jueves, 12 de marzo de 2015

Democracias sin separación de poderes, o el último chiste de Samper

El señor Samper, Secretario General de Unasur, no se ha distinguido por emitir declaraciones pertinentes y afortunadas (recuerden el caso del diputado Serra), por eso no sorprenderá que comentemos a continuación lo que hemos calificado como el último chiste del dignatario, aunque, en honor a la verdad, a los venezolanos nos parece un chiste de los calificados como crueles o de mal gusto. Declaró, en una combinación chistosa y cínica que había invitado a los poderes judicial y fiscal a las conversaciones con Unasur, “habida cuenta de que en Venezuela existe separación de poderes” El chiste es aseverar lo anterior, lo cínico es pretender que él no lo sabía. Chiste y cinismo nos obligan a puntualizar.

En Venezuela no existe separación de poderes porque todos ellos fueron conculcados por Chávez. Eufemísticamente suele decirse que fueron conculcados por el Ejecutivo, pero eso no es más que una “hoja de parra” que, por lo demás, el dictador nunca pretendió ni usó, aunque sí lo hizo la claque de adulantes. La no separación de poderes fue uno de los obsequios que los aduladores del poder judicial le hicieron al dictador. En efecto, el Tribunal Supremo de Justicia no sólo aceptó la dictadura de Chávez  sino que teorizó con relación a su justificación; así, la anterior Presidenta y la actual del TSJ  han aceptado y defendido la tesis de que en Venezuela no debe haber separación de poderes porque ésta es contraria a un Estado socialista como el que existe en el país; en otras palabras, no solo no se practica la separación de poderes, sino que se rechaza. 

Pero Samper no se limitó a caracterizar indebidamente a un miembro de Unasur  al considerarlo como democrático, aunque carece de separación de poderes; sino que amenazó con el rechazo unánime a  “cualquier intento de desestabilización que se produzca en una democracia o contra un gobierno”. No hay que ser muy sagaz para intuir  que se estaba refiriendo a Venezuela, pero parece que al dignatario lo “traicionó el subconsciente” al hacer una fina distinción entre democracia y gobierno, porque toda democracia puede ser gobierno, pero no todo gobierno puede ser democrático. En Latinoamérica los gobiernos no democráticos de Cuba y Venezuela, por ahora, confirman la excepción; por eso Venezuela  recibirá también el “cheque en blanco” que está ofreciendo Samper, a pesar de no contar con separación de poderes.

Desde el 2006 hasta 2013 Venezuela padeció la dictadura de Chávez, y desde 2013 hasta hoy padece una dictadura chavista. ¿Qué tienen en común ambos períodos para ser calificados como dictatoriales? La ausencia en ambos de una separación de los poderes públicos, especialmente los correspondientes al poder judicial y al electoral; con el control del primero se asegura la impunidad de los delitos políticos; con el control del segundo se garantiza la perpetuidad del gobernante. Democracia y dictadura son polos opuestos y, en consecuencia, se repelen; en ambos sectores hay razones, pero en sólo uno de ellos (en la Democracia) hay libertad.


Con base en lo anterior es dable preguntar: ¿se puede desestabilizar una dictadura? Se puede y se debe;  y en algunas legislaciones, como la venezolana, se establece el por qué y el cuándo aunque no se precisa el cómo. Aún así, la oposición venezolana está obligada a sacudirse la actual dictadura recorriendo la ruta constitucional por su legitimidad y eficiencia. Como lo establece la Constitución en su artículo 350:  “El pueblo de Venezuela fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos”. Esta debe ser la ruta para restaurar el Estado de Derecho; la meta, generar y apuntalar una mayoría en las urnas electorales, en la calle y en la opinión internacional. Pero antes hay que superar dos alcabalas: la Unidad Nacional de la oposición y la derrota de Maduro en todas las instancias anteriormente señaladas. Ya sabemos que padecemos una dictadura, ahora hay que demostrarlo. En las próximas elecciones vota por quien sea, siempre que sea contra Maduro.

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