lunes, 28 de marzo de 2016

Poderes venezolanos: ni equilibrados ni alternativos

Nos referimos en el título a dos de los principios que son más caros a la tipificación democrática de una forma de gobierno: el equilibrio de poderes y la alternabilidad de los gobernantes, y que en el caso venezolano “brillan por su ausencia”. La vulneración de cualquiera de los mismos implica la presencia de dictaduras seudo jurídicas y de fuerza incompatibles con la presencia de estados soberanos. ¿Cómo es posible que no existan dudas acerca de la existencia de los anti valores y, sin embargo, los grupos llamados democráticos no muevan lo conducente para su cuestionamiento o erradicación? Aventuremos algunas hipótesis.

El equilibrio de poderes sancionado por toda Constitución democrática (Monstesquieu y) devino en Venezuela en ser cuestionado y tácitamente rechazado, nada más y nada menos que por quien, para entonces, era Presidenta del Tribunal Supremo de Justicia, la ex magistrada Morales. Eso le permitió al  citado tribunal desconocer los resultados electorales para elegir a la Asamblea Nacional (equivalente en otras legislaciones al Congreso de la República) mediante el subterfugio de interpretar como superior todo lo que le venga en gana, a este tribunal en comandita con el Ejecutivo. Mayor desequilibrio de poderes no es posible, así como tampoco lo es el mayor abuso que un Estado pueda esgrimir contra la Constitución y la Democracia.  La práctica del poder Judicial venezolano (TSJ) niega cualquier pretensión de equilibrio y decencia.

El principio de alternabilidad en una democracia cobra su mayor relevancia con el cambio de jefe del gobierno por la vía electoral; los mecanismos de pulcritud, respeto y apego a la ley electoral, así como el uso comedido y no ventajista del poder para fines electorales, deben destacar el talante probo y recto de un  candidato presidencial demócrata. La doctrina chavista impuso y demostró lo contrario. La Constitución de 1999 deroga el principio de alternabilidad presidencial para que, mediante el ventajismo electoral sólo Chávez pudiese ganar. Período presidencial aumentado a seis años, con reelección hasta por un período más, y un intento de aumentar un año más (7) al período presidencial en la reforma que intentó fallidamente durante 2007. Inauguró así la política de perpetuarse en el poder mediante la fuerza del billete que solo la muerte logró interrumpir. La alternabilidad hecha añicos.

No aparece haber dudas acerca de la ausencia de poderes equilibrados concebidos y plasmados en la Constitución venezolana; pero la reacción de los sectores democráticos no ha sido acorde con la gravedad de la violación a la Carta Magna;  tanto más si la misma Constitución señala mediante el artículo 350 la vía que debe seguirse para enfrentar tal desafuero: “El pueblo de Venezuela…desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos”  Entonces, ¿por qué se  soporta, impunemente,  esta dictadura? Hay varias razones, pero la más impactante después de la elección del 6-D, sería la desacertada política de los opositores al régimen quienes no han sabido lidiar con el abuso de los oficialistas, amparados, a su vez,  en el abuso superior del TSJ. Pareciera que la oposición ya no necesita ni de la unidad ni de la inteligencia. Mas, si tiene que acatar hágalo bajo protesta; y si tiene que marchar que ésta siempre mayor a la última realizada.

El grupo escuálido del oficialismo le metió las cabras en el corral a la mayoría opositora. Y lo pudo hacer porque la oposición no respondió adecuadamente a los desmanes del oficialismo.  Nadie está pidiendo otra salida ni otra guarimba, esas van a salir pero organizadas por los mismos sectores oficialistas; pero si se pide que los desmanes de los oficialistas sean denunciados y ventilados ante los organismos internacionales. Se argumenta que la oposición no debe ser beligerante porque lo importante es ganar tiempo para sacarlos a punto de votos; lo que la MUD no ha considerado es que de aquí en lo adelante, en cualquier contienda electoral quien contará los votos será el TSJ; y que en una hipotética elección presidencial de un 2019 la oposición debe llegar fuerte (unida) y en igualdad de condiciones que disminuyan en la oposición los efectos negativos del ventajismo electoral al que ya hemos estado sometidos.  Esta pelea no la ganaremos durante el 2019, sino en el mientras tanto de hoy y de mañana.   

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