martes, 26 de mayo de 2015

Ruina integral

Otra vez sobre el tapete la discusión acerca del modelo a seguir para desarrollar el proceso de selección y admisión  de aspirantes a ingresar y cursar estudios en la educación superior; a pesar que desde 2008 se cuenta con una propuesta  de ubicación de aspirantes (Opsu, 2009) que privilegia la democratización de la calidad de la educación y la universalización de la misma mediante el ejercicio pleno de la acción meritocrática  de los diferentes actores.

Obviamente,  el Gobierno,  que no el Estado, y las universidades autónomas descartaron la propuesta presentada y se han contentado con forcejear un porcentaje de cupos (actualmente 30%) que las instituciones autónomas deben cederle al Gobierno, sin que medien demostraciones de calidad (pruebas externas e internas) Ahora el Gobierno ha decidido aumentar el cupo de “estudiantes rueda libre” hasta un 70%, en algunos casos. Parte de la deuda educacional se pretende pagar con cupos universitarios. Así, siguen vivos el sistema excluyente de ayer, y el recién nacido y también excluyente  de hoy, pues proscribe la calidad educativa.

¿Por qué modificar los porcentajes en este momento? Por las mismas razones por la que se dio el “dakazo”, es decir, saqueo a las empresas para regalarle a los pobres bienes y servicios que de otro modo no podrían adquirir. ¿Para qué? Para comprometer a los “beneficiarios” en el voto a favor del dueño de la dádiva (léase Gobierno y Psuv) en una cercana contienda electoral. Hoy, ante esta regaladera universitaria de cupos y notas, no dejo de pensar en que a fines de año, Lucena mediante,  tendremos elecciones; y desde ya  el tufo a demagogia electorera impregna todo el ámbito universitario, y las políticas de ingreso de las misiones Ribas y Sucre se hermanarán, por fin,  con las de una ineficiente e ineficaz  Alma Mater.

¿Cómo juzgar estas medidas aplicadas a la Educación Superior? Depende del propósito que se escoja como referente. Si se asume el propósito aparente de democratizar la formación universitaria, no  se logrará porque se deja de lado la pieza más importante de la educación: la calidad. Más aún estas medidas conspiran contra esa calidad. Si se asume el propósito encubierto: sobornar al sufragante universitario, puede obtenerse un éxito relativo entre los mismos que ayer, durante el “dakazo", expropiaron neveras y televisores, y hoy legalizan la regalía de cupos universitarios chucutos.

¿Se puede ayudar a mitigar lo negativo de tantas políticas erradas en el plano educativo? No lo creo, a pesar de contarse en el país con un conjunto de Escuelas de Educación que no sólo tienen los recursos científicos sino que, en muchos casos, parte de ellos son afines ideológico y políticamente con los sectores del Gobierno, porque la crisis socio política que afecta al país no es sectorial sino global. Lo que está pasando en la Educación Superior está pasando en salud, economía, en los otros niveles educacionales y en todos los demás sectores, es decir, endilgarle a todos los sectores un propósito advenedizo, lo que hemos calificado como ruina integral.


Es lo que también, en términos más dramáticos, ha denominado Luis Fuenmayor (Fuenmayor, 2015) como miseria global o total: “Cuando la miseria inunda todo el ámbito social no hay posibilidad de tener nada: ni educación, ni salud, ni seguridad, ni ningún derecho”.



Fuenmayor, Luis. En twitter. 9/5/2015
Opsu. Nuevo Sistema Nacional de Ingreso y Prosecución en la Educación Superior Venezolana. PROPUESTAS. No. 10. CNU. Caracas, enero de 2009



viernes, 15 de mayo de 2015

La elección de la AN no es final sino comienzo

El Secretario General de la MUD, durante un programa de radio,  dibujaba  en una súper optimística pincelada el panorama de la oposición después que esta gane las elecciones para elegir la AN. No se le aprobará más leyes habilitantes al Ejecutivo, se adecentarán y controlarán los poderes públicos, se meterá en cintura al Presidente de la AN, se aumentará la productividad, se controlará la inflación, y hasta se conminará, de acuerdo a las circunstancias, a Maduro para que cambie el Gobierno o renuncie.

