domingo, 2 de marzo de 2014

Oposición, otra vez entrampada

Las concentraciones opositoras de los días 12, 18 y 22 de febrero nos ilusionaron porque se había reconquistado la calle y, aparentemente, se había preservado la unidad; y si bien el voluntarismo de tales acciones resultaba bastante riesgoso, lo justificamos porque, como escribió Moleiro, “la gestión política de la oposición no podía seguir metida en oficinas; tenía necesariamente que salir a la calle” (1), por eso dijimos en nuestro blog (2) que la acción había sido una “Imprudencia necesaria”; pensábamos, entonces, que Leopoldo López antes de entregarse había convenido con María Corina y los estudiantes hasta donde llegaba el movimiento en términos de naturaleza, duración y logros.

Al pasar de los días nos hemos dado cuenta que no hay nada pensado ni planeado; por ejemplo, el pliego de peticiones para discutir con el Gobierno es de lo más variopinto: Capriles tiene uno, Aveledo tiene otro, Ledezma aboga por el suyo y los estudiantes, junto a María Corina, tienen un rosario de peticiones muy poco viables porque no descartan el derrocamiento de Maduro, por eso amenazan seguir con las guarimbas “hasta que sea necesario” ¿Qué vaina es esta?, ¿con este despelote opositor se pretende cambiar al Gobierno? Si los llamados líderes de la oposición no reparan en  lo que lograron y ahora arriesgan torpemente, no merecen que se les considere como tales.

¿Qué se logró? El regreso a la calle por la puerta grande; cierto, esta particularidad no es exclusiva de la oposición, pero a ésta le cuesta menos llenarla y hacerla vibrar que al sector oficialista que para asistir debe ser bozaleado e intimidado, y siempre que no se cometa el error de Capriles de considerar estos apoyos de masa como un depósito a plazo fijo que sólo se moviliza en el momento de una elección. La calle opositora de ahora en adelante debe convertirse en la principal instancia de contraloría social y política, hasta que se restaure la democracia y volvamos a tener una contraloría decente.

El otro logro muy significativo es que la ocasión permitió desnudar internacionalmente el carácter  represivo del régimen; por supuesto esto no es un haber de la oposición sino un error garrafal del oficialismo al tratar de censurar a las agencias internacionales de noticias, especialmente lo sucedido con CNN que durante estos días privilegió en su parrilla de noticias los sucesos de Ucrania y Venezuela, estableciendo veladamente (a veces no tan velada) un paralelismo entre ambos gobiernos. Ahora el Gobierno de Maduro ha recibido una repulsa internacional que no lo saca del poder pero que lo impregna del tufo totalitario de los Estados forajidos. 

Lo anterior fueron grandes logros, pero a un costo exorbitante. La presencia de muertos y heridos nos debe hacer recordar que ellos no tienen filiación porque su condición común es la de víctimas. En lo que respecta a la oposición debe planificarse muy bien para reducir al mínimo el número de ellas. Sabemos que en las acciones de calles siempre encontraremos Guardias Nacionales y sicarios motorizados y de a pie; por eso hay que extremar las precauciones y, sobre todo, no darles oportunidad a los violentos, ni mucho menos imitarlos con acciones, retaliativas o no, que sólo ayudan al régimen a “justificar” su represión. No se pretende evitar la protesta sino hacerla más eficiente y eficaz, en suma, más inteligente.

La oposición reconquistó la calle pero no preservó la unidad, para ello debemos caminar por la misma acera aunque nos vistamos de diferentes colores pero uniformados en un mismo propósito. Ella no pertenece  a personalidades ni grupos; ni a Capriles ni a su partido; ni a Corina, Ledezma o López; ni a los valientes estudiantes a quienes queremos pero a los que no reconocemos derechos particulares en la defensa del país; cuando pretendamos hablar en nombre de la oposición recordar que en esta hora aciaga lo hacemos en nombre del país y sus ciudadanos. Por eso, la respuesta a las reiteradas invitaciones a dialogar por la Paz que nos hace el Ejecutivo; sólo debe ser atendida por una oposición reorganizada.

El Gobierno aprovecha la desunión opositora y los está invitando, con nombre y apellido, a un supuesto diálogo que no tiene otro propósito que el de atenuar la imagen totalitaria del régimen. Ante esto sólo cabe la creación de un frente no chavista, con un liderazgo compartido, que incorpore a los auto nombrados  líderes e incluya nuevos representantes de la sociedad civil. Cuando le demostremos al Gobierno que estamos unidos, a éste no le quedará otra que implorar el diálogo verdadero. Del Gobierno se ha dicho que cambia, o lo cambian; de la oposición también.    

(  1)    Moleiro, Alonso. El derecho y el deber de protestar. TalCual. 15-2-2014

(  2)    cvillarroelc.blogspot.com

1 comentario:

  1. La oposición democrática al gobierno tiene un denominador común en todos los que la integran, cual es, no quieren que este gobierno siga destruyendo al país por tratar de imponer a como de lugar, el castro comunismo. De eso no tengo la menor duda. Ahora bien, los líderes de la oposición tienen diferente visión de como parar esa destrucción del país. María Corina Machado. Leopoldo López y Antonio Ledezma, piensan en una acción pacífica de calle. perseverante, firme y que vaya aumentando hasta llegar a masiva, con el tiempo, para lograr un cambio de actitud (cosa que veo imposible) o la sustitución del gobierno, TODO DENTRO DEL MARCO DE LA CONSTITUCION, y que no sea esperar 3 años para el referendo o 6 años para unas nuevas elecciones presidenciales. Otros dirigentes de la MUD, entre ellos Enrique Capriles, tienen la visión de esperar los lapsos establecidos, para el referendo revocatorio, las elecciones parlamentarias, etc. Los primeros dicen que la presión debe ser ya por la urgencia de parar la comunización, corrupción, robo equivalente a más de las reservas del país ( $30.000.000.000,00) y la destrucción de Venezuela. Es cuestión de cómo se vea el problema del país, su causa y cómo debe solucionarse.Ahora bien, pienso que algo que puede ayudar a unirnos y salvar las diferencias es empezar a usar en las redes sociales, la etiqueta: #NoALaCubanizaciónDe Venezuela.

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