Simitrio es un personaje de una película mexicana de los años sesenta del
siglo pasado que narra la situación de un maestro rural quien, a punto de
quedarse ciego, es objeto de un engaño por parte de sus alumnos al atribuir a
un ex alumno que había abandonado la escuela (lo inscribieron pero la familia
tuvo que migrar) la responsabilidad por todas las travesuras cometidas en el
salón de clases. Así, cuando el maestro indagaba por el responsable de
cualquier travesura acaecida, siempre obtenía, invariablemente y casi en coro,
la siguiente respuesta: ¡Fue Simitrio, maestro!
Viene a cuento la vieja referencia porque el chavismo parece tener su
propio “Simitrio”, aunque con una diversidad de nombres. En efecto, sustituya
“Simitrio” por: Imperio, fascismo, “uribismo”, “la derecha”, oligarquía,
burguesía, apátridas, paramilitarismo colombiano (para no confundir con los “colectivos”
criollos), entre otros anatemas revolucionarios. Esto no implica que todos los
movimientos citados están, o han estado, exentos de haber cometido abusos contra
los movimientos democráticos; lo que se observa es que parece que la gente del
Gobierno está practicando la política de “dispara primero (siempre con la misma
arma y en la misma dirección) y averigua (casi nunca) después”.
Y no es que me hagan sufrir las barrabasadas del Gobierno; por el
contrario, disfruto de sus frecuentes “metidas de pata” aunque después me dé
coraje el poco provecho que les saca la oposición; pero preocupa y temo, en extremo,
que tal política conlleve, cada vez más, una creciente falta de respeto al
pueblo venezolano que, al igual que el maestro cegato de la película antes
mencionada, terminará por reconocer el engaño y reaccionar frente a los falta
de respeto. Porque es una falta de
respeto que altos personeros del Gobierno y del Psuv, con la excepción de
Rodríguez Torres, hayan opinado y sentenciado sobre el crimen de Serra, a las
pocas horas de haber ocurrido y de un modo irresponsable y falaz.
En la película los alumnos se dan cuenta que el engaño ha ido demasiado
lejos y está afectando seriamente la salud mental del maestro; de ahí que acuerden
acabar con el engaño eliminando a Simitrio y, en consecuencia…lo “matan” y
comunican al maestro el fatal “accidente”. De regreso a la política venezolana
nos preguntamos: ¿el “Simitrio” chavista debe ser eliminado?, y si la respuesta
es afirmativa, ¿quiénes deben hacerlo?, ¿quiénes lo crearon o los que lo padecieron y padecen? Sería un
tanto ingenuo creer que sus enterradores serían, como en la película, sus
propios creadores; porque la suerte del Simitrio chavista está fuertemente
ligada al de la llamada revolución bolivariana.
Sólo un Simitrio chavista pudo ser
responsabilizado por: el despilfarro de más de dos billones de dólares (de
acuerdo a la aritmética criolla, no la gringa); haber destruido el aparato
productivo del país; devaluar nuestra moneda al punto que el dólar paralelo se
cotiza, según fuentes extra oficiales, en 100 bolívares; una inflación
desbocada que se estima en más de un 60%; altos índices de escasez; Poderes
Públicos conculcados por el Ejecutivo y una generalizada corrupción. Por eso,
ante la imposibilidad de negar lo anterior deben recurrir, como política, a un
Simitrio chavista a quien se pueda achacar toda la culpa de este soberano
desastre, mientras, el verdadero culpable se fue para siempre sin haber rendido
cuentas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario