En las elecciones presidenciales del próximo 14-4-2013 la oposición parece
tener una sola alternativa: derrotar a Maduro; de ahí que cuando los
indicadores electorales (resultados de encuestas y volumen de marchas) no son
favorables a Capriles cunde el desánimo, tanto, que algunos consideran que si no
hay probabilidad de ganar no vale la pena participar, y que lo único que cabe
es echarse a llorar o morir. Mas, hay otra realidad que la terquedad del
liderazgo opositor se niega a reconocer, el consenso acerca de que en las últimas
contiendas presidenciales el enfrentamiento es entre dos sistemas de gobiernos:
democracia liberal y castro-comunismo; el problema, entonces, no es derrotar a Maduro sino a Fidel.
Si se llegara, mediante eventos sobrevenidos, a derrotar electoralmente a
Maduro, todavía tendría que sortearse la feroz resistencia que opondrían los
cubanos a la pérdida de sus privilegios económicos y políticos, amparados en un
poder judicial corrupto (especialmente el TSJ), un legislativo transformado en
secta partidista, una burguesía rapaz e híper corrupta, una casi total
des-industrialización del país y una fuerza armada paralela devenida en
brigadas de choque. “Tarea de indio” que es necesario enfrentar, gane quien
gane, y que convierte al 14-A en el inicio de un rescate y no en la culminación
de un proceso electoral.
Por eso es por lo que es necesario ir a votar el próximo domingo, para
comenzar a hilvanar la derrota de Fidel; el 15-4-2013 la oposición venezolana,
unida, sin exclusiones debería exigir, puertas afuera, el cese de la injerencia
cubana en la política venezolana conculcada por los hermanos Castro con la
anuencia y connivencia de sus adláteres criollos; y puertas adentro, el
adecentamiento del TSJ. Esto supone considerar la próxima elección como un
medio y no como un fin en sí misma. Por eso, el problema no es si ganamos o
perdemos la elección presidencial, sino como nos organizamos para iniciar la
lucha, sea quien sea el ganador; en otras palabras, cómo convertirnos en
ganadores aunque no se obtenga la victoria.
¿Se puede luchar democráticamente contra un gobierno autoritario y
militarista? Sí, siempre que no se encomiende esta tarea con exclusividad a los
partidos políticos; los líderes opositores se asombran de que la espontaneidad
del pueblo supere en los actos de masas sus propias expectativas; en mi opinión
es un mensaje que el pueblo sigue enviando desde la elección del 7-10-2012; el
pueblo quiere participar, es el gran afectado y el único protagonista; quien
tenga dudas, que vuelva a ver el video de la reunión de artistas y gente de la
cultura.
César Villarroel Castillo
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