miércoles, 19 de febrero de 2014

Imprudencia necesaria

Nos referimos a la marcha estudiantil opositora del 12-2-2014. Imprudente no por haberla realizado, sino por no haberla planificado meticulosamente. ¿Significa esto que de haberse planificado no hubiese habido víctimas? Es posible que sí, pero lo más seguro es que no, porque los colectivos están allí para provocar, intimidar y agredir opositores, en consecuencia, su accionar siempre deparará víctimas; en todo caso, una mayor planificación desnudaría las acciones e intenciones del Gobierno con relación a la violencia. ¿Imprudencia necesaria? Sí,  porque “la gestión política de la oposición no podía seguir metida en oficinas; tenía necesariamente que salir a la calle” (1) y esto sólo se lograba con más pasión que razón.

Más allá de los estudiantes muertos, heridos y presos que por siempre habrá que lamentar, la marcha nos dejó algunas enseñanzas que es preciso asimilar. A) Acabó con la estrategia de “quietismo caprilista” y reivindicó la calle como el principal instrumento de protesta cuando se enfrenta una dictadura que ha conculcado todos los poderes públicos. B) La calle, como instrumento de lucha política, no es un mecanismo estático; la oposición está obligada a moldearla creando en cada caso suficientes salidas colaterales que eviten los callejones sin salida. C) En cada oportunidad que se utilice la calle como espacio de protesta la vestimenta de los transeúntes puede ser distinta, pero deben estar uniformados en el propósito.

El Gobierno no es el principal obstáculo para que la oposición utilice la calle, sino los “colectivos”. ¿No es lo mismo? No, los colectivos son grupos armados amparados por el Gobierno, que gozan de autonomía,  indispensables en la ejecución del trabajo sucio sin tener que rendir cuentas y que, capucha mediante, diluyen la responsabilidad individual en el grupo; fascismo ordinario, puro y simple. La confrontación de la oposición con los colectivos es inevitable en cualquiera de sus estrategias: chinchorro o calle, porque en el caso muy remoto que el CNE admitiera una victoria de la oposición, ahí estarán los colectivos para negarla y rechazarla; por eso hay que enfrentarlos ahora, aunque no con violencia sino con inteligencia y creatividad.

La MUD descalifica la calle como espacio para la protesta, y  nos propone una estrategia que difiera las confrontaciones e hipertrofie paciencia y esperanza en espera de que el CNE nos declare ganadores en alguna de las elecciones futuras; mientras, la oposición disfrutará de un “merecido” descanso durante los  próximos dos años. Hay quienes, sin embargo, creemos que el llamado receso electoral (el término remite a reposo) no puede ser una especie de año sabático para los partidos de la MUD y para la oposición en general, pues ésta necesita, en lo inmediato, transformar la MUD, organizar una verdadera unidad nacional  que haga cambiar al Gobierno (algo distinto a cambiar de Gobierno) en casos como: Venalidad del TSJ, Ley Habilitante, Plan de la Patria y Guerra Económica, entre otras, que la política “quietista “de la oposición academicista no ha sabido enfrentar.

El rescate de la calle por parte de la oposición ha dilucidado el pretendido dilema entre chinchorro y calle, pero ha dejado vigente la unidad de partidos que, aunque cojitranca, es la base para la conformación de una unidad superior, no partidista, no circunscrita a acuerdos entre Capriles y López, pero  clave para que la calle como espacio de protesta pueda funcionar plenamente. El problema radica en que la MUD, en sus estertores electoreros, pretende que para las elecciones parlamentarias del 2015 los partidos de la oposición actúen en forma independiente y, en este sentido, ya han comenzado a aparecer cuestionamientos y rechazos a la tarjeta única. El éxito de la calle depende de que la oposición la transite por una sola acera. La transformación de la MUD debe apuntar en esa dirección: alcanzar la fórmula imperdible de Unidad-Calle.


(1)    Alonso Moleiro. El derecho y el deber de protestar. TalCual. 15-2-2014.

miércoles, 12 de febrero de 2014

Año sabático de la oposición

Con motivo de la derrota sufrida por la oposición durante las elecciones del  8-12-2013, la unidad de partidos (MUD) ha considerado la posibilidad de dar a éstos la oportunidad de aprovechar el receso electoral (años 2014 y 2015) para ”fomentar el desarrollo relativamente autónomo de los mismos” (1), que se ve amenazado por la “guadaña igualadora de la tarjeta única” (2) ; en otras palabras, como en los  próximos dos años la MUD no tiene nada que hacer, se les recomienda a los partidos de oposición que se entrenen separadamente durante este receso electoral. Oposición disfrutando de su año sabático.