Todo lo anterior  con base en que cuando el Gobierno pierda (los opositores no  conciben otro resultado) responderá al sector opositor con un comportamiento democrático. Estas cándidas conclusiones nos hacen recordar los versos de Rodríguez Cárdenas, en los que al  oírse la descripción del supuesto paraíso de los negros se exclama: “¿Y dónde queda esa tierra negro mojíno, que ya me tienes la boca aguá?”Al igual que en los versos del poeta, la ilusión campea en el sector de oposición; por eso se imponen algunas precisiones y arrimar un poco el “perol” para que el secretario del organismo opositor, y los líderes partidistas, puedan, eventualmente, atinar alguna vez.

 Primero, es muy difícil que la oposición gane, o mejor, que el oficialismo pierda. La oposición no podrá ganar mientras no alcance una unidad nacional, y hasta ahora ni lo intenta. La posibilidad de una unidad electoral mediante la aprobación de una tarjeta única ya ha sido saboteada por los partidos PJ y VP; y la “oposición” organizada en la MUD le sigue permitiendo al Gobierno todo tipo de desmanes,  como los abusos  que se están cometiendo a propósito de la demanda incoada por el Presidente de la AN contra el periodismo nacional. ¿Cómo es posible que en el  extranjero se proteste más que en el país por las tropelías que cometen esos señores? La sumisa actitud de la MUD es la principal desmotivación para votar.

¿Qué hacer? No lo sé, pero estoy persuadido de que en cuestiones de lucha política la verdad es la primera que debe dar un paso al frente. No se trata de emular a Churchill prometiendo las socorridas “sangre, sudor y lágrimas”, pero sí admitir que después de las elecciones de diciembre lo nuevo para la oposición es que de ahí en adelante debe marchar unida, no importa los resultados que se obtengan. Será un inventario de fuerzas y una sinceración de prioridades, pero sin saborear el triunfo. Lo peor que puede hacerse es falsear la realidad para hacerla más atractiva al elector; a la postre lo que se consigue es crear falsas expectativas que, al no cumplirse, terminan por configurar una oferta engañosa que queda al descubierto.


Por mi parte votaré, porque no hacerlo es darle mi voto al Gobierno, por eso mi voto no es a favor, sino en contra. ¿De quién? Del gobierno de Maduro que ha continuado el legado dictatorial de Chávez ¿Cómo saber, desde mi perspectiva, que estoy votando bien? Porque lo haré por aquella candidatura que le pueda hacer más daño a la del Gobierno. No importa que la opción ofertada sea de la Cuarta, Quinta o Sexta república. Lo importante es combatir la dictadura cuando aún está en embrión, de otro modo estaremos condenados a sufrir el síndrome castrista. 

lunes, 4 de mayo de 2015

La dictadura también celebra elecciones

Durante la realización de la VI Cumbre de las Américas en Panamá se hizo evidente que el propósito fundamental de tales eventos (defensa de la Democracia Representativa) deberá ser revisado para poder explicar que los “demócratas” aplaudan a los dictadores (Obama a Raúl) y estos últimos reivindiquen al “único” Presidente honesto de los Estados Unidos (Raúl a Obama).  Esta pintura de ¿quién es quién? resulta borrosa a la hora de distinguir entre “demócratas” de antaño (léase Estados Unidos y sus adláteres) y los que pertenecen a las neo dictaduras socialistas.

En efecto, la gran ausente en la Cumbre de Panamá, extrañada por nadie, fue la Carta Democrática Interamericana firmada el 11/9/2001 en Quebec. En ella se esbozan los elementos esenciales de la democracia representativa: a) respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales; b) el acceso al poder y su ejercicio con sujeción al estado de derecho; c) la celebración  de elecciones periódicas, libres,  justas y basadas en el sufragio universal; d) el régimen plural de partidos y organizaciones políticas; e) y la separación e independencia de los poderes públicos. Este esbozo luce utópico, pero no por ser inalcanzable sino por la facilidad con que se adultera y se viola.

El grupo encargado de administrar la democracia americana, presidentes de los países miembros de la OEA, se ha convertido en un club de amigos que “cobran y se dan el vuelto”. Por ejemplo, si se evaluara la situación de la democracia venezolana con base en los parámetros y estándares bosquejados anteriormente tendríamos que concluir, sin mayores esfuerzos, que estamos frente a un gobierno que viola, descarada e impunemente, todos los elementos esenciales de la democracia representativa; sin embargo, eso no impidió que el señor Maduro, junto con su compinche cubano, llegara a la Cumbre de Panamá en plan protagonista.

