En El Universal del 30-3-2014 Luis V. León publicó un interesante artículo
titulado: “¿Cambio del Gobierno o de Gobierno?” en el que establece una
confrontación entre dos facciones (clúster) de la oposición: “una que tiene por
objeto presionar al Gobierno para negociar cambios estructurales”, y otra que
es “naive, colaboracionista o ambos”. Tenemos observaciones a estas
caracterizaciones tan sesgadas del señor León.
Nos luce que su bosquejo favorece al liderazgo y estrategia de la MUD y
de Capriles; pues bien, cuando vean a la
MUD y su candidato presionar al Gobierno para negociar cambios estructurales
nos avisan porque será un acontecimiento. De hecho, los acontecimientos del
12-2-2014 se precipitan porque la mayoría de la oposición decidió competir por
la calle en contra de Capriles y su estrategia soporífera. La pretensión de
volver a la misma no solo es errónea sino vergonzosa. Por eso resulta absurdo
acusar de colaboracionista a López y Machado; es Capriles quien es, y debe ser,
historia.
¿Por qué la facción naive no
aprovechó el torpe manejo de la situación por parte del Gobierno? Porque no era
tan naive; de hecho, tenía una agenda
oculta que entre lo más sencillo de sus peticiones incluía la cabeza de Maduro.
Esto generó una confusión que hizo posible que el Gobierno jugara su mejor
carta: la guarimba violenta y anárquica. En este sentido, no hay que olvidar
que los primeros muertos (12-2-2014) los puso y los mató el oficialismo para
culpar a una oposición que, secretamente, también buscaba eso. Nos sonsacaron
con una “salida”, pero solo cambiaron la combinación de la cerradura.
Curiosamente, en esta escaramuza
política la contienda se da entre liderazgos de una misma cepa: Primero
Justicia. Esta agrupación política ha sido el partido madre de la MUD, tanto,
que durante la realización de las primarias de la oposición, en la misma noche
en que fueron evaluados los méritos de los candidatos, Leopoldo López declinó
su candidatura en favor de Capriles por temor a que resucitaran la
inhabilitación que pendía sobre su cabeza. Desde ese momento la MUD fue
controlada por PJ que trabajó, y trabaja, para que uno de los suyos sea el
próximo Presidente de Venezuela.
Lo anterior no es criticable si no
fuera por la circunstancia de que estamos padeciendo una dictadura que nos
exige centrarnos en la derrota del régimen y no en el desarrollo político de
algunos de los líderes. Después que esto pase, López se convertirá en el líder
indiscutible de los guarimberos violentos porque acepta sin criticar sus
desmanes; pero ser líder de la oposición es otra cosa, y creo que López con su
actitud de ahora se ha alejado mucho de esa posibilidad. Como refiere La Razón en
su edición del 30-3-2014: “Capriles, Machado y López (y la MUD) son los
sepultureros de la Mesa de la Unidad Democrática”