Vean pues, ahora resulta que la culpa (o parte de ella) de la derrota electoral de diciembre pasado la tiene la descolorida unidad que la MUD albergara; por eso se recomienda una estrategia que permita a cada partido desarrollar su musculatura (ya PJ comenzó su calistenia) para tener una actuación independiente y preponderante durante los próximos procesos electorales. Se va la MUD, pero pretende llevarse con ella todo vestigio de unidad.

¿Se le permitirá? Parece que sí, porque el movimiento que se le opone (Ledezma, Machado y López), si bien están en lo correcto al rechazar y atacar el “bostezo caprilero”, no proponen un accionar válido e inteligente, sino un voluntarismo torpe e igualmente partidizado para oponerlo a PJ. Pro y anti MUD bregarán durante dos años para repartirse la torta que ya comenzaron a poner. Hay quienes creemos, sin embargo, que todavía es posible una unidad opositora que supere el anatema de la “anti política” y que ocupe este mal llamado receso político en la organización de una verdadera oposición.

Lo anterior implicaría:  a) una dirección unitaria que no se estructure con base en la preponderancia del caudal de votos de los partidos ”mayoritarios” ; b) una conformación incluyente de la unidad, pues todo el que quiera participar en ella sólo debe comprometerse a luchar contra la dictadura en ciernes y propiciar la restauración de la democracia; c) conformar una agenda que confronte todo abuso de poder y violación de la ley, la actuación de la oposición no puede circunscribirse a la cíclica participación en los procesos electorales, éstos son vitales en un régimen alternativo, pero es el batallar diario lo que asegura su realización en condiciones democráticas.

En torno al acontecer opositor se ventila actualmente un falso dilema: el chinchorro o la calle. Pareciera fácil y lógico inclinarse por esta última pues la primera no tiene nada que ofrecer, ya que para ellos la oposición más eficiente y económica es la que no se hace; mas, la segunda también tiene sus bemoles pues una oposición voluntarista y escandalosa sólo beneficia al gobierno. A la calle hay que llegar con un problema focalizado y diagnosticado, y cuya solución sea factible mediante el establecimiento de metas realistas y alcanzables. La oposición debe ir a la calle a exponer sus razones porque el espacio que las democracias destinan a este propósito (Foro Legislativo), en Venezuela ha sido conculcado.

( 1)    Fernando Rodríguez. TalCual. Editorial. 5-2-2014

( 2)    Carlos Raúl Hernández. ¡Al borde de un ataque de nervios! El Universal. 2-2-2014

jueves, 30 de enero de 2014

El falso diálogo

En una democracia el diálogo es el mecanismo comunicacional por excelencia; el mensaje político (logo) puede vehicularse en ambas direcciones (dia) porque cada interlocutor (gobierno y oposición) tiene la doble capacidad de receptor y transmisor, en el marco de lo pautado y acordado en la Constitución y las leyes. Existe un equilibrio en la capacidad comunicacional de los sectores opuestos; lo que no obsta para que en situaciones excepcionales se requiera de un diálogo especial, habida cuenta de la naturaleza y grado de la contingencia, como, por ejemplo, cerrar filas frente a la amenaza totalitaria.

En los regímenes no democráticos el diálogo se interrumpe, se deja de lado, o el Ejecutivo sólo recurre a él cuando necesita apoyo para sus políticas ineficientes o impopulares; y en el caso de las dictaduras desaparece por completo porque a la oposición le quitan, o se deja quitar, su derecho y capacidad para dialogar con el Gobierno. Este desequilibrio de los actores comunicacionales (uno transmite e informa; y el otro recibe y acata) se traduce también en el desequilibrio de los poderes públicos, en el que el Ejecutivo manda y los otros poderes obedecen. En la Venezuela de hoy no es posible un diálogo entre el Gobierno y la oposición porque ésta perdió la capacidad y el derecho de dialogar con aquél.