Los neo dictadores se defienden al aducir que ellos hacen elecciones; a diferencia de la dictadura clásica  que no las practicaba ni respetaba. En efecto, la neo dictadura socialista si celebra elecciones, dos de los dictadores sin máscaras presentes en Panamá, así lo hicieron saber: Raúl dejó claro que en las elecciones cubanas lo menos que recibe el gobierno es un respaldo de un 97,5 %; y Maduro y el chavismo sin Chávez se jactan de la realización de 18 elecciones sin conocer la derrota; excepto por un desliz en el 2007 que fue rápidamente corregido. Sólo hay que recordarle al autoritarismo cubano-venezolano que las elecciones de las que habla la Carta Democrática Interamericana deben ser, además de periódicas, libres y justas; condiciones no digerible por dictadura alguna.


En el último trimestre de este año, y en el marco de la dictadura chavista, se celebrarán en Venezuela las elecciones para elegir la Asamblea Nacional;  eso supone que serán unas elecciones atípicas en tanto sus resultados, cualesquiera que sean, sólo serán útiles si se sinceran y legitiman las fuerzas opositoras, es decir, no está obligada a ganar más curules sino a sacar más votos. Los curules no pueden ser sacados a  la calle, pero los votos sí. Para la oposición el propósito fundamental de estas elecciones es el de comenzar a forjar la mayoría; y para alcanzarla es imprescindible la unidad nacional de los grupos opositores. Ya se están hilvanando las diferentes triquiñuelas para evitar que se consuma la unidad nacional opositora. La única forma de que la oposición no desaparezca después de estas elecciones, es uniéndola. No dejes que los partidos políticos te vuelvan a robar la esperanza.

domingo, 19 de abril de 2015

Unidad Nacional: deuda más importante de la oposición

Cuando se hurga acerca del por qué la oposición política al gobierno chavista no ha sido más eficiente en lo que concierne a la denuncia del autoritarismo del régimen, suele argumentarse que, a más de los costosos errores y desaciertos cometidos por aquélla, ha tenido que padecer la indiferencia, y hasta complicidad, de la comunidad internacional con relación a las violaciones y abusos de que vienen siendo objeto nuestro país por parte del gobierno madurista. Parecía que en este ámbito no sólo estábamos solos sino también arrinconados. Ante las graves denuncias de violaciones a principios y prácticas democráticas la comunidad internacional  se limitaba a recordar que en Venezuela se celebran elecciones y hay separación de poderes.

Sin embargo, de un tiempo a esta parte se han oído voces de la comunidad internacional que cuestionan la pretendida independencia de poderes y, con ella, el valor democrático de las profusas elecciones que se realizan en el país. Y, recientemente, en una acción sobrevenida y bienvenida, un grupo de ex gobernantes de América Latina y Europa decidió denunciar el actual estado de cosas que vive Venezuela y abogar por las victimas de tales desafueros. ¿A cuenta de qué? A cuenta del derecho que asiste a todo ciudadano de defender los valores, principios, garantías democráticas y derechos humanos en cualquier sitio y momento en los que éstos sean  menoscabados, más allá de fronteras geográficas e ideológicas.

¿Y cuáles son los indicadores que permiten basar la denuncia? La ausencia de  separación de los poderes públicos. Cuando Chávez, las decisiones de cualquier tipo y materia las tomaba él; a tal extremo llegó el atropello en los asuntos jurídicos que se permitía mandar a poner presa (desde un estudio de televisión) a quien quisiera y, además, le dictaba la sentencia; el caso de la jueza Afiuni es el más emblemático de la conculcación del poder judicial. Actualmente la mala práctica continúa, aunque con mayor participación de los poderes sumisos. Si el poder judicial no es autónomo resulta ocioso pretender que habrá otros poderes públicos que salven la honra democrática, porque el poder Judicial es la esencia de ésta; sin su existencia autónoma nada puede ser democrático.

La génesis de este apoyo de los ex presidentes tiene su origen en una “noticia críminis”: la democracia venezolana está siendo violada; y en los desvelos conyugales de algunas de las esposas de quienes hoy sufren injusto encarcelamiento. Pero, ¿qué pasa con la oposición venezolana? ; ¿por qué se deja suplantar en funciones que por naturaleza le son propias: denuncia, crítica y opinión? Porque está chantajeada, amenazada, agredida, en suma, aterrada; pero después del pronunciamiento de los ex presidentes sabe también que no está sola.

