sábado, 28 de septiembre de 2013

Aporrea: la nueva oposición

Después de la muerte de Chávez afloró la esperanza en algunos sectores progresistas de que el nuevo gobierno, aunque comprometido con el legado chavista, rectificara y corrigiera los errores cometidos durante aquel período, habida cuenta  que ello implicaría una segunda oportunidad para la Revolución Bolivariana. Pero no, frente a la credibilidad como reto el  gobierno asume la mentira como norma y la irresponsabilidad como práctica. Por ejemplo, no es creíble la retórica contra la corrupción cuando no se pueden identificar las empresas de maletín que estafaron veintidós mil millones de dólares a Cadivi; y es inaudita la irresponsabilidad de quienes culpan a la oposición por la inflación y desabastecimiento, cuando han sido ellos los sepultureros de nuestra industria y signo monetario.

Con base en lo anterior, supusimos que el Gobierno le había puesto a la oposición en bandeja de plata la oportunidad de hacerse con las ventajas electoral y política, y que aquélla la aprovecharía. Mas no fue así, el Gobierno la puso pero la oposición no la aprovechó; ¿por qué?, porque sigue aferrada a una estrategia electorera que sólo se activa un mes antes de la elección correspondiente. ¿Significa que actualmente no hay oposición? Si, por lo menos no activa, está hibernando y se despertará durante la última semana de noviembre para continuar con su ritual, sin expectativa de triunfo ni pretensiones de cambio.

Pero el hecho de que no haya oposición no implica que todo el chavismo esté contento (ni tampoco algunos opositores heterodoxos, como quien suscribe); los chavistas de a pie, los que deben hacer largas colas para adquirir leche y “harina pan”, no resienten tanto la cola como la discriminación. No conocen el coeficiente Gini aunque  intuyen que la desigualdad es mayor y la brecha es obscena. Pero también ha aflorado la crítica de una disidencia  que tuvo sus antecedentes en las comentarios que en su oportunidad hicieran miembros del Frente Francisco de Miranda (Monedero, entre otros) al ”hiperliderazgo” de Chávez, y que ahora tienen terreno abonado  con los datos de la corrupción pos chavista.


¿Por qué estos sectores (chavistas de a pie y disidentes) se atreven ahora a exteriorizar su descontento y frustración?, porque Chávez ya no existe físicamente aunque se pretenda que siga viviendo en su legado; el caudillo no habría permitido disidencia alguna, es decir, hubiese abortado cualquier proceso verdaderamente revolucionario. Y he aquí el drama existencial de esta disidencia, ¿cómo oponerse a su legado y, al mismo tiempo, glorificar su autoría? No será fácil el deslinde, pero ya es muy prometedor el que aporrea.org haya ocupado el lugar y responsabilidad de la “bella durmiente” opositora, y asuma sin complejos el papel de opositor a la mala praxis del Gobierno. 

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