domingo, 27 de septiembre de 2015

¿Un papa peronista?

Hay quien dice que en la Argentina primero se es peronista y después se es argentino. La aserción parece haberse corroborado por el comportamiento público de Bergoglio, el actual papa, durante su reciente viaje a Cuba, quien en sus actuaciones pareció recordarnos que él,  primero es peronista del lado izquierdista kirchneriano, sector actualmente predominante en el peronismo, y después sumo pontífice del catolicismo. Para que no quedara alguna duda acerca de la participación montonera en el último viaje del papa, la propia presidenta Cristina hizo el recorrido Buenos Aires- La Habana (tantas veces trajinado) para hacer de GPS presidencial y ayudar en las presentaciones de rigor.

Veamos. El papa se ha dignado realizar una visita al correoso Fidel Castro. Se podrá argüir que Bergoglio puede tener amigos, pero el papa no. La presencia de éste como visitante ante cualquier país, a menos que constituya un “toque técnico” por el transporte utilizado, corresponde a su condición de jefe de un Estado (Vaticano) cuyo equilibrio ideológico está obligado a mantener; y que no se nos diga ahora que el líder cubano está muy disminuido en cuanto a su poder político, porque más de cincuenta años de férrea dictadura no pueden esconderse bajo la alfombra de la geopolítica. Entonces, ¿por qué no se hacen las mismas consideraciones políticas con relación a Raúl?, porque éste disfruta de la condición de jefe de Estado, aunque la dictadura sea la misma.

Pero el papa pretendió seguir siendo Bergoglio durante el comienzo a la visita a los Estados Unidos de Norte América; así, en un tono de distensión recriminó a Obama que el modelo económico desarrollado por los estadounidenses había excluido a un considerable número de ciudadanos. Y he aquí que el peronismo populista (¿redundancia?) volvió a tomar los micrófonos indebidamente; porque cómo se puede criticar, con toda razón y derecho, la exclusión de ciudadanos estadounidenses, mientras se viene de visitar una nación, Cuba, que obvia y excluye todo un país sin decir nada al respecto.  Afortunadamente, después de estos entuertos el papa tomo las riendas  y tuvimos un pontífice más equilibrado tanto en el Congreso gringo como en la ONU.

¿Se equivocó  el papa durante los devaneos peronistas en suelo cubano? Creo que no, pues los errores fueron cometidos por Bergoglio, mas no por Francisco; que el papa  en Cuba no haya querido visitar a la disidencia cubana, pero en cambio se haya dado prisa en hacerlo con el viejo dictador es, a no dudarlo, una ofensa para el pueblo que esperaba de esta visita  un mensaje de libertad, tímido pero diáfano; y que todavía cree que por encima de los  Castro  hay alguien más. En este sentido, Bergoglio defraudó a parte de ese pueblo cubano.


Por mi parte, creo que Francisco es el mejor papa que me ha correspondido ver y oír (todo por televisión) durante mis 78 años de existencia. Humilde y modesto a pesar de su gentilicio; sincero y honesto como el tango Cambalache, y siempre sonriente como Marcelino, el de pan y vino en la tonada cristiana. Sólo cabría, más como aspiración que como consejo que controle a Bergoglio y, sobre todo, a las malas compañías que rondan por los lares sureños: Cristina, Evo, Rafael y, por supuesto, nuestro inefable Nicolás.    

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