lunes, 28 de julio de 2014

El purgante inevitable

El paquete económico que se rechaza en público pero se acepta en privado, nos hace recordar el cuento del individuo que inventó una píldora muy eficaz para evitar la sed; sólo se debía tomar ocho diariamente, ¡cada una con un vaso de agua! En efecto, Maduro jura que nunca aplicará un paquete económico por considerarlo, cuando no, imperialista, neoliberal y antirrevolucionario; mientras, se instruye a Ramírez para que junto a los “pragmáticos” se estudie la instrumentación de la próxima mega devaluación, el aumento de la gasolina y se explique y acepte la hiperinflación que, a título de ejemplo, reporta un aumento de más de un 100% en los pasajes del ferry para Margarita. ¿Entonces?

El paquete económico es inevitable; lo que está en discusión no es su necesidad, de hecho ya se está programando, sino su implantación con el menor costo político para el Gobierno, o para Maduro porque en el Ejecutivo los errores los comete el Gobierno, mientras que las “metidas de patas” es hechura exclusiva de Nicolás. En realidad, el paquete no se apoya públicamente porque contradice el legado de Chávez, lo cual es cierto; sin embargo, al analizar el legado se evidencia que éste no es más quela crónica de un descomunal fracaso, y el fracaso nunca debe venderse como legado sino como advertencia.

El paquete es como un purgante de los que padecí durante mi infancia carupanera: lograba posponer el trago amargo pero no evitarlo, sobre todo cuando convencía a mi tía que lo tomara ella primero, tras lo cual  ganaba calle y me refugiaba en el rancho de mi abuela durante todo el día; pero en la tarde cuando regresaba a casa confiado, más bien esperanzado, en un olvido sobrevenido el gesto adusto de mi tía y lo que sostenía en cada mano (purgante y correa) me regresaban a la realidad, aunque me quedaba el consuelo que ella, la administradora del purgante, también tenía que padecerlo

La economía venezolana hace rato que ha estado pidiendo un purgante contra la disparatada y atrasada concepción que la guía; contra la ineficiencia con la cual se administra; y contra la monstruosa y obscena corrupción que la agobia. Hasta ahora se ha diferido la aplicación del mismo con el riesgo, ya cierto, de que mientras más tarde la purga, más amargo será el trago. Durante los gobiernos de Chávez no se aceptó la enfermedad de la economía porque él era la enfermedad dada su práctica populista de repartir dólares e impunidad para asegurarse la eternidad del poder; tuvo la oportunidad de conquistarlo, pero prefirió comprarlo.

Sea como fuere, el paquete-purgante ya está aquí; sólo resta democratizar sus efectos negativos como lo hacía con mi pobre tía, es decir, que afecte no sólo al pueblo sino a Maduro, su gabinete,  su familia consanguínea, la castrense y la de los “combatienticos” expertos en empresas de maletín; que antes de abrir el paquete se publique la lista de los corruptos y que las fortunas mal habidas sean denunciadas; que el aumento del precio de la gasolina implique previamente la eliminación del subsidio a Cuba y una rigurosa planificación de esos ingresos; y crear un nuevo TSJ que genere confianza adentro y afuera.  


El chavismo los corrompió y protegió; el madurismo le hace un flaco servicio a la economía alcahueteándolos; la efectividad de los purgantes, como cualquier medicina, depende de la data de fabricación, el enfermo debe ser el más interesado en que no se supere la fecha de vencimiento. 

jueves, 17 de julio de 2014

La oposición: infalible en la torpeza

Parece haber consenso con relación al fracaso de la oposición al oponerse al régimen chavista; y no por la cantidad de errores cometidos, que fueron pocos, sino por las reiteradas torpezas que han sido muchas. El error es susceptible de enmendarse; la torpeza nubla el entendimiento y por eso el torpe, como lo establece el DRAE, “es tardo en comprender” y perseverante en la terquedad.

La oposición se ha negado, de forma  sistemática, a reconocer y enmendar sus grandes errores; por el contrario, siempre ha recurrido a la torpeza de justificarlos. Veamos, el golpe de Estado del año 2000 aún tiene en la oposición quien lo defienda; la mega abstención del 2005 todavía tiene quien la racionalice y recomiende su aplicación entre una y otra elección; y el haber convertido a la unidad opositora en un cónclave de partidos (MUD), no sólo no es reconocido como error sino que se le ha impuesto a los ciudadanos como línea oficial opositora. Pero la situación se ha agravado.

La torpeza seudo unitaria se ha fragmentado y ahora vemos a las partes justificar, sin pudor, su particular “metida de pata”. Capriles jura y perjura que con la ayuda del Gobierno alcanzará la salida hacia una nueva candidatura presidencial; mientras que los de la otra “Salida” (Leopoldo y María Corina) son incapaces de criticarse y pedir perdón al país opositor. Los estudiantes, infalibles en el propósito son, sin embargo, altamente vulnerable en su romántico accionar y han sido presa fácil del cliché.  De los guarimberos sólo basta decir que persisten en su público y estéril onanismo. Parafraseando a Machado (Antonio, no Corina) ninguno tiene la razón, pero tienen razones de sus fracasos que podrían contribuir a consensuarla.

¿Qué hacer? Volver a unir los pedazos con lo único que le es común: el fracaso. Para ello es necesario que sus representantes, al igual que se hace en “Alcohólicos Anónimos”, comiencen por reconocer el fracaso ante sus pares. El fracaso será el mecanismo igualador, por eso, en una unidad así concebida no caben la participación partidista y hegemónica. La oposición se hará fuerte por el conocimiento de sus debilidades, no siempre identificadas como tales; las fortalezas no necesitan que alguien las descubra pues la necesidad siempre exigirá su presencia.


Diagnosticar la solución es la parte fácil, instrumentarla es lo complicado pues hay que atravesar un nido de alacranes que están dispuestos a hundirse con la ranita opositora porque “así  lo exige su naturaleza partidista”. Son los alacranes que siempre tienen, y han tenido, “la razón”. Frente a esto, para vadear el río, habrá que afrontar la arremetida partidista; la unidad opositora no será posible mientras los partidos de la MUD (y los putativos) no se sometan a la unidad nacional.