En Venezuela el  diálogo político ha sido minimizado y hasta irrespetado, lo que permite que un Ño Pernalete que mande en la AN pueda enviar al cipote el diálogo y otras “exquisiteces del parlamentarismo pequeño burgués”, sin otra consecuencia que la evidencia de su condición de militar. Subsiste, sin embargo, un “diálogo político” en el marco de una oposición colaboracionista, y que tiene como propósito la legitimación del autoritarismo gubernamental y aliviar al Gobierno cargando con parte de la culpa (a veces con toda ella) generada por los errores del Ejecutivo; es una simple comparsa al servicio del gobernante de turno.

La responsabilidad por una oposición débil, derrotada y fuera de foco la tienen quienes adversamos este gobierno sin haber podido hilvanar una estrategia pertinente y exitosa; la responsabilidad por una oposición colaboracionista la tienen quienes pretendieron, y todavía pretenden, que la oposición más eficiente y económica es la que no se hace. Esperan que los errores del Gobierno, o algunas circunstancias sobrevenidas, den al traste con una revolución “Chacumbele”, la estrategia es esperar su suicidio; en un contexto totalitario  una oposición menos colaboracionista no espera el cambio de gobierno, sino que lo provoca haciendo que éste cambie; para lo primero hay que esperar hasta mañana; para lo segundo se debió comenzar ayer.


La oposición colaboracionista, al no actuar (mutismo y falta de acción) frente a situaciones concretas como la estafa de y a Cadivi con las empresas de maletín, la Ley Habilitante, El Plan de la Patria, el saqueo de las tiendas de electrodomésticos, “La guerra económica”,  las devaluaciones, entre otras, produjeron un vacío opositor que ha sido llenado, curiosamente, con fuerzas que provienen de las filas del chavismo, especialmente las más cercanas a Aporrea.org. Todavía la memoria de Chávez se convierte en dique que impide que las aguas se desborden; pero, ¿por cuánto tiempo? Cuidado, Chacumbele es cada vez más vulnerable y a la disidencia le falta poco para llegar a ser oposición.  

jueves, 16 de enero de 2014

De monarquías y seudodemocracias

De niño siempre pensé que las monarquías representaban el poder omnímodo; es decir, los reyes eran dueños de vidas y haciendas y disfrutaban de privilegios que otros mortales sólo podían envidiar; más tarde, en el liceo Fermín Toro, cuando comenzamos a cuestionar la historia anecdótica de Nectario María, pudimos ver que hubo reyes pobres como la reina Isabel La Católica  quien tuvo que empeñar sus joyas para costearle el viaje a Colón. Los monarcas conservaron algunos privilegios pero, definitivamente, perdieron el poder. Los pueblos (soberanos) y los monarcas europeos fueron igualados mediante el ejercicio de la democracia.

Un buen ejemplo de lo anterior es lo que está pasando con la monarquía española; la hija del rey ha sido imputada de fraude fiscal y blanqueo de dinero, ante lo cual, la Casa del Rey se limitó a proclamar sus respetos a las decisiones judiciales. Es posible que la sangre no llegue al río porque, como escribí antes, los monarcas todavía conservan ciertos privilegios; pero ese tratamiento judicial igualitario demuestra una democratización de la justicia que no es fácil de encontrar en nuestras democracias latinoamericanas; en este sentido, no resistimos la tentación de contrastar el ejemplo español con el nuestro.

¿Se imaginan ustedes a la Fiscal General imputando por fraude y blanqueo a un prominente miembro del Gobierno? Jamás, excepto que el indiciado haya sido acusado previamente por el Jefe de Estado; en todo caso, y en el supuesto negado de que llegara a suceder, con seguridad sería despedida del cargo.  Y qué decir si los acusados fueran hijos de los prominentes ya aludidos; peor, porque además del despido ella sería encarcelada en el mismo calabozo en el que tienen a Simonovis y, con seguridad, los hijos de los combatientes y “combatientas” continuarían jugando Monopolio con dólares de verdad y de Cadivi (o del nuevo Centro Nacional de Comercio Exterior). En otras palabras, en la “democracia venezolana” los gobernantes y sus familiares son monarcas del siglo XXI.   