Para fines de año está pautada una elección que es crucial para el destino político del país y en donde la única manera de derrotar al Gobierno es yendo unidos y masivamente a votar. El Gobierno está interesado en que los aterrados se queden en casa, y que los opositores que vayan a votar no lo hagan unidos. Es hora de que la oposición revierta los términos. Demostrarles al pueblo opositor y a los ex presidentes que nos están apoyando que si podemos unirnos, y que la dirigencia  opositora  venezolana se convertirá en una cantera de denuncias que luego el frente de ex gobernantes podrá ventilar, apoyar y defender internacionalmente.    


La oposición venezolana ha carecido de un eje político que soporte su unidad nacional; pues bien, parafraseando a Arquímedes de Siracusa, convirtamos al grupo de ex gobernantes en el punto de apoyo que necesita la democracia venezolana para mover el mundo (y el piso) del chavismo que nos agobia.

domingo, 12 de abril de 2015

El voto que la “oposición” piensa botar

 En las próximas elecciones para elegir a los miembros del parlamento los sectores opuestos al chavismo irían a esa elección con la mayor probabilidad de éxito de toda la historia chavista; más incluso que cuando el referendo para modificar la Constitución (2007), y que perdiera el chavismo mediante una derrota sobrevenida. La no proporcionalidad de los resultados podría jugar a favor de la oposición al dejar de ser el Psuv la primera mayoría; la mayoría de los electores, chavistas incluidos, culpan y responsabilizan al Gobierno por el desastre durante la gestión Maduro; y el ventajismo y abuso electoral tenderá a ser neutralizado por una opinión pública internacional más vigilante que ha comenzado a pedir más democracia a quienes se proclaman demócratas pero actúan como dictadores. Todo esto será posible si se configura una unidad anti dictadura.

Mas, y aunque usted no lo crea,  las diferentes tendencias opositoras no sólo no se han puesto de acuerdo para concebir y crear tal unidad, sino que ¡no la quieren crear! Veamos mediante un somero análisis las diferentes posturas al respecto.

Oposición MUD. Una circunstancia electoral le dio vida, y luego, más por inercia histórica que por otra cosa, devino en oposición oficial, lo que le permite acordarse con el Ejecutivo con relación a los temas más importantes y álgidos. Actualmente se ha constituido en la oposición “buena”, “seria” y “confiable”, según la paternal consideración de los grandes jerarcas del Gobierno.  No está interesada en la unidad anti dictadura sino en el desarrollo de un partido político: PJ. Por eso ha ejercido una fuerte resistencia a que en los eventos electorales la oposición participe con una tarjeta única; y no la afecta en lo más mínimo la no proporcionalidad electoral. Su principal aspiración es que el Ejecutivo le asegure el segundo lugar en las lides electorales.

Voluntad Popular. Hija putativa de PJ. Su legitimidad política le es reconocida cuando durante las Primarias para elegir el candidato presidencial que compitiera contra Chávez en la elección de 2012, Leopoldo López decide declinar su candidatura para apoyar a Henrique Capriles,  en un acto frente a las cámaras de televisión que tuvo mucho de teatro y payasada, pero nada de político. No tuve más remedio que votar por Capriles porque era la única forma de hacerlo contra Chávez. Durante el 2012 rompe, por cuestiones tácticas,  con PJ y proponen retomar la calle; lo logran, pero después lanzan lo logrado por la borda, mediante un movimiento que se denominó La Salida, y al  cual no hemos podido encontrarle un ápice de pertinencia y sensatez.

Alianza Progresista. Con este nombre, a falta de otro más “oficial”, englobamos  a los partidos políticos de izquierda y otras agrupaciones que han sido, y se sienten, víctimas del sistema electoral que de manera ventajista la dictadura le impuso al país. Proclama su inconformidad con los grupos que representan la polarización (MUD y Psuv) pero están más dispuestos a avenirse con un disidente chavista que con un salta talanquera de la Cuarta República. Su estrategia política es la denuncia permanente de todo lo malo acaecido durante la era chavista pero sin olvidar, más bien recordando y enfatizando, todo lo negativo de la Cuarta República. Y esto tiene una explicación, estos grupos representan al verdadero chavismo; que fueron traicionados por Chávez pero le siguen pasando la factura a los adecos y copeyanos de la Cuarta República.

