jueves, 3 de septiembre de 2015

Hambruna e indefensión

Esos son los principales parámetros que enmarcarán la economía y política venezolanas si los resultados de las elecciones para elegir la nueva AN no evidencian, por lo menos, una clara mayoría a favor de los grupos opuestos al Gobierno de Nicolás Maduro. Una colega de la Universidad me señalaba que era una apreciación conservadora porque la hambruna ya había dicho presente, pues los jubilados de la Universidad, por ejemplo, debíamos optar por la adquisición de una ración de carbohidratos o pagar el condominio; y en cuanto a la indefensión ya Chávez había decidido que lo escrito en la Constitución había que mandarlo a lavar en la misma tintorería donde él enviaba a sus adversarios a “lavarse el paltó”.

Mas la hambruna pre electoral no se presentará con todo el dramatismo conque lo sufrió Jean Valjean en la  obra de Víctor Hugo; pues los más hambreados, en este caso, se conformarán con un “dakazo” de cualquier tipo y el ilimitado puñado de promesas a ser reactualizadas durante la próxima elección, y por eso votarán por el Gobierno. La indefensión, por su parte,  estará garantizada por la inefable sumisión del TSJ, la disciplinada actuación de los militares y la decidida actuación de esta industria del miedo que denominan colectivos, no muy disciplinada pero siempre eficiente y eficaz. Después del seis de diciembre los pobres de solemnidad volverán a serlo, y tendrán que adoptar la condición de miserables que les endilgara Víctor Hugo en su célebre novela.

Sin embargo, este cuasi fatalismo del párrafo anterior podría revertirse si todos los descontentos contra el Gobierno van a votar el 6-D, y lo hacen contra el oficialismo; si esto ocurriera se le daría “vuelta a la tortilla” Pero, y aquí comienza el mayor de ellos, no todo descontento frente a Maduro puede canalizarse hacia el voto opositor, pues éste no reconoce a la MUD como la representación de aquella; de hecho, en algunos casos el voto contra Maduro es menos duro que el voto contra la MUD. Esta parece ser la hora de los sacrificios que ninguno quiere adoptar, exceptuando María Corina Machado quien parece haberse reivindicado, en parte, por los desafueros de la Salida; mientras,  el panorama nos muestra unos seudo líderes que dentro y fuera de la MUD lo están haciendo muy mal.

Pareciera que es poco o nada lo que al sector opositor nos queda por hacer, pero hay que hacerlo. Bregar por alcanzar unidad en niveles regionales o por entidades y una votación nacional que despeje las dudas acerca de quien posee la mayoría electoral, aunque no la mayoría de curules. Con relación a lo primero hay que recordar que las Primarias sólo indican quien tiene más votos, pero no menos rechazo; y se puede salir airoso en lo primero pero muy maltrecho en lo segundo. Este es el caso de Primero Justicia que se pavonea por su “triunfo” en las Primarias cuando, en términos estadísticos, el margen de victoria no es significativo estadísticamente. Por eso, esa colcha de minorías debería privilegiar al que evidencie el menor rechazo.    


Con relación a la votación nacional se imponen dos consideraciones: ir a votar aunque se tenga la convicción de que su candidato no ganará, porque el candidato nacional es la democracia y ella, en este momento, ganará en tanto refleje el rechazo que suscita el Gobierno  de Maduro. Al elector opositor todo le es permitido, menos quedarse en casa el 6-D. Si le demostramos al oficialismo que estamos algo más que descontentos con este Gobierno, tenemos que ir a votar para evidenciarlo. Hay que buscar la manera de que tu voto protesta se conozca y se haga sentir. ¿Cómo? Los modos deben ser generados por los acuerdos regionales; y sólo si vas a votar tendrás  facturas para ser presentadas y cobradas después del 6-D.

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