¿En cuál de las dos formas de gobierno (monarquía europea o “democracia venezolana”) hay más presencia de privilegios indeseables? En nuestra seudodemocracia, sin lugar a dudas. Entonces, ¿por qué los sectores más afectados negativamente por estos aberrantes privilegios apoyan las políticas gubernamentales? Porque carecen de una oposición que ayude a desalienarlos (*),  con permiso de nuestra ex ministra “experta” en alienación, que permita develar “quién es quién” en este Socialismo Siglo XXI. Alienado es quien vota por los chavistas “porque así lo hubiera querido Chávez”; quien acepta que lo envíen a robar unos electrodomésticos “porque así combatimos al Imperio”; quien no le importa que los combatienticos y sus progenitores saqueen el país porque “así es que se gobierna”.

La desalienación consistirá en develar el carácter no democrático del actual gobierno; en consecuencia, deberá constituir la agenda y prioridad de la nueva oposición; y decimos nueva porque la MUD ya no puede seguir representando a la oposición sobre la asunción de que el Gobierno es democrático; mientras no haya separación de poderes este Gobierno no puede considerarse democrático y, en consecuencia, no debe ser tratado como tal; no se trata de declararle la guerra al Gobierno, sino a las violaciones a la Constitución y al abuso de poder.  Por eso, develar el carácter dictatorial del régimen supone: explicar al país y al mundo las violaciones y los abusos, y luego realizar las correspondientes acciones de resistencia. La desalienación asegura una oposición sin retrocesos y a prueba de “saltos de talanquera”


(*) En este contexto concebimos la Alienación: “Como el proceso mediante el cual un individuo o colectividad transforman su conciencia hasta hacerla contradictoria con lo que cabría esperarse de su condición…sustituye la realidad por el discurso de otro” (www.claseshistoria.com

miércoles, 1 de enero de 2014

Burla, crueldad e infantilismo

Rasgos que exhibió el Jefe de Estado durante la alocución televisada del 30-12-2013. Primero se burló con un juego de palabras (amnistía y amnesia) de lo que supuso un intento de la oposición por montar un “show” publicitario con relación al caso de Simonovis. Lo curioso es que la amnesia sobre el golpe de Estado de 2002 no es la única que campea, también a los funcionarios de Cadivi, y al propio Rodríguez Torres, se les olvidó, entre otras cosas, cuáles fueron las empresas de maletín que estafaron a la nación veintidosmil millones de dólares, sólo por mencionar un bache de la memoria corta del venezolano. Por cierto, ¿quién era el presidente en aquel entonces?

Luego pasó de la burla al cinismo y la crueldad al asegurar que una medida de gracia a favor del prisionero no depende de él sino del sistema de justicia que, como sabemos, es de lo más “autónomo e imparcial”. He ahí el caso Afiuni, condenada por toda la eternidad porque su juez y verdugo se fue para esa sin firmar la boleta de excarcelación; y, además, aderezó puerilmente su alocución al atribuirle temblor y nerviosismo al alcalde que, supuestamente, tembló ante él al estrecharle la mano, aunque ya haya evidenciado suficiente guáramo en su haber, al haber derrotado electoralmente a dos connotados sigüíes del régimen: Aristóbulo y Villegas.

Que el señor Maduro se exprese y exponga de ese modo ante el país, no es de extrañar porque este es un estilo heredado al cual el señor Maduro pretende guardarle eterna fidelidad; pero al reparar que la alocución se hizo en su condición de Jefe de Estado, no se puede menos que compadecer a Venezuela por tener gobernantes que no hacen distinción entre el coloquio y el discurso. El señor Presidente tiene el derecho a negarse a atender las solicitudes de gracia o indultos, pero no tiene ningún derecho a burlarse ni de la solicitud ni del solicitante. Para ser reconocido como un Presidente, no basta con ser elegido, para serlo hay que actuar como tal; de otro modo, se envilece el cargo.

Pero estos gobernantes devenidos en dictadores “tapa amarilla”, llegan a serlo por la abulia y miedo de quienes deberíamos enfrentarlos: la oposición.  No se trata de ensangrentar las calles, como en forma dramática y taimada lo presenta la oposición academicista, sino de negociar todo lo que la ley permita y rechazar y desconocer lo que ella no admita.  Por ejemplo, se puede y se debe trabajar con los alcaldes y gobernadores oficialistas, pero rechazar y desconocer a los “protectores villeguitas”. El Plan de la Patria y la envilecida actuación del TSJ son otros espacios que ameritan rechazos y desconocimientos no negociables.


