La tropelía cometida por el Presidente de la AN (en un poder conculcado el “manda
más” es el único responsable) en contra del Poder Legislativo, con motivo del
allanamiento de la inmunidad parlamentaria del diputado Richard Mardo es un paso más hacia una plena dictadura
chavista, pues esta acción está principalmente dirigida a medir la reacción de
la oposición que, por cierto, ya comenzó a bailar el son cubano (represión y
chantaje) que el Gobierno interpreta.
Lo primero que resalta es el tipo de respuesta que dan los voceros de la
oposición cuando se les interroga con relación a: ¿qué hacer ahora? En general
aconsejan a Mardo que agote las instancias legales, aunque admiten que todo
ello será inútil dada la evidente parcialidad del Poder Judicial. Y aquí
comienzan las incongruencias. ¿Por qué a Mardo?, si él no es el principal
agraviado. Los directamente agraviados son los diputados de oposición y, por
eso, son ellos quienes deben tomar las riendas de la respuesta al gorilismo que, según Rafalli, se resume
en: denuncia, protesta y calle.
Lo segundo refiere a la tranquilidad de la anestesiada MUD. ¿Será que este
organismo considera que el problema de la AN no le atañe directamente porque no
es electoral? Pues hay que decirle que a quien más le atañe ese problema es a
la MUD; mucho más que los pleitos entre Trejo y Guanipa, o entre García y
Echarri. Circunscribir el interés de la instancia opositora a lo electoral es,
desde ya, renunciar a unas elecciones
dentro de un marco de legalidad democrática.
Finalmente, por esta semana, Capriles sale al ruedo como vocero no
autorizado, pero aceptado, de la oposición y, además, convoca para el sábado 3-8-2013
a unas marchas y manifestaciones de protestas; públicas porque se indica la
fecha y propósito, pero al mismo tiempo clandestinas porque no se divulgan (más
bien se ocultan) el lugar y la hora. La MUD no debería permitirlo, habida
cuenta de que la gravedad de la situación amerita de un liderazgo colectivo que reviva la unidad de ese organismo. Más
bien es tiempo de llamar a los que no están y a los que nunca han querido
estar.
La calle será recorrida otra vez por la oposición, pero, cuando ocurra, deberá
ser guiada por una dirección colectiva (por ejemplo: MUD ampliada o Frente en
defensa de la democracia), con unos propósitos explícitos y en un lugar y hora
que serán conocidos por todos, especialmente por los periodistas nacionales y
extranjeros quienes serían los primeros invitados a dichas marchas y
manifestaciones. La lucha opositora debe ser diáfana, decidida e inteligente;
la propuesta de Capriles tiene poco de
diáfana y nada de inteligente.
César Villarroel Castillo
No hay comentarios:
Publicar un comentario