martes, 6 de mayo de 2014

Acerca de la calidad educativa

El Gobierno realiza una consulta (mediante encuesta, consulta a expertos y estudios complementarios) a la comunidad educativa para que lo ayude a mejorar los aspectos curriculares y administrativos del sistema educativo que, por ellos así concebidos, sería lo mismo que dotar de calidad a la educación  venezolana. Algunos profesores invitados por el Gobierno se han incorporado muy entusiasmados a la consulta, pero otros la han rechazado por considerarla engañosa (más que mejorar busca legitimar) y que, en cuanto tal, sufriría la misma suerte de las consultas anteriores.
En lo personal considero que toda invitación del Gobierno debe ser atendida, e incluso, debe ser aprovechada para trabajar junto a aquel en el mejoramiento del quehacer escolar, aún en el marco de una dictadura como sucedió con Rubén González y Guevara Rojas, ministros de Instrucción del gomecismo, que mejoraron la instrucción pública de la época, en dictadura y sin pretensiones de calidad; algo similar puede hacerse en nuestra dictadura.
Sin embargo, es bueno tener presente que “lo mejor y lo de calidad” no son sinónimos; en este sentido un sistema educativo puede haber mejorado mucho pero no haber alcanzado los estándares mínimos de calidad; y, por otra parte, ciertos colegios tradicionales como Eton (Inglaterra), por ejemplo, no cambian su tradición, ni siquiera para mejorarla, porque ese es su inamovible sello de calidad.

Desde antes del 2007 Venezuela comenzó a negarse la posibilidad de una educación de calidad al descartar, y en algunos casos contrariar, los lineamientos que en materia de educación están contemplados en el Plan de la Nación 2001-2007. En ese plan, y en total concordancia con la Constitución de 1999, se establecen los principales parámetros que enmarcaban lo que pudo ser un sistema de educación de calidad que, básicamente, se cimentaba en dos pilares: democracia y meritocracia.

 Por lo contrario, el camino elegido, Plan de la Nación 2007-2013, descartó la meritocracia  y no prohijó la calidad del proceso revolucionario sino la permanencia en el poder a toda costa y a cualquier costo. Obviamente, la calidad en un proceso como este no sólo pierde relevancia sino que puede convertirse en un estorbo, como de hecho ocurrió con la educación venezolana durante el desarrollo de los planes 2007-2013 y lo que va del  Plan correspondiente al 2013-2019.

Paralelo a la consulta ya aludida se pretende evaluar la calidad de la educación mediante el análisis de los libros de textos (que ya se distribuyeron profusamente) y la Colección Bicentenaria.  Más allá de la ausencia de directrices para manejar los resultados de la evaluación de los libros de textos y la Colección Bicentenaria, confunde que el análisis sea hecho mediante un prorrateo de bondades y defectos en los materiales examinados. Así, hemos oído decir, por ejemplo, que el “culto a la personalidad” está presente, pero que no es tan exagerado como se alega. Una sola manifestación del culto a la personalidad sería exagerada para La Constitución y la Ley Orgánica de Educación, claro, si se estuviese pensando más en la calidad que en la propaganda del Psuv.

Si se quiere mejorar la educación se pueden acordar, o considerar, ciertas acciones entre Gobierno y oposición que logren la mejora institucional y burocrática de aquélla; ejemplo, debería considerarse la eliminación de las misiones educacionales, pues al hacerlas permanentes se reconoce la imposibilidad de institucionalizar el cumplimiento de la Misión; o la solución del problema de “ Las Tres Marías” (escasez de profesores de educación media para las asignaturas de Matemáticas, Biología y Química, y otras).


En este sentido, y a propósito de la Consulta que se ha emprendido, se han publicado algunos trabajos que proponen medidas inmediatas y concretas como las sugeridas por la profesora Nacarid Rodríguez (2-5-2014) en su trabajo: “Consideraciones acerca de la Consulta Nacional sobre la Calidad Educativa” que, en mi opinión, debería ser considerado para su conocimiento y discusión. Tales aportes no comprometerían a ninguna de las partes porque se harían en el marco de las responsabilidades del Estado Docente.

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