Estos rechazos y desconocimientos en defensa de la Constitución sólo serán posibles si la oposición se reorganiza y comienza a trabajar, desde ya, confiando sólo en sus propios “hígados y testículos”. Si se quiere hacer algo por Simonovis hay que comenzar por inventariar el respaldo con que cuenta la solicitud de su liberación; hay que hacer y firmar listas que nos permitan saber cuántos somos y, a partir de ahí, comenzar a crecer. Cuando eso se haga, las burlas del señor Maduro se convertirán en muecas, y entonces, sólo entonces, el Jefe de Estado se verá obligado a adecentar el discurso del Poder Ejecutivo.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Oposición lista para hibernar hasta el 2015

El 1-12-2013 publiqué en mi blog (http://cvillarroelc.blogspot.com/2013_12_01_archive.html) con el título de: “El problema no es la Habilitante, sino la dictadura”, lo siguiente: “El 9 de diciembre la oposición, sin importar los resultados de las elecciones de la víspera, debería comenzar a inventariar y diagnosticar los desafueros de Maduro y su Habilitante…y, (con base en ese diagnóstico) encarar una reorganización de la oposición”. Se destacan las fechas para evidenciar que la transformación que solicitamos de la MUD no es una consecuencia de la derrota sufrida el 8-D, sino de la no pertinencia de su oportunidad y estrategia.

Algunos han considerado un error haber atribuido a la contienda un  carácter plebiscitario porque, se aduce,  este elector está más interesado en la solución de su problema local (basura, vialidad, seguridad) que en la problemática política del país; lo que explicaría la baja votación obtenida. Diferimos de esta conclusión, el problema no fue plantear el plebiscito  sino no saberlo manejar. El bienestar de lo nacional y lo regional  no son antagónicos ni independientes, pero, en toda circunstancia,  lo primero priva sobre lo segundo; y corresponde a la oposición ejercer la pedagogía política para que sus autoridades municipales no sean consideradas como simples conserjes.

La MUD se niega a reconocer que su aspiración plebiscitaria fue claramente derrotada; en vez de negarlo debería ahondar sobre sus causas, entre ellas la de haber atado esta elección al supuesto liderazgo de Capriles, el cual venía chamuscado desde la elección del 14-4. Capriles perdió el capital electoral que generosamente le brindara la deserción chavista durante la elección presidencial del mes de abril, y que un manejo erróneo de la denuncia del fraude acabara con aquella efímera  ventaja electoral. El error estuvo en no haberle planteado al elector la posibilidad de que hubiese optado por la salud del país aunque esto quebrantara su bienestar individual. Los líderes opositores prefirieron perder libertad y democracia, antes que popularidad.

La oposición que queremos es una que tipifique la naturaleza del gobierno que tenemos: ¿democracia o dictadura? Según la respuesta que se admita será la práctica política que se ejerza. Si se considera no democrático, entonces hay que unir fuerzas para derrotarlo, pero esa unidad no debe ser de partidos sino de ciudadanos opuestos a todo tipo de dictadura; cuando se enfrenta una dictadura la polarización es inevitable, y la oposición está llamada a responder, con prontitud y firmeza, a todas las acciones de corte dictatorial que el Ejecutivo desarrolle. No importa si no se logra, por ahora, frenar o impedir las mismas; lo importante es que la oposición se haga oír y respetar.

Así, por ejemplo, con la corrupción de y en Cadivi (veintidosmil millones de dólares estafados) la oposición dejó hacer y pasar sin siquiera chistar; otro tanto ocurrió con la Ley Habilitante que recibió más cuestionamiento de los estadounidenses que de nuestros parlamentarios; y la guinda de la torta la puso la MUD cuando no condenó ni protestó el saqueo tercerizado del Gobierno  a los almacenes de electrodomésticos, ¡para no perder popularidad! Con esa argumentación queda claro que la MUD no sólo perdió el plebiscito, sino la vergüenza.      

