viernes, 6 de mayo de 2016

La convocatoria al diputado No. 113

La victoria de la oposición el 7-12-2015 se volvió sal y agua por el mal manejo del liderazgo opositor. Después de dejarse robar, sin chistar y sin pudor,  la representación de la diputación del Estado Amazonas la mesa quedó servida para que el TSJ hiciera lo que le diera la gana con las decisiones tomadas por la AN que, en resumidas cuentas, se concretan en una sola: declarar inconstitucional cualquier iniciativa asumida, y hasta pensada, por el parlamento. La gravedad de la situación no estriba tanto en el reiterado abuso del tribunal, pues, al fin y al cabo, se está bregando contra una dictadura que no escatima desmanes ni violaciones, sino a la reacción del propio parlamento (mayoría) que al ser requerido por su reacción frente a los abusos del  alto tribunal, admite que ellos seguirán aprobando leyes aunque el  alto tribunal  las desconozca. ¿Y entonces?

Si la actitud del “Supremo” es censurable, la de la Asamblea Nacional es inaudita, pasando por dañina,  ya que no ha sabido defender la ganancia electoral  que significó el 7-12-2015. En consecuencia, es el momento de cambiar la estrategia del Parlamento. No se trata sólo de aprobar leyes, sino de aprobarlas y defenderlas de los abusos del Poder Judicial, y de cualquier otro poder; especialmente del Ejecutivo que, en Venezuela, es el  que controla a todos los demás.  Para ello es necesario convocar al parlamentario opositor No. 113, es decir, al que lleva por nombre” Opositor” y por apellido “Mayoría”. Primero hay que reivindicar esa mayoría opositora, habría que manifestar y denunciar frente al TSJ y organismos internacionales el despojo de que ha sido víctima la oposición y la democracia venezolana, y  ponerle fecha a la devolución de lo sustraído.  

La conducta del Poder Judicial, y la de los otros poderes durante el  lapso posterior a la instalación de la nueva AN,  ha evidenciado como único propósito salvar a Maduro y su Gobierno de una segura derrota electoral por cualquiera de las vías señaladas en la Constitución. Por eso tuvieron que escamotearle a la oposición los diputados de Amazonas; de este modo quebraron la mayoría calificada que la oposición obtuvo limpiamente en las urnas, pero que no supo ni defender ni mantener.

Actualmente asistimos al despliegue de argucias y triquiñuelas exhibidas por el Psuv y Maduro para evitar  que este último sea revocado. El hombre es lo peor que se pueda concebir y padecer como gobernante, pero no está solo en su mediocridad administrativa, lo acompañan los llamados “enchufados”, suerte de ladrones de arte menor y dinero devaluado que le impiden a Maduro una muerte política eutanásica, es decir, con dignidad.


Si  la oposición está dispuesta a enfrentar  la dictadura deberá reconocerla como tal; y utilizar en ese enfrentamiento la única arma eficiente y eficaz capaz de lidiar con regímenes de esta clase: la calle. Ello supone que el parlamentario “113” debe ser activado para cumplir con una agenda pro revocación. Una agenda que señale los plazos máximos que les sería permitido a los abusadores, antes de activar el diputado “113”. De no actuar según agenda igual o similar a ésta, la lucha por el revocatorio estaría condenada a seguir la caprichosa y burlona agenda  de Cabello, Rodríguez y Aristóbulo, que inexorablemente conduce al atornillamiento, con toda la impunidad del caso, de lo enchufados.

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