El señor Canciller advirtió a la oposición que si “desbordan el marco de la legalidad democrática desarrollando una
aventura golpista, propiciando una intervención extranjera, ejecutando un plan
de magnicidio en contra de Maduro, o de masacre contra el pueblo no nos
quedaría otro derecho que ejercer la rebelión total y profunda” (discurso
de Jaua el 5 de lulio). Se le debe recordar al señor ministro que no hay motivo
para tal preocupación porque la oposición que tenemos no se saldrá del guión de
contendor electoral sumiso y, aunque quisiera salirse, no lo podría hacer por
falta de recursos pues todos fueron
invertidos en la compra de los 18 aviones de guerra que nos vendió José Vicente.
Sin embargo, no deja de ser curioso que lo que el chavismo endilga a la
oposición como posibilidad haya sido, en algunas de sus partes, una exitosa
práctica del gobierno “socialista”. ¿Quiénes han desbordado el marco de la
legalidad democrática? Los que modificaron la Constitución para, de manera
ventajista, perpetuarse en el poder; conculcaron los poderes públicos para lo
mismo; y violaron la Constitución
durante la sucesión del Presidente Chávez para otro tanto. Golpes certeros a la
legalidad democrática. Y en cuanto a propiciar una intervención extranjera,
tenemos entendido que ya se ha llevado a cabo por parte de la república de
Cuba, con el agravante de que es una invasión aplaudida y subsidiada por el
chavismo.
Pero estas no son puras bravatas de funcionarios que pretenden ser tomados
en cuenta a la hora de dibujar el liderazgo post chavista; la rebelión total y
profunda siempre ha sido el objetivo último de la revolución socialista, y lo
tratarán de alcanzar de cualquier manera. Lo de Jaua no es más que un listado
de pretextos que, si se da alguno de ellos, se tendría la excusa para acelerar
el proceso de Rebelión Total. ¿Quién juzgaría el cumplimiento de la falta? Los
mismos que desde hace rato las vienen practicando, los cuales, a falta de que
la oposición “pise el peine” pueden crearla
para justificar el abuso que en política suelen llamar el síndrome del
“Maine”, barco de guerra estadounidense que fue hundido por ellos mismos para
justificar la guerra con España.
La amenaza también servirá para recordarle a la oposición que si gana o se
acerca mucho esto será considerado como un acto hostil, es decir, como uno de
los pretextos de Jaua que configuraría una conspiración que podría culminar en
un desborde de la legalidad democrática y la activación de la rebelión total. Lo peor es que hay gente de la oposición que
en aras de la “paz” y el “diálogo” ya han iniciado su mea culpa por haberse
atrevido a molestar al oficialismo en la última elección presidencial.
Pero si tú eres de quienes se la pasa preguntando si vale la pena votar
porque no te aseguran la derrota del Gobierno, entonces el ocho de diciembre tienes la gran oportunidad
de cambiarlo porque si Maduro pierde o se le late en la cueva se verá obligado
a cambiar, a pesar de la MUD, Capriles y él mismo porque en las próximas
elecciones hay un solo candidato de oposición: el indignado, y ese eres tú. Arréchate y vota el 8-D.
César Villarroel Castillo
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