que se hará más débil en la medida en que aumente la represión “madurista”. Una oposición que logró hacer realidad la unidad nacional incluyente al haber incorporado a una parte del chavismo, y que exhibe una fuerte musculatura política que le proporciona el ser mayoría en los estados más densamente poblados. Por su parte, el sector oficialista se muestra fraccionado, con muchos grupos (cubanos, familiares, plutócratas, militares, burócratas, bufones mercenarios que, nos imaginamos, tendrán que regresar los anticipos) esperando el reparto de prebendas y dádivas. Afortunadamente, en este sector también hay quien se pregunta qué pasó con la revolución; un tema sobre el cual tirios y troyanos deberían conversar.

César Villarroel Castillo

martes, 9 de abril de 2013

Más allá de Maduro


En las elecciones presidenciales del próximo 14-4-2013 la oposición parece tener una sola alternativa: derrotar a Maduro; de ahí que cuando los indicadores electorales (resultados de encuestas y volumen de marchas) no son favorables a Capriles cunde el desánimo, tanto, que algunos consideran que si no hay probabilidad de ganar no vale la pena participar, y que lo único que cabe es echarse a llorar o morir. Mas, hay otra realidad que la terquedad del liderazgo opositor se niega a reconocer, el  consenso acerca de que en las últimas contiendas presidenciales el enfrentamiento es entre dos sistemas de gobiernos: democracia liberal y castro-comunismo; el problema, entonces,  no es derrotar a Maduro sino a Fidel.

Si se llegara, mediante eventos sobrevenidos, a derrotar electoralmente a Maduro, todavía tendría que sortearse la feroz resistencia que opondrían los cubanos a la pérdida de sus privilegios económicos y políticos, amparados en un poder judicial corrupto (especialmente el TSJ), un legislativo transformado en secta partidista, una burguesía rapaz e híper corrupta, una casi total des-industrialización del país y una fuerza armada paralela devenida en brigadas de choque. “Tarea de indio” que es necesario enfrentar, gane quien gane, y que convierte al 14-A en el inicio de un rescate y no en la culminación de un proceso electoral.

Por eso es por lo que es necesario ir a votar el próximo domingo, para comenzar a hilvanar la derrota de Fidel; el 15-4-2013 la oposición venezolana, unida, sin exclusiones debería exigir, puertas afuera, el cese de la injerencia cubana en la política venezolana conculcada por los hermanos Castro con la anuencia y connivencia de sus adláteres criollos; y puertas adentro, el adecentamiento del TSJ. Esto supone considerar la próxima elección como un medio y no como un fin en sí misma. Por eso, el problema no es si ganamos o perdemos la elección presidencial, sino como nos organizamos para iniciar la lucha, sea quien sea el ganador; en otras palabras, cómo convertirnos en ganadores aunque no se obtenga la victoria.

¿Se puede luchar democráticamente contra un gobierno autoritario y militarista? Sí, siempre que no se encomiende esta tarea con exclusividad a los partidos políticos; los líderes opositores se asombran de que la espontaneidad del pueblo supere en los actos de masas sus propias expectativas; en mi opinión es un mensaje que el pueblo sigue enviando desde la elección del 7-10-2012; el pueblo quiere participar, es el gran afectado y el único protagonista; quien tenga dudas, que vuelva a ver el video de la reunión de artistas y gente de la cultura.    

César Villarroel Castillo

miércoles, 3 de abril de 2013

Tareas pendientes de la futura oposición

Alguien, en el mundo del sarcasmo, podría aducir que la oposición tiene una sóla tarea pendiente: ganar; mas, para alcanzar esta última se deben crear las condiciones para que una eventual victoria opositora pueda darse, es decir, condiciones previas e imprescindibles para que la oposición pueda ganar en cualquier campo de la política: electoral, jurídico, diplomático, militar u otro. Desde el próximo 15-A esta deberá asumir, gane quien gane, nuevas tareas que deben priorizarse. He aquí mi opinión al respecto.  

Esas tareas podrían resumirse en el rescate de la vigencia de lo constitucional, y no nos referimos a lo cronológico sino a su validez y funcionamiento dentro de un Estado de Derechos que, cuando su Constitución es violada o se deja de lado impunemente, pierde su vigencia democrática. Tres tareas destacan por su pertinencia y prioridad: la desaparición de la MUD; el adecentamiento del poder judicial, especialmente lo que concierne al TSJ; y el rescate de la soberanía política, rendida con descaro a la Cuba castrista. Comentemos someramente cada una de ellas.   

DESAPARICIÓN DE LA MUD: La MUD se ha convertido en el principal obstáculo para alcanzar la unidad nacional opositora porque nació, y se le ha seguido considerando, como un acuerdo de y entre partidos de la Cuarta República para participar con mayor probabilidad de éxito en los sucesivos eventos electorales; de ahí que de cara a una unidad nacional presenta dos limitaciones importantes: no agrupa a las fuerzas independientes o no partidarias del viejo régimen, y circunscribe su acción opositora a la participación en los eventos electorales. La MUD debe desaparecer para dar paso a una unidad incluyente en ciudadanos y en la atención a la diversidad de problemas políticos.
  
ADECENTAMIENTO DEL TSJ: Todos los poderes han sido conculcados por el Ejecutivo, pero el que más afecta al sistema democrático es el TSJ porque está llamado a ser el “fiel de la balanza política”, es decir, dirime los asuntos controversiales intra y entre poderes; es el supra poder de los estados democráticos. En Venezuela este poder parece haber perdido su independencia frente al Ejecutivo; sus fallos siempre favorecen a éste, a veces en forma grotesca, como el dictado el 9-1-2013 con relación a la juramentación del Presidente electo; pero quizás lo más evidente en la sumisa relación de este poder frente al Gobierno es la tesis públicamente esgrimida por su presidenta abogando por la no independencia de los poderes públicos. Pues bien, mientras tengamos un TSJ subordinado al  gobernanta de turno  y una magistrada que le aplauda la gracia, nunca tendremos democracia de ningún tipo.

ENTREGA A CUBA DE NUESTRA SOBERANÍA POLÍTICA: Mucho se ha comentado el carácter sui géneris   de la ayuda económica que Venezuela presta a Cuba porque, a contracorriente de la práctica internacional, aquí el prestamista (acreedor) es quien cede o entrega soberanía política. La seguridad nacional  y otros servicios estratégicos como identificación, energía y comunicaciones parecen (no hay información disponible y creíble de parte del Gobierno) estar controlados por los cubanos; pero lo que sí quedó claro, dentro del denso misterio que generó la gravedad y muerte de Chávez, fue que en el proceso sucesoral se hizo evidente el poder político de los antillanos, al punto de que lograron imponer como sucesor al hombre de La Habana; impuesto por  Chávez, pero elegido por Fidel  porque, se presume,  era quien más garantizaba la continuidad de la ayuda económica a la isla; aspecto que no se discute después de oírlo cantar La Bayamesa. 

Estas tres condiciones someramente comentadas no son las únicas a ser atendidas para deshacer los entuertos del chavismo, pero son  prioritarias, especialmente la que refiere a la unidad nacional pues las otras dos (y todas las demás) dependen de la consecución de ésta. No importa quien gane la elección del 14-A la oposición está obligada a atacar estos problemas, so pena de renunciar a vivir en democracia. Un TSJ como el actual es una vergüenza; y una relación como la que nos impone el gobierno cubano es indigna y humillante. La nueva oposición (incluyente y diversificada) necesita de un piso político, contribuye a labrarlo yendo a votar el 14-4-2013.


César Villarroel Castillo