lunes, 25 de marzo de 2013

La prioridad no es ganar, sino organizarse


El candidato opositor se ha hecho una “autocrítica” con relación a su comportamiento durante la campaña del 7-O en cuanto al carácter excluyente que caracterizó a la misma; en consecuencia, ha invitado a los partidos que fueron discriminados y excluidos a incorporarse a su comando de campaña para alcanzar la unidad nacional. Intento loable, mas no pertinente. Tememos  que por esta vía se repetirán las películas del 7-O y del 16-D, porque se confunde el acuerdo partidista con la unidad nacional, y ésta no será posible mientras exista la MUD como una federación de partidos.

 El reto es convertirla en una unidad política y nacional. Debe invitarse a los representantes de la ciudadanía no chavista para conformarla; es hora de que los estudiantes, obreros, académicos, empresarios, profesores y cualquier ciudadano opositor se hagan presentes para apoyar, no al candidato de la MUD sino al de la Venezuela opositora. Por eso, en la próxima contienda presidencial la prioridad de la oposición no es ganar sino organizar y organizarse en la Unidad Nacional. 

El candidato de la unidad nacional tiene, por una parte, que trabajar al propio electorado opositor al cual  deberá  convencer de que regrese a las urnas electorales sin más incentivo que el de no ser borrado políticamente; aquí la tarea “será muy cuesta arriba” porque el candidato es Capriles. Por la otra, desenmascarar a Maduro en sus facetas menos honrosas: como funcionario poco creíble y como garante de los intereses cubanos; ¡Chávez lo impuso, pero Fidel lo eligió! No se logrará que ni  un chavista se pase a las filas de la unidad nacional, pero si es posible que algunos se abstengan de cohonestar la injerencia del castrismo en nuestra vida pública, y la  entrega de nuestra soberanía a un gobierno extranjero.

Si se aceptara una campaña como la descrita, ¿habría tiempo para instrumentarla?; no, pero tendríamos mucho tiempo para iniciarla. Si nos derrotan sin haber iniciado la unidad nacional, sólo padeceríamos una masacre anunciada; si perdemos, aún habiéndose alcanzado la unidad nacional, habríamos emparejado las acciones de cara al futuro inmediato, y se tendrían los elementos (respaldo de un buen porcentaje del electorado) para combatir a los dos enemigos principales de la democracia venezolana: la parcialidad del TSJ y la injerencia de Cuba en nuestros asuntos políticos.

¿Podría Capriles liderar ese proceso? No es el candidato ideal, pero fue “inevitable” (Carlos Blanco, dixit)  y estamos obligados a luchar con él, porque esta vez no se trata de comparar candidatos sino de contrastar formas de gobierno: democracia vs dictadura. Sal a votar y gana seguro con la Unidad Nacional, cualquier otra cosa será sobrevenida, pero aceptada.  

César Villarroel C.

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