La conclusión que arrojan los comentarios anteriores nos permite establecer que ninguno de estos grupos quieren una unidad nacional; los dos primeros porque su lucha es por el liderazgo de la maltrecha e inútil oposición; y la tercera (Alianza Progresista) porque su lucha es por un liderazgo ideológico que no pretende gobernar ni ser gobierno, sólo tener en la Asamblea Nacional a alguien que diga presente cuando Diosdado pase lista.  
Si no quieren forjar la unidad nacional, mucho menos están interesados en combatir la dictadura; más aún, ni siquiera reconocen la existencia de un gobierno dictatorial; eso explica la pretensión de las oposiciones de acabar con la polarización mediante la pluralidad partidista, lo que favorece y  apuntala la dictadura. Lo único que puede derrotar a la dictadura es la unidad de todos los que la rechacen. No importa si son de la cuarta, quinta o sexta. La dictadura será temporal si se alcanza la Unidad Nacional, de otro modo estaremos a las puertas de su eternización. En un contexto dictatorial la libertad y democracia deben ser factores polarizantes.


Los grupos opositores no son los culpables del desmadre político, pero sus líderes sí. Las próximas elecciones es una buena oportunidad para demostrar que, en ocasiones, el pueblo supera a sus líderes. Ya hay un precedente, las exitosas elecciones de las esposas de los alcaldes defenestrados. Dejen al pueblo en sus regiones decidir sobre lo suyo; sólo seamos nacionalistas e intransigentes con la Unidad Nacional.

domingo, 22 de marzo de 2015

El retorno de los brutos activos

Se dice que durante la primera guerra mundial los alemanes  clasificaron  su ejército con base en dos variables: inteligencia y dinamismo. Se formaron 4 grupos: Inteligentes Pasivos (Estado Mayor), Inteligentes Activos (oficiales de primera línea), Brutos Pasivos (soldados rasos) y Brutos Activos, a quienes el informe técnico indicaba que  fuesen fusilados por los propios alemanes porque… ¡son los que nos hacen perder la guerra!

El bruto activo es altamente ineficiente, entendiéndose por tal la incapacidad para hacer lo correcto, correctamente (la Revolución Bolivariana era correcta, pero no así su irreversible prostitución). Su espacio natural es el caos y su accionar favorito es la anarquía, por eso los efectos de sus acciones son, casi siempre, contrarios al logro de su propósito, con lo cual da armas al adversario y pierde las posiciones que hubiese conquistado.

En la política venezolana se ubican en ambos bandos, se hacen llamar radicales, dominan la dirección de los sectores en pugna: oficialismo y oposición,  y deberán ser controlados so pena de hacerles perder la “guerra” a los dos contendores: democracia y dictadura. Durante los gobiernos de Chávez éste monopolizó el nacimiento, desarrollo y auge de los brutos activos en el sector oficialista; de hecho, es el único de estos especímenes que en la política venezolana pudo considerarse como el más exitoso. Su muerte dejó en la orfandad al sector oficialista que, desconcertado, no atina a bregar con lo peor de Chávez: su legado.

En el campo de los opositores el sector de los brutos activos vivió su época dorada durante el primer lustro del siglo XXI: un fallido golpe de Estado, una huelga petrolera que fue un fracaso prolongado, y una abstención bendecida por el oficialismo porque  permitió el comienzo de la legitimación de la dictadura. Después de 2007 (primera y única derrota de Chávez),  los brutos activos se aplacan, aunque persisten las críticas (en mi opinión válidas) por la mala conducción de la dirección opositora. La muerte de Chávez, sin embargo, desata los demonios (brutos activos) opositores que cumplen la “hazaña” de La Salida y acogen las ridículas sanciones de Washington.

Actualmente los brutos activos tienen el control de ambas facciones, lo que augura para cada una de ellas un desenlace de “perder-perder”. ¿Cómo se puede revertir la situación para que la relación devenga en un “ganar-ganar”? Sincerando las verdaderas fuentes de poder. El chavismo deberá deslastrarse del legado de Chávez para poder continuar (renovada) la revolución chavista. Atarse al legado del caudillo es compartir la responsabilidad por el mayor descalabro político, social y económico que haya padecido Venezuela durante toda su historia. Para que el chavismo pueda seguir, Chávez deberá quedarse donde está.

En el campo opositor la ciudadanía debe estar por encima de la filiación partidista. Es imprescindible que durante la transición hacia el rescate pleno de la democracia se conforme y consolide una unidad nacional. Una unidad que represente a la ciudadanía y que, además, pueda acordarse con el chavismo sin Chávez para llevar adelante acciones conjuntas de coexistencia política mientras dure la transición. Un nuevo gobierno no es lo fundamental para iniciar el rescate de la democracia, sino la transformación paulatina de las instituciones claves para el ejercicio democrático: AN, TSJ y CNE.

