martes, 9 de abril de 2013

Más allá de Maduro


En las elecciones presidenciales del próximo 14-4-2013 la oposición parece tener una sola alternativa: derrotar a Maduro; de ahí que cuando los indicadores electorales (resultados de encuestas y volumen de marchas) no son favorables a Capriles cunde el desánimo, tanto, que algunos consideran que si no hay probabilidad de ganar no vale la pena participar, y que lo único que cabe es echarse a llorar o morir. Mas, hay otra realidad que la terquedad del liderazgo opositor se niega a reconocer, el  consenso acerca de que en las últimas contiendas presidenciales el enfrentamiento es entre dos sistemas de gobiernos: democracia liberal y castro-comunismo; el problema, entonces,  no es derrotar a Maduro sino a Fidel.

Si se llegara, mediante eventos sobrevenidos, a derrotar electoralmente a Maduro, todavía tendría que sortearse la feroz resistencia que opondrían los cubanos a la pérdida de sus privilegios económicos y políticos, amparados en un poder judicial corrupto (especialmente el TSJ), un legislativo transformado en secta partidista, una burguesía rapaz e híper corrupta, una casi total des-industrialización del país y una fuerza armada paralela devenida en brigadas de choque. “Tarea de indio” que es necesario enfrentar, gane quien gane, y que convierte al 14-A en el inicio de un rescate y no en la culminación de un proceso electoral.

Por eso es por lo que es necesario ir a votar el próximo domingo, para comenzar a hilvanar la derrota de Fidel; el 15-4-2013 la oposición venezolana, unida, sin exclusiones debería exigir, puertas afuera, el cese de la injerencia cubana en la política venezolana conculcada por los hermanos Castro con la anuencia y connivencia de sus adláteres criollos; y puertas adentro, el adecentamiento del TSJ. Esto supone considerar la próxima elección como un medio y no como un fin en sí misma. Por eso, el problema no es si ganamos o perdemos la elección presidencial, sino como nos organizamos para iniciar la lucha, sea quien sea el ganador; en otras palabras, cómo convertirnos en ganadores aunque no se obtenga la victoria.

¿Se puede luchar democráticamente contra un gobierno autoritario y militarista? Sí, siempre que no se encomiende esta tarea con exclusividad a los partidos políticos; los líderes opositores se asombran de que la espontaneidad del pueblo supere en los actos de masas sus propias expectativas; en mi opinión es un mensaje que el pueblo sigue enviando desde la elección del 7-10-2012; el pueblo quiere participar, es el gran afectado y el único protagonista; quien tenga dudas, que vuelva a ver el video de la reunión de artistas y gente de la cultura.    

César Villarroel Castillo

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