sábado, 16 de enero de 2016

Primer “round” para el malandraje oficialista

En la confrontación ya  iniciada entre la nueva AN y la vieja dictadura chave-madurista, el primer “round” parece haberlo ganado el malandraje oficialista; mejor sin el “parece” para no caernos a embustes, la oposición fue derrotada, y punto.  Sin pretender tener la Razón en cuanto al  comentario crítico, sino las propias como diría Antonio Machado, nos animamos a exponerlas sin la pretensión de buscar verdades sino tácticas y estrategias que nos reivindiquen en los próximos “rounds”. La primera consideración refiere a la naturaleza política de los contendores: una férrea dictadura vs una cándida democracia; esto hizo que mientras la dictadura ya había tomado por asalto el recinto de la AN, los parlamentarios opositores se atrincheraban detrás de leyes y poderes hace rato conculcados.

El reconocimiento de la dictadura y la resistencia a ella supone que ésta, en su condición de tal, nunca jugará limpio porque es su naturaleza y su deber (dictadura no respeta leyes ni puede perder elecciones), como ha sucedido actualmente con las elecciones de la AN, que al no poder ganarlas, arrebataron.  Por eso sorprendiera que hasta el final de la primera escaramuza los opositores se sintieran confiados y hasta arrogantes. Al final de este primer round, dictadura es dictadura y oposición es mezcla de ingenuidad e ignorancia. ¿Qué debió pretenderse en aras de la razón y el derecho? ¿Inmolar la joven asamblea? Todavía no, porque cuando eso suceda las llamadas fuerzas de la democracia deberán hacerse presentes  en la calle, el país y naciones amigas. Mientras, toca esperar.

El futuro reto para el sector opositor es ganar más adeptos que batallas. Los resultados del 6-D fue un gran comienzo, pero todavía hay gente que piensa más en el estómago que en la democracia. Cuando la mayoría opositora salga a la calle, a votar o protestar, deberá hacerlo con un espectro político que supere, en mucho, la actual unidad opositora. Mientras tanto se debe actuar en consecuencia: denunciar puertas adentro los abusos que el Gobierno ejecute en aras y a la sombra de su condición totalitaria. Puertas afuera, mantener e incrementar el repudio  que un buen número de países mantiene y aumenta frente al desgobierno venezolano. Las principales fuerzas con las que cuenta la nueva AN son los siete millones y medio de electores de la última elección y el repunte del apoyo internacional. Este apoyo no debe derrocharse, mas mientras llega su momento hay que mantener la maquinaria aceitada.

La oposición debe abocarse a debatir, con o sin los representantes del oficialismo, lo concerniente a la economía del país. Que los técnicos, si los tiene, de la AN propongan los aspectos de la economía en los que Gobierno y oposición puedan acordarse. De no ser posible, entonces habría que pensar los mecanismos para solicitar la opinión del soberano (los 7.700.000 del 6-D)


Los abusadores seguirán abusando, por eso hay que diseñarle y escribirle su bitácora de iniquidades y ventilarlas nacional e internacionalmente; pero también los opositores deben tener la suya, quizás no de iniquidades pero sí de “fe de erratas”. Los que quieran tener su guerrita particular pueden hacerlo, pero sin poner en peligro los avances de la unidad.

martes, 12 de enero de 2016

La inflación no existe, ¡pero que alta está!

Esta fue la sentencia con la cual nos anatematizó nuestro nuevo ministro de economía, es un virtual engendro capitalista, lo cual es cierto, que vino al mundo para amargarle la existencia a las “sanas y prósperas” economías socialistas. De ahí que también son virtuales sus primas hermanas: la corrupción con su correspondiente impunidad,  la escasez, la improductividad, la ausencia de libertad y la dictadura y su disfrute, de lo cual no habría porqué preocuparse porque tampoco existen, salvo cuando te decides a adquirir un bien, contratar un servicio o solicitar libertad y justicia. Sólo en esos momentos nos enteramos que disfrutamos, a juro, del paraíso socialista.

Mas, dicho así pareciera que abogamos por el otro paraíso: el neoliberal. De ningún modo, porque ambos paraísos no pueden ocultar sus malezas. La salida (nada que ver con la de Leopoldo y María Corina) no puede ser la hegemonía de un triunfador sino una equitativa dosis de lo uno y de lo otro. En este sentido luce pertinente citar a Paracelso quien con alusión al daño de los venenos decía: “Nada es veneno, todo es veneno; la diferencia está en la dosis” (Blog. César Villarroel, “Venenos necesarios”, 16-9-2014). Ambos sistemas son venenosos pero necesarios, pretender la hegemonía de alguno de ellos es luchar contra la corriente que,  actualmente, corre a favor del modelo capitalista. En la posología política equilibremos las dosis para poder resistir el veneno.

Después de la debacle oficialista en la elección del 6-D, el proceso más relevante, tanto para los oficialistas como para los oposicionistas, convergió hacia la necesidad de un cambio. No parecía haber dudas al respecto, sólo se difirió su oportunidad para después de la toma de posesión de la AN el 5-1-2015. Llegó la toma de posesión de la nueva AN,  y con ella todas las escaramuzas propias de un cambio político institucional tan trascendente y radical, pero las iniciativas para discutir los cambios en la economía y en el proceso democratizador no han aparecido en ninguno de los bandos. Solo aparece un atisbo de cambio pero sin cambiar; así, aparecen caras nuevas pero que no vislumbran ni rectificación ni cambio, sino todo lo contrario ¿Será que Maduro cree que lo está haciendo bien? Si este fuese el caso habría que arrimarle el perolito para ver si atina.