El futuro no luce promisor; los brutos, tanto oficialistas como opositores, parecen tener ganada la partida, y siguen esperando, respectivamente, la resurrección de Chávez y la renuncia de Maduro.  

jueves, 12 de marzo de 2015

Democracias sin separación de poderes, o el último chiste de Samper

El señor Samper, Secretario General de Unasur, no se ha distinguido por emitir declaraciones pertinentes y afortunadas (recuerden el caso del diputado Serra), por eso no sorprenderá que comentemos a continuación lo que hemos calificado como el último chiste del dignatario, aunque, en honor a la verdad, a los venezolanos nos parece un chiste de los calificados como crueles o de mal gusto. Declaró, en una combinación chistosa y cínica que había invitado a los poderes judicial y fiscal a las conversaciones con Unasur, “habida cuenta de que en Venezuela existe separación de poderes” El chiste es aseverar lo anterior, lo cínico es pretender que él no lo sabía. Chiste y cinismo nos obligan a puntualizar.

En Venezuela no existe separación de poderes porque todos ellos fueron conculcados por Chávez. Eufemísticamente suele decirse que fueron conculcados por el Ejecutivo, pero eso no es más que una “hoja de parra” que, por lo demás, el dictador nunca pretendió ni usó, aunque sí lo hizo la claque de adulantes. La no separación de poderes fue uno de los obsequios que los aduladores del poder judicial le hicieron al dictador. En efecto, el Tribunal Supremo de Justicia no sólo aceptó la dictadura de Chávez  sino que teorizó con relación a su justificación; así, la anterior Presidenta y la actual del TSJ  han aceptado y defendido la tesis de que en Venezuela no debe haber separación de poderes porque ésta es contraria a un Estado socialista como el que existe en el país; en otras palabras, no solo no se practica la separación de poderes, sino que se rechaza. 

Pero Samper no se limitó a caracterizar indebidamente a un miembro de Unasur  al considerarlo como democrático, aunque carece de separación de poderes; sino que amenazó con el rechazo unánime a  “cualquier intento de desestabilización que se produzca en una democracia o contra un gobierno”. No hay que ser muy sagaz para intuir  que se estaba refiriendo a Venezuela, pero parece que al dignatario lo “traicionó el subconsciente” al hacer una fina distinción entre democracia y gobierno, porque toda democracia puede ser gobierno, pero no todo gobierno puede ser democrático. En Latinoamérica los gobiernos no democráticos de Cuba y Venezuela, por ahora, confirman la excepción; por eso Venezuela  recibirá también el “cheque en blanco” que está ofreciendo Samper, a pesar de no contar con separación de poderes.

Desde el 2006 hasta 2013 Venezuela padeció la dictadura de Chávez, y desde 2013 hasta hoy padece una dictadura chavista. ¿Qué tienen en común ambos períodos para ser calificados como dictatoriales? La ausencia en ambos de una separación de los poderes públicos, especialmente los correspondientes al poder judicial y al electoral; con el control del primero se asegura la impunidad de los delitos políticos; con el control del segundo se garantiza la perpetuidad del gobernante. Democracia y dictadura son polos opuestos y, en consecuencia, se repelen; en ambos sectores hay razones, pero en sólo uno de ellos (en la Democracia) hay libertad.


Con base en lo anterior es dable preguntar: ¿se puede desestabilizar una dictadura? Se puede y se debe;  y en algunas legislaciones, como la venezolana, se establece el por qué y el cuándo aunque no se precisa el cómo. Aún así, la oposición venezolana está obligada a sacudirse la actual dictadura recorriendo la ruta constitucional por su legitimidad y eficiencia. Como lo establece la Constitución en su artículo 350:  “El pueblo de Venezuela fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos”. Esta debe ser la ruta para restaurar el Estado de Derecho; la meta, generar y apuntalar una mayoría en las urnas electorales, en la calle y en la opinión internacional. Pero antes hay que superar dos alcabalas: la Unidad Nacional de la oposición y la derrota de Maduro en todas las instancias anteriormente señaladas. Ya sabemos que padecemos una dictadura, ahora hay que demostrarlo. En las próximas elecciones vota por quien sea, siempre que sea contra Maduro.