La calidad de una empresa se resume en tres elementos: pertinencia,
eficiencia y eficacia. La primera asegura que la estrategia (política) adoptada
es la más conveniente; la eficiencia garantiza un comportamiento idóneo; y la
eficacia contrasta la congruencia entre lo perseguido y lo alcanzado. En una
contienda polarizada por contendores de igual o parecida calidad, llevará la
mejor parte el que sea más eficiente. En Venezuela, la polarización partidista
de los últimos tres lustros ha favorecido ampliamente al Gobierno, pero,
paradójicamente, al analizar la eficiencia de éste nos encontramos con una de
las administraciones más ineficiente de los últimos tiempos. ¿Cómo se explica?
Primero, hay que comparar la calidad de los contendientes en cuanto a la
pertinencia, eficiencia y eficacia de ambas gestiones: la del Gobierno no es
pertinente porque se ha desviado o descartado del norte constitucional; no es
eficiente porque en una época de bonanza petrolera tiene que endeudarse para
seguir dilapidando, y en cuanto a eficacia, después de tres lustros sólo han
logrado una nueva burguesía dolarizada.
Por su parte, la gestión opositora no ha sido pertinente desde su inicio
pues tempranamente recurrió al atajo, lo que condujo a un eterno chantaje por
parte del Gobierno y a la opacidad de su pertinencia; tampoco ha sido eficiente
porque ha dilapidado todos los triunfos que les ha deparado los errores del
chavismo, y como resultado sólo ha convalidado el autoritarismo del régimen, y
no nos referimos sólo a elecciones, sino a una oposición que no se opone a
nada. Cuando ambos contendores carecen de calidad, lleva la mejor parte quien
tiene más recursos.
Pero lo más grave de la oposición es que se niega a aceptar que su gestión
no ha sido ni pertinente, ni eficiente, ni eficaz; y arremete contra cualquier
crítica a la MUD y a su candidato eterno, al esgrimir los estribillos de la
anti política, el radicalismo y golpismo, entre otros. Con seguridad hay críticas injustas, pero los líderes
opositores están en la obligación de aclararle a los electores de esta
tendencia cuáles son los propósitos que se persiguen para poder juzgar la
pertinencia de su gestión. ¿Sólo participar en elección tras elección hasta que
se gane o el gobernante se muera?; ¿generar las condiciones para que las
elecciones se realicen en un ambiente verdaderamente democrático?; ¿o qué?
La MUD y Capriles no aceptan críticas, sólo aplausos; valdría la pena
recordarles el viejo cuento escatológico de “El pajarito (sin alusiones), la
vaca y el gato”. Era un pajarito que se entretuvo demasiado en víspera del
invierno norteño y, en su regreso al sur, un copo de nieve lo sorprendió y
derribó. Una vaca que pastaba en la cercanía defecó sobre él, que así pudo calentarse y revivir. Después, un gato se
acercó, orinó sobre él, lo limpió y… se lo comió. Moraleja, no todo el que te echa m…..es tu enemigo, ni
quien te la limpia es tu amigo.
César Villarroel Castillo
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