Durante las fiestas decembrinas era frecuente responder al tradicional
¿cómo estás?, con el no menos tradicional “bien”, aunque fuese matizado con el
“para no entrar en detalles” o la cura en salud con el “dentro de lo que cabe”.
En esta ocasión quisimos mantener la tradición, pero el Gobierno y la
“oposición” no nos dejan. En todo caso, lo que sí parece consensuado para
tirios y troyanos es la necesidad de que “la cosa cambie” sin importar la
dirección; en otras palabras, si quieres el cambio no sólo debes pregonarlo
sino ejecutarlo. En este sentido, se atribuye a Einstein haber declarado -palabras
más, palabras menos- “que si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo
mismo”. Gobierno y oposición pregonan el cambio, pero tienen quince años
haciendo lo mismo.
En efecto, nunca ha sido tan válido este aforismo como en la política
venezolana de los últimos quince años. El Gobierno insiste en mantener y
continuar una política (Legado de Chávez) que no sólo ha fracasado sino que,
además, se ha convertido en garantía de fracaso para quienes pretenden emular
la gesta del caudillo. Por su parte, la oposición (MUD incluida) persiste en la
consecución de una unidad mediante el mecanismo más anti unitario: el partido;
que no permite alcanzar la unidad verdadera y que, además, obstaculiza el que
se la alcance mediante una estrategia más válida.
Así se entroniza la paradoja
política de dos contendores que propugnan un cambio que de hecho niegan al
seguir haciendo lo mismo. Unos no terminan de culpar a Chávez aunque todos los
diagnósticos apuntan hacia esa culpabilidad, que se puede reconocer entre
bastidores pero que no está permitido pregonar en público. Los otros conciben
la unidad opositora como la búsqueda del “mejor” de los partidos que, por
supuesto, siempre será aquél por el que simpatizo o milito; lo que nos hace
recordar la canción de Raquel Castaño sobre la calidad de nuestro plato
navideño: Bueno pues señores, no discuto más, ¿la mejor hallaca?,! la de mi
mamá! ¿De quién será el mejor guiso?, ¿PJ, VP o AD?
Que Gobierno y oposición pretendan continuar en lo mismo, y con los mismos,
afecta de manera desigual a los actores de este drama; porque mientras el
primero tiene todos los recursos que puede seguir dilapidando, el segundo sólo
tiene las excusas por su fracaso en forjar una unidad verdadera; para decirlo
en términos beisboleros: la oposición está obligada a ganar, para lo cual no
debe seguir haciendo lo mismo, lo que equivale a cambiar la MUD y su formato. Una
tarea concreta y prioritaria es la conformación de una tarjeta Única que
represente a la oposición en la próxima contienda electoral, ese es el único
Camino y la única Salida.
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