Que el Gobierno no quiera discutir lo básico de nuestra economía (inflación, improductividad, debilidad del signo monetario, entre otros) no es una novedad; es lo que han venido haciendo durante dieciséis años, la ruina de nuestra economía así lo atestigua; pero que la oposición acompañe, a ritmo de desidia tal política, es imperdonable. En la última elección (5-E) la oposición recibió el mandato de más de siete millones de electores para que se ventilara con carácter de urgencia la posibilidad de un cambio sustantivo, especialmente en lo económico. Para esto no se  necesita permiso de TSJ, ni de Maduro, ni de Cabello sino de los casi ocho millones que favorecieron la opción opositora. Si Gobierno y oposición pueden acordarse, bienvenidos sean; si no que la mayoría decida.


Pero la oposición, por su parte, parece estar cediendo la iniciativa con relación a la necesidad del cambio y a su inmediata discusión. El debate sobre la economía no admite más demora y si los asuntos se van a poner en fila india para ordenar la discusión, el debate de lo económico debe figurar a la cabeza de la fila. No se trata de que sólo se discuta lo relativo a la crisis económica, sino que se le dé la prioridad que amerita. El pueblo votó en forma abrumadora por la MUD porque ésta le garantizaba el cambio. Hay que poner las cartas sobre la mesa para que el pueblo pueda valorarlas y apoyarlas; así podrá desenmascarar, en ambas trincheras,  a quienes hacen propuestas sin cambios.   

viernes, 1 de enero de 2016

Oposición impenitente

Según el diccionario de la Real Academia Española, un ser impenitente, en su acepción más conocida, es quien “Se obstina en el pecado y persevera en él sin arrepentimiento”. La oposición política venezolana parece corroborar esta conceptualización a plenitud. Para muestra veamos de qué se  están ocupando los enjundiosos análisis y mayores esfuerzos de la organización en cuestión. Primero, se trata de establecer si fracasó o no el movimiento cuasi insurreccional denominado La Salida, con el propósito de desacreditar sus líderes y proponer una dirección opositora “anti salida”. Pero, en términos de equidad,  los “anti salida” tienen también su largo rabo de paja y un chorizo de errores y desaciertos que   dejaron muy comprometidos a los líderes  de la oposición “pisa pasito”.

En todo caso, en este momento en que la oposición disfruta de su mejor logro resulta insensato ponerse a dirimir sobre la capacidad directiva y liderazgo de unos y otros; el liderazgo opositor, sin distingo, tienen algo en común: todos han cometido grandes errores pero ninguno se ha hecho una autocrítica, por eso todavía tenemos oposiciones “perfectas”. El problema no reside en que la oposición cometa errores, sino en que no los reconocen. Curiosamente, el único que se hizo una autocrítica fue Chávez con su “por ahora”, aunque ese alarde de honestidad populista le duró muy poco.  Por eso resulta una estupidez plantearse la validez o no de la Salida cuando todavía no han entrado. La puerta de la Salida solo podrá franquearse cuando se cuente con una llave total y nacionalmente unitaria.

El otro asunto que trae de cabeza a nuestra ocupada y preocupada oposición es la elección de la Junta Directiva de la nueva AN.  Lo que supondría  un fácil acuerdo entre pares triunfadores, se ha convertido en un inventario de votos partidistas en un marco de apetencias y desconfianza. Para muestra la “perla” que nos traen (El Nacional, 29-12-2015) los voceros de la MUD: “el voto para la elección del Presidente de la AN se hará en forma secreta”. ¡Que sinvergüenzas! ¿Será que algunos de esos diputados, oposicionistas u oficialistas, tienen algo que ocultarle a sus colegas y al pueblo? En cuanto a los dueños de los votos, los partidos no han aprendido que ellos no son los dueños de esos sufragios, sino sus depositarios temporales. En la elección del 6-D los partidos prestaron la pendiente, pero la avalancha la puso el pueblo al superar las expectativas partidistas.

La agenda de la nueva asamblea no admite distracciones: debe comenzar a proponer, prioritariamente, salidas a la crisis económica y sugerir las reformas necesarias para restaurar la democracia. En cuanto a lo primero es urgente convocar al Gobierno y otras fuerzas políticas para atacar los problemas de la economía, y si éste no se aviene al trabajo conjunto habrá que convocar directamente al pueblo. Es prioritario atacar el problema de la inflación, la falta de productividad y la recuperación del valor de nuestro signo monetario. En lo segundo, las principales reformas deben referirse al sistema electoral: la proporcionalidad y representatividad de los resultados; así como la eliminación de la reelección de  los gobernantes en cualquiera de sus modalidades, y la incorporación de la segunda vuelta (balotaje) en las elecciones presidenciales.

Se argumenta que la AN está sola y aislada. Falso, tiene el apoyo internacional y, sobre todo, el de un pueblo que no solo vota, sino que también bota cuando la Constitución y el pueblo así lo exigen.