La estrategia de esperar pacientemente que el enemigo pierda es la negación de la oposición; por eso no es de extrañar que en la derrota del plebiscito se le haya pasado factura a esa oposición aposentada y bobalicona. Se vislumbran tiempos difíciles y trascendentes: Plan de la Patria, “protectores” que burlan la voluntad popular, defensa de la Propiedad Privada, corrupción oficialista que no da tregua, la cubanización del control de precios, una cercana devaluación y un inminente aumento del precio de la gasolina, entre otros. ¿Están la MUD y Capriles a la altura de estos desafíos? No, frente a esto la actual oposición nos propone que habilitemos los chinchorros y nos acostemos a hibernar hasta diciembre de 2015. Mas, ya pasó la hora de votar; comienza la de botar… lo no pertinente.

domingo, 1 de diciembre de 2013

El problema no es la Habilitante, sino la dictadura

La Ley Habilitante solicitada por Maduro ha suscitado una serie de temores entre los cuales destaca el de la impunidad con la que el  gobernante pueda abusar de la misma, pues se la considera como una patente de corso que permitiría al mandatario hacer lo que le venga en gana, y sin que nadie pueda oponerse. Mas, Chávez y Maduro nunca necesitaron de una habilitante para violar la Constitución y las leyes; y nadie se les opuso porque, al igual que en el caso de Polifemo, “nadie” es una oposición inexistente. Maduro, lo mismo que Chávez en su momento, necesita poderes especiales para barnizar de legalidad la dictadura en ciernes; por eso, el problema no es la Habilitante sino la dictadura.

Hay que enfrentar la Habilitante para vencer la dictadura. ¿Quién en la oposición liderará este enfrentamiento? No lo tenemos muy claro; pero no albergamos duda con relación a quienes no deben ser: ni la MUD ni Capriles. Aclaremos, he votado por los candidatos de la MUD desde su existencia porque consideraba que tenían las mayores probabilidades de derrotar el chavismo y forzar un fraude oficialista que se pueda demostrar para desnudar la dictadura; el 8-D volveré a votar por los candidatos de la MUD por la misma razón, porque para obligarlos a cometer fraude hay que ganarles holgadamente.

A pesar de lo anterior, he sido un consecuente y acérrimo crítico de la MUD y de Capriles. La principal crítica es haber convertido a la oposición en un reducto partidista; por eso, a ratos, la lucha de la oposición contra el chavismo se convirtió en la lucha de Primero Justicia contra el Gobierno para ver quien se queda con el coroto. Enfrentar la dictadura que se nos quiere legalizar mediante la Ley Habilitante amerita de una oposición que la MUD y Capriles no pueden proporcionar, porque su carácter e interés partidista la convierte en una organización excluyente y vulnerable. El 8-D es necesario votar masivamente contra la dictadura para dar un piso sólido a una nueva oposición.

El 9 de diciembre la oposición, sin importar los resultados de las elecciones de la víspera, debería comenzar a inventariar y diagnosticar los desafueros de Maduro y su Habilitante; el agravamiento moral y ético de los poderes Legislativo y Judicial; desconocimiento de la propiedad privada; la militarización de la función pública; la entrega de nuestro suelo y el producto del subsuelo; el pueril manejo de nuestra economía con el criterio aritmético de una regla de tres; el obsceno nepotismo de los viejos y nuevos inquilinos de Miraflores; el secuestro de adversarios políticos a la usanza de las dictaduras sureñas, y otros abusos que la brevedad del espacio no permite desarrollar, obligan a una reorganización de la oposición para enfrentar la situación. En síntesis, necesitamos superar la MUD por un Frente Anti Dictadura (FAD).


Debe ser una nueva oposición no sólo en lo que respecta a la inclusión, sino también en lo que atañe a estrategias y acciones. La violación a la Constitución debe ser denunciada en  público y en la  calle; igual con la corrupción, incluyendo beneficiario y cuantía del robo; desentrañar los vericuetos del nepotismo palaciego sin excluir al difunto y su familia; denunciar los chanchullos internacionales que comprometen nuestra soberanía económica y política; y, responder en el marco de la Constitución, pero con la firmeza  del caso, todas las tropelías que el madurismo pretenda seguir cometiendo; en fin, una oposición que desvele la dictadura que hace rato padecemos. Votar contra Maduro el 8-D es el primer paso para enfrentar la dictadura; reconocer y denunciar por parte de la oposición el carácter dictatorial del régimen